miércoles, 24 de diciembre de 2008

A este ser tan pequeño...

"no inculcar a sus hijos la moral cristiana lleva a muchos jóvenes a conductas egoístas e incluso delictivas"

El obispo aboga por la educación de los hijos en la moral cristiana."La ley del aborto o la eutanasia son un signo de la deshumanización".

Ha costado, valga la redundancia, "dios y ayuda" que este democrático periódico que es el Diario Córdoba publique el comentario que envié a las diez y media de la mañana.

Escamado por la certeza de que todos los mensajes "se revisan" antes de ser publicados para evitar, según la Dirección, insultos, cuatro horas después envié otro mensaje instando a la publicación del anterior en nombre de la libertad de expresión y alguna gaita más.

Supongo que al ser varios los remitentes que ya tenían mensajes "en cola de impresión", se han visto relativamente forzados a publicarlos. La prueba evidente de que quitan y ponen a su antojo es que mi mensaje de queja no ha salido a la luz.

Si eliminando la censura previa la Dirección del diario no se hace responsable de lo vertido por los lectores, la única explicación lógica es que el
Diario Córdoba tiene la directiva de ejercer la censura previa a la opinión de sus lectores.

martes, 23 de diciembre de 2008

Yo corono bombo, sin rollo

La Natividad está a punto de ocurrir de nuevo. Mientras, las gafas progresivas me han jugado una mala pasada mientras leía la letra del rap de marras. Se me han bailado las letras. Se ha relacionado una cosa con otra sin apenas intervención por mi parte -espero que no sea revelación inspirada por el espíritu santo- Y ha quedado una divina adaptación sobre lo que le ocurrió, según la leyenda cristiana, al personaje llamado San José. Coronó bombo, sin rollo, al parecer.

Sin comentarios, por favor. ;-)

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una religión ejemplar


La judía es una religión esparcida -esturreada- a lo largo y ancho del planeta. Sus practicantes conforman además una etnia dispersada a patadas quién sabe desde cuando. Si algo me satisface muy mucho de los judíos, es que rara vez hablan de sus creencias religiosas a no ser que se les pregunte. También es de agradecer que se abstengan de salir a la calle en babeante avalancha para hacernos partícipes de actos multitudinarios que a los enfervorecidos creyentes les podrán resultar de un sagrado que acojona, pero que al resto de los mortales pinta como simples actos circenses, de resultados tan sucios y podridos -tanto a nivel humano como bio-excrementario- como puede ser un partido de fútbol o cualquier otro espectáculo de subhumanos hiperventilados.

También me descubro ante los judíos por poseer la sensibilidad de no llamar a mi puerta con la intención de obligarme, por las buenas o por las malas, a convertirme al judaísmo y reconocer que Yavéh supera con creces la bondad y omnipotencia de cualquier otro dios o transbordador espacial. Darse de cabezazos contra un muro constituye una sana cura de humildad que bien harían en imitar otras confesiones.

El hecho quedar a tal hora en Palestina, formar un estado por su cuenta y riesgo y joder vivos a todos cuantos allí habitan, maldita la gracia que ha tenido. Pero desde la perspectiva concreta de esta entrada, se trata de un detallazo por su parte que, mucho mejor gestionado, podríase haber equiparado a cualquier otra maravilla del mundo.
Los judíos celebran sus festividades religiosas en la intimidad, se regocijan enre sí sin necesidad de espectadores; la experiencia de siglos les han enseñado a convivir con múltiples tradiciones y formas de vida, teniendo en cuenta además que su simple condición semítica nunca ha sido bien vista.

Comparado con, por ejemplo, los cristianos, pueden presumir de haber sido una religión realmente perseguida. Dos docenas de adeptos como menú del día de unos cuantos leones debe parecerles una bagatela. Eso es modestia.

Si es usted vecino de un judío, probablemente nunca llegue a descubrirlo. Si lo es de un católico, un testigo de jehová, un budista o un musulmán, lo sabrá antes de haber despachado al camión de la mudanza.

Siendo el musulmán algo más moderado -en Europa, donde el catolicismo institucional y el ateísmo callejero surten un acusado efecto "kriptonita"- , el exhibicionismo de gabardina del católico se despacha a sus anchas.

No se entiende de este movimiento socio-político -lo de "religioso" es sólo para despistar- es su falta de imaginación, o su exceso de mala leche. Los judíos crearon su propio Estado -con los apuntes y gravámenes antes mencionados-. Los católicos también, pero sin el menor sentido de las magnitudes. En el Estado Vaticano casi no caben católicos. De hecho, los pocos que lo habitan tiene toda la pinta de no profesar el cristianismo. O sea, que han construido una simple quinta, un villa olímpica para los cuatro mandamases. Es como si la Casa Blanca estuviese en Punta Umbría.

Hombres de dios... está la Tundra, Siberia, La Patagonia, todos terrenos inabarcables, no urbanizables, ricos en minerales, fosfatos, petróleo, flora y fauna, pero que a poco que se empeñen pueden recalificar y convertir en un estupendo Estado. Y no me vale la excusa de que por allí no pasa ni Cristo.

Imagínense, católicos... todos ustedes, juntos... podrían abolir el aborto por mayoría absolutísima... aprobar el electroshock para los homosexuales, el Partido Popular, por fín, ganaría las elecciones poniéndose a su nombre todos los escaños que les apeteciera... Zapatero sería el presidente de un gobierno extranjero y hostil... los enfermos terminales rabiarían sin límite hasta el último suspiro, a mayor gloria e imitación de la pasión de Nuestro Señor... la industria de los crucifijos haría furor, los ateos de Europa compraríamos las infinitas variedades que de ellos pueden manufacturarse, para coleccionarlos como objetos exóticos (por fín podría deshacerme de las máscaras africanas)... la moneda legal en curso con la efigie de la Madre Teresa y la reproducción de la firma de Monseñor Escrivá como Interventor del Banco de... bueno, de Cristolandia, por ejemplo...

Piénsenlo. La práctica totalidad de los promotores de viviendas se adherirían al nuevo proyecto, los abañiles y personal de oficios se convertirían al catolicismo para obtener un puesto de trabajo -que un converso voluntario queda como soso, sin mérito- en la construcción de las decenas de nuevas ciudades que serían necesarias para albergar al 80% de la población mundial, un templo por cada 20 habitantes, miles de sedes de cofradías y hermandades, media docena de espaciopuertos para los jinetes del apocalípsis, centros de juventudes cristianas donde rajar a pierna suelta de la Educación para la Ciudadanía, viviendas cuyos portales lo serían de belén, con su niño, su burrito y su buey al fondo, en el hueco de la escalera... amplias avenidas balconadas para la semana santa... podrían mantener el alumbrado navideño durante todo el año -como alumbrado público-, podrían incluso llevarse a Don Juan Carlos y toda su troupe, y llamarle Melchor -es comprensible que de Gaspar y Baltasar no quieran ni agua- y la monarquía ya no tendría por qué ser parlamentaria... la prostitución sería prohibída como primera medida de promoción, de forma que, por 25 euros, podrían follar a media tarde estando a la hora de la cena confesados, perdonados por el Altísimo y tomando la sopa con su esposa e hijos, viendo todos juntos Popular Televisión, en sagrada comunión multimedia.

Fíjense sino en los musulmanes, han conseguido una organización del Estado que sería la envidia de cualquier Conferencia Episcopal que se precie. El gobierno sigue escrupulosamente los criterios de los ministros religiosos, dictados directamente por el mismísimo Mahoma, que es el profeta competente para esa confesión. ¿Se han parado a pensar, católicos, que Cristo no sólo es profeta, sino que consigue eludir la incompatibilidad de cargos y asume losl de Presidente y Vicepresidente del Cristianismo de una sentada? Es que no hay color, digan lo que digan.

Al vivo ejemplo de los norteamericanos con los castillos irlandeses, sería de agradecer incluyesen las catedrales en el ajuar, que partidas presupuestarias ya se habilitarían con gusto. En el caso de Córdoba, ni preocuparse por el agujero resultante del desalojo en la nave central, que plásticos de cobertura no faltarán, entretanto los musulmanes se deciden a hacer lo propio con su parte de inmueble.

Claro que, sin ateos, ser católico ya no tiene aliciente. El católico es muy de apostolar. Es decir, programar incursiones, a lo misionero de barrio, en busca de infieles a los que derribar moralmente a base de enseñanzas nuevotestamentarias. En eso son como los comisionistas. Pareciése que les pagan contando las almas que traen al cinto, como las cabelleras en los sioux. Bien mirado y aprovechando la comparación, es otra forma de hacer el indio.

Pero de vuelta al positivismo resolutivo que me enardece hoy, sólo en una situación de autonomía geo-política-distante sería viable la legítima aspiración del mundo católico de fusionar Iglesia y Estado, despreocupados del yugo laicista que pende a diario sobre cualquier manifestación ético-religiosa vertida al éter, y que tan hasta los cojones nos tiene a ambas partes. Se trata de convivir en paz, y el único remedio empíricamente efectivo a tal fin pasa por miles de kilómetros de tierra, mar y aire, de por medio.

Es cuestión de imaginación. Todo un abanico de posibilidades que haría de este mundo un feliz y mucho más equilibrado.... tablero de Risk. Con los colores chillones y bien marcados.

martes, 16 de diciembre de 2008

La Memoria Anónima.

Casi todos nos vamos de este mundo de puntillas. Nuestra biografía anónima apenas sobrevive dos generaciones antes de diluirse definitivamente en la amnesia del desinterés de quienes vienen detrás por conocer de quién provienen. En la película "Enemigo Mío", la tradición de la raza de uno de los protagonistas, prescribía que todo individuo tenía como primera obligación vital el conocimiento y transmisión oral de su genealogía a sus descendientes, de forma que cada individuo no era sino el representante vivo de la memoria de todos aquellos que le antecedieron. Eran una especie de iguanas evolucionadas.

No son pocas las culturas humanas que rinden culto a sus antepasados. Aún así, si algo perdura en la memoria hereditaria de los parias, son los contados hechos loables -y deformados por el tiempo- del tatarabuelo, en el mejor de los casos. Pero quién fue, porqué, sus errores y, en definitiva, su humanidad -único testimonio de su existencia- se habrán evaporado para siempre a los pocos años de su desaparición. En realidad, es como si nunca hubiesen nacido.

Es lo ocurrido a muchos hombres y mujeres que dedicaron su vida a construir la dignidad y honestidad de otros seres humanos, empeñados en imbuir en sus mentes el discernimiento y la dimensión real del mundo que les rodeaba.

Fueron, y son, muchos. Pero hoy, de entre todos, me viene un nombre, reverdecido mientras repasaba viejos papeles, notas y apuntes de una época en la que aún estaba de vuelta de todo, recuerdos de una vida que ya parecía vivida, la sabiduría conque nos embadurna la inexperiencia.

El Goliath de cabeza de huevo, ojos saltones y parlanchines, de gruesos labios infalibles traductores simultáneos para sordomudos. Amante de todo lo amable, destructor crítico, impredecible y certero como un rayo, estrujador de conciencias, hazmerreir de los lerdos, espectador exigente, manirroto de las verdades con minúsculas.

Quien sólo le recuerde como un extravagante impartidor de clases de francés y filosofía, quizá tenga razón.

Pero Otto Wagner dibujó y abrió en muchos adolescentes, para bien o para mal, puertas sobre paredes que parecía lisas, en una época donde disentir, elevarse y desentrañar la relación entre las cosas, salirse del rebaño, ya empezaba a ser el primer paso hacia el ostracismo.

Ojalá otros que te conocieron más y mejor escriban y abunden, algún día, sobre quién fuiste, antes de que sean sus propias memorias las que se esfumen. Como un ínfimo y tardío homenaje, hoy leeré una página de Zubiri.

lunes, 15 de diciembre de 2008

No se hizo la miel para la boca del burro.



Entramos en la política participativa como quien penetra un denso banco de niebla, a tres décadas ya de distancia. El humo de la demagogia, la sombra amenazante del nosferatu pasado, los codos con codos frente a las primeras pancartas bajo un sol recién estrenado, las primeras elecciones, siempre al son acuciante del sí o no sin paliativos, sin vuelta atrás, sin opción a leer la letra pequeña. Que si Alemania lo tiene, es porque es bueno. Y no digamos de Francia. Aunque Italia siempre me siembra la duda.



Así, nos hemos venido desenvolviendo ante el “vuelva usted mañana” de los distintos gobiernos que nos han desgobernado a conciencia. Pero, eso sí, con un tacto exquisito, un respeto intachable. Apenas una tenue neblina queda de la opacidad de los 80. Ya podemos –si queremos- prever lo que viene, evitar los obstáculos y optar por los atajos más solventes, ahora que cada cual está en el lugar que le corresponde y hemos aprendido los términos del argot político al uso.



Un Título tan Octavo como Enrique, regio, recio, rancio, origen de la orgía forzosa que nos pone a cuatro patas unos contra otros para darnos contra natura sin poder decir ésta minga es mía. Porque a saber de quién es ésta, y ésta, y ésta otra, que ya ni lágrimas me quedan. Que de rechinar los dientes masticamos polvo de marfil.



Cuánto me acuerdo de ti, ahora el más viejo de mis amigos, tan viejo que sólo tus certeros augurios quedan ya en este mundo. Qué no se perdió al morir el sextante infalible de tu memoria, marcando la dirección correcta que, entonces, tanto me costó creer. Cómo querría hablar de ti sin delatarme, siendo como has sido uno de los pocos gladiadores socialistas que han pisado este circo.



Qué organización. De qué territorio. De qué Estado. De qué tótem estamos hablando. Por mandato de uso, el dedo índice se está alargando más que el corazón. Qué mísera diferencia nos distingue ahora del enfermo físico y mental que nos tuvo en cuarentena. ¿La ridícula e insultante pecera donde evacuamos periódicamente nuestra responsabilidad como ciudadanos, como seres humanos? No es suficiente. En realidad, es insignificante.



El Sistema criba a los mejores y los deja en la cuneta, mientras los octopus indeseables escalan hacia la cima. Las listas electorales lo son de individuos e individuas en muchos casos de aptitudes deleznables, de demostrada incompetencia, de nula capacidad de servicio público, de evidentes prácticas de autoabastecimiento cortijero. Son las listas de los listos que, a través de la intriga en cada uno de sus partidos, logran meter sus nombres en el bombo de la lotería política, a la espera del gordo o la pedrea que, de una u otra forma, les asegure sueldo y prebendas por cuatro años. Y se cuentan por miles de estos pequeños vampiros. El Sistema culmina su eucaristía democrática concejalizando a estas remorillas y distribuyéndolas por los miles de municipios del Estado en forma de tenientes del alcalde de tal y cual.



En mi pueblo, cuando alguien se hace el sordo suele decirse que está “teniente”. Igual la cosa viene de ahí.



Así, el Municipio “consagrado” se ha convertido, vía desarrollo legislativo del Título VIII de nuestra prostituida Constitución, en un enjambre de reinos de taifas donde las remorillas imparten pan y justicia en condiciones de auténtico descontrol, una vez conseguidas las cuotas de autonomía que “iban” a hacer de los ayuntamientos el auténtico órgano participativo de la ciudadanía, en primera persona. Y una mierda.



A estas alturas, cualquiera que, con conocimiento de causa, defienda que la descentralización y concesión de autonomía a las administraciones locales “agiliza” y torna más efectiva la prestación de servicios a los ciudadanos, o miente como un bellaco, o se está llevando a la boca un cucharón así de grande, a rebosar de pastel.



Como es usual decir hoy en día, “Marbella somos todos”. Y lo somos porque mientras que un ayuntamiento tenga poder legal para recalificar un suelo, el peligro es inminente. El suelo que pisamos es algo muy serio, es una fuente inagotable de riqueza y de pobreza, sobre él están construidas las casas que habitamos y albergan los servicios que nos son imprescindibles. Contienen llanuras, montañas, ríos, simas y bosques. Los ayuntamientos han aprendido mucho y rápido, la ley les ampara, y han encontrado mil y un caminos y vericuetos para quitar y poner a su antojo, para elegir impunemente qué normativa interesa cumplir a rajatabla y cual consideramos de “observancia optativa”.



La información púbica suele pasarse por ahí, por el mismísimo pubis de los mandantes, que te informan que para los descontentos y obsesos de la justicia están los abogados y procuradores. Así que ahí llevas, ésto es lo que hay y tienes dos meses “recurrir”. ¿Recurrir a qué? ¿a las armas? ¿a quemarme a lo bonzo de pura desesperación?



El resultado puede ilustrarse con miles de ejemplos. No puede considerarse que el Sistema funcione por el simple hecho de que algunas docenas de concejales y alcaldes hayan sido destituidos y encarcelados por delitos urbanísticos. La realidad es que este hecho es la punta de un inimaginable iceberg, el mismo que nos ha catalogado ante Europa como “caso aparte” en la crisis económica generalizada. La nuestra denota un valor añadido, Spain is different, una vez más.



Quién necesita activos tóxicos teniendo el mundo a un tiro de decreto de alcalde electo, en un país de fábula donde al Estado le han dejado la competencia exclusiva sobre el diseño de los uniformes de las fuerzas de seguridad. Y gracias.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La Dictadura del Pollo Frito.

Saca Ganancias, Aunque Estafes.
Esta declaración estratégica podría convertirse en uno de los muchos desgloses posibles que pueden responder a las siglas SGAE, institucionalmente conocida como Sociedad General de Autores y Editores. De España.

Convertida en un todopoderoso Lobby, SGAE no ceja en su empeño de niña mimada gubernamental, que como buena piraña empieza por la uña, toma el dedo, la mano, el brazo y aspira, sin lugar a dudas, a saquear a tantos y cuanto le permita el dispar y desquiciado criterio de la estructura jurídica del país, donde a hacer de su capa un sayo se denomina sentar jurisprudencia. Es decir, sentar precedentes, sin tener en cuenta si los tales se atienen o no a Justicia. Basta con el carácter de pseudoley que le otorga el simple y discutible hecho de ser la opinión de un juez.

Comparado con otros asuntos, el robo por goteo a que nos somete el PSOE a través de su brazo armado, la SGAE, es del todo irrelevante. Soy consciente.

No obstante, me ha resultado imposible contener la necesidad de exponer una vez más esta actitud rateril, bajuna, abusiva y avalada por el BOE, con la que el presidente del gobierno ha derogado la presunción de inocencia de los ciudadanos de todo un país.

Una vez tomada la justicia por su mano, los tribunales van cediendo competencias a la banda de carteristas que dice gestionar los intereses de sus artistas reunidos -geyper-, que al día de hoy obtiene la validación de pruebas audiovisuales e indentificaciones obtenidas con métodos reservados exclusivamente a las fuerzas de seguridad del estado y bajo orden judicial. Es la dictadura del pollo frito, llamada así en honor al fundador de la dinastía.

La Red abunda en informaciones detalladas de los delitos y atropellos jurídicamente justificados que perpetrados, una vez añadida la obligación de abonar una cantidad a la SGAE por cada electrodoméstico o servicio capaz de distribuir, reproducir o grabar una imagen o sonido, así como todo soporte apto para contenerlos. Es decir, todo lo que no sea un microondas.

Lo que si resulta necesario definir es en qué punto les van a parar los pies, por más que existen ya algunas sentencias favorables a los denunciados -las cuales, paradójicamente, parecen no merecer la sentada jurisprudencial- visto que los medios y ambición de la SGAE parecen inagotables. La cosa, desde la perspectiva de las libertades civiles, no es para tomarla a broma. La moraleja que se desprende del film "1984" sólo necesita tiempo para hacerse realidad, en determinados aspectos, si no se concede un mínimo derecho al ciudadano a disfrutar gratuitamente del arte en sus múltiples formas, sin la incertidumbre de delinquir sólo por no ser sordo o ciego.

Hasta el momento y gracias a los programas P2P de intercambio de ficheros informáticos, es lícito reconocer que la disputa entre los amantes de la imagen y el sonido y la SGAE, queda en tablas. Y quizá es así como deba ser. Los autores crean, su obra les pertenece mientras no la donen voluntariamente y en las condiciones que, como propietarios, decidan. Pero por más creaciones que se dupliquen e intercambien, tanto la SGAE como los creadores e intérpretes saben que se siguen, y seguirán, vendiendo millones de copias originales, y que los "downloaders" compulsivos se limitan a acumular gigas de información que tal vez nunca lleguen a degustar. Una enfermedad relativamente común que a más de uno podrá costar un disgusto si nadie impide que la SGAE amplíe su red de "sniffers" de la red, recabando datos y pruebas para denunciar a gente que recopila obras para uso privado que, de todas formas, no piensa adquirir. Simple curiosidad. Pero no deja de ser un sabroso filón de ingresos si logran la cantidad necesaria de jurisprudencia -o necedad judicial, como se prefiera llamar-, que nos obligará en el futuro a insonorizar nuestras viviendas para que el sonido del Ave María de Bisbal no taña los martillos auditivos de algún vecino delincuente, o que prestar un libro se convierta en transacción ilegal de derechos adquiridos, o tener que demostrar ante un tribunal que mis fotos de insectos o flores, de las que soy único autor, no pertenecen a la Filial de Entomología y Botánica Digital de la SGAE.

Sirva como botón de muestra que la SGAE ha intentado, de momento sin éxito, que se juzgue ilegal el simple "recorta y pega" de un texto entre sitios web, aunque se cite la fuente autora.

De todo ésto, lo único inadmisible es la política de la SGAE de disparar a todo lo que se mueva, y la paulatina desprotección y permisividad al abuso hacia los ciudadanos que la aplicación interesada de una ley que, aplicada en sus justos términos y con las debidas reservas, podría ser incluso equitativa.

Por cierto ¿podrán dormir tranquilos los vecinos del pueblo de Arquillos, donde ha sido tomada esta fotografía? ¿podré dormir tranquilo yo mismo, por haberla tomado?

Libertad de impresión


Al margen de que Beatriz Montañez reúna en su persona un dechado de virtudes de toda índole absolutamente adorable -aprovecho para pedir, formalmente, su mano-; al margen de que el equipo de El Intermedio esté logrando proporcionar una contracorriente más que saludable en el detritus multimedia que avasalla a todo aquél empeñado en encontrar algo de calidad en la televisión; y al margen también de que el límite nunca debe significar la carencia de límites, ví y escuché hace unos días -en el transcurso del programa al que aludo- una opinión puesta por la Redacción en boca de Beatriz. Añadido a su arrebatadora presencia, Beatriz posee y utiliza un intelecto privilegiado, realzado con sorna por Wyoming en el simpático teatrillo que montan a diario para amenizar las andanadas de sentido común y humor conque, las más de las veces, nos deleitan a sus incondicionales y dejan tocados de ala a más de cuatro alfeñiques.

Comentaba Beatriz sobre los mensajes SMS que ruedan por los bajos de muchos debates -de o más variopinto- que se montan en las televisiones, haciendo hincapié en algunos de claro contenido xenófobo. Acto seguido, de sopetón, dejó caer que resultaba evidente que los mensajes enviados por los telespectadores, en tiempo real, eran incorporados a la emisión sin un, a juicio de los guionistas de El Intermedio, filtro previo.

Dicho lo cual, se quedó tan ancha. Y me quedó un regusto áspero. La impresión -libre impresión- de que se estaba solicitando una censura previa a la opinión de los ciudadanos. A su libertad de expresión.

Por mi parte, necesito sentirme libre de opinar -que no de actuar-, porque la sensación que, en uso de mi libertad inalienable, me causó, me llevó a una cavilación con puesta de carne de gallina incluida: que la teoría de los pensamientos únicos está conduciendo a la bipolarización de la libertad de expresión. Que cada uno de los polos empieza a exigir su cuota de censura sobre los planteamientos del polo opuesto.

La sociedad de cualquier época -y sobre todo la actual- es un compuesto enrevesado en el que los intereses y casuísticas se enfrentan y generan puntos de vista dispares, encontrados, dependiendo de la posición que cada cual ocupa dentro de este inmenso tablero de ajedrez.

Personalmente, la posiciones xenófobas me parecen del todo equivocadas. Como me lo parece la publicidad consumista. O la estampa de un alto cargo político arrodillado, idolatrando una imagen de yeso.

Me pregunto si mi orientación ideológica me otorga el derecho de censurar la libertad que, al igual que yo, asiste al resto de los seres humanos a expresarse. Más que nada, porque la situación podría ser perfectamente reversible.

martes, 9 de diciembre de 2008

¡ Múuuuuuuuugica !


Pero qué hace un socialista -como usted-, en un lugar -como La Cope-. De verdad que me he pasado media vida defendiendo y publicitando las bondades tanto de su persona como las de la Institución que encarna, Sr. Defensor del Pueblo, Don Enrique. Pero ya le digo, a quién se le ocurre meterse de patas en los manglares de La Cope, nadando como si nada entre alimañas y bestezuelas varias, a cada cual más cutre y barriobajera, amén de amén.

¿Qué ha conseguido Ud., Sr. Muuuuugica? pues que los más progres entre los pogres le pongan como un ropón. A pillar moscas, vamos. A usted le va a dar igual, y muy bien que hace. Ha echado la carnaza en el lugar adecuado, para salvar la piel. No dice mucho de usted, Sr. Enrique Muuuuuuugica, pero ya se sabe que la dignidad y los principios está reservados para ésos, para los tontos, activistas, librepensadores, conservacionistas e intelectuales selectivos a la hora de aceptar invitaciones de programas de radio-basura.

Y conste que le tengo fe, que estoy con usted. Mirando la foto, qué quiere que le diga, yo hubiese hecho igual, decir lo que me decían que dijese los tres vestigios de homínido arriba representados. Y gracias a que la Schlichting no cayó en la cuenta de pedirle que soltase éso de muerte al borbón, que si se le ocurre le chafa el fin de fiesta a ERC.

Apuesto que hasta Hugo Chávez está orgulloso, Sr. Muuuuuugica, de su más que justificada salida de tono en el emponzoñado baluarte de La COPE: la constancia de que uno no es el único que puede pasar por imbécil integral alivia, oiga.

Yo, que soy muy bestia, en estos casos propongo dar una segunda oportunidad. Se atraviesa al sujeto -usted, en este caso- con un estoque que entre por la cerviz y se detenga justo a un centímetro de la próstata. Entonces, se repite la pregunta: ¿qué opina usted de la tauromaquia como arte?

Este planteamiento es imaginario y en absoluto deseable, obviamente, pero, Sr. Múuuuugica, no coincide usted conmigo en que, al menos, tendría un elemento más de juicio a la hora de hablar de sensibilidad?

sábado, 15 de noviembre de 2008

Eduardo Zaplana vuelve al Congreso, de incógnito.



Acostumbrados como estamos a las fotografías trucadas con el fotoshop, apenas si prestamos atención a los detalles.

Pues bien, no salimos de nuestro asombro. Y no porque la Mesa del Congreso haya aprobado rendir homenaje a una monja dedicándole una placa en el núcleo mismo de la pluralísima soberanía popular hispano-mundial, sino porque ha pasado desapercibido -tanto al gobierno como a la oposición- que la tal sor Maravillas es tan real como Iron Man, tratándose pues de un personaje inventado por a saber quién para colar... nada menos que un retrato de Eduardo Zaplana, eso sí, parcialmente oculto por un burka, por motivos que no alcanzamos a comprender.

Desde este blog estamos en condiciones de garantizar que la fotografía situada a la izquierda -y sólo ésa- no es fruto de montaje alguno, y emplazamos al gobierno a iniciar una investigación al respecto ya que, el merecimiento de tal alto reconocimiento por parte de la Cámara ha de recaer forzosamente en Sor Ana Botella en primer lugar -por méritos y motivos que no es necesario enunciar-, sin perjuicio de que, en posteriores homenajes, Eduardo Zaplana -ya vestido de calle- pueda ser incorporado a la lista de eméritos congresuales, por motivos que tampoco es necesario recordar.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

La Memoria Anónima. borrar

Casi todos nos vamos de este mundo de puntillas. Nuestra biografía anónima apenas sobrevive dos generaciones antes de diluirse definitivamente en la amnesia del desinterés de quienes vienen detrás por conocer de quién provienen. En la película "Enemigo Mío", la tradición de la raza de uno de los protagonistas, prescribía que todo individuo tenía como primera obligación vital el conocimiento y transmisión oral de su genealogía a sus descendientes, de forma que cada individuo no era sino el representante vivo de la memoria de todos aquellos que le antecedieron. Eran una especie de iguanas evolucionadas.

No son pocas las culturas humanas que rinden culto a sus antepasados. Aún así, si algo perdura en la memoria hereditaria de los parias, son los contados hechos loables -y deformados por el tiempo- del tatarabuelo, en el mejor de los casos. Pero quién fue, porqué, sus errores y, en definitiva, su humanidad -único testimonio de su existencia- se habrán evaporado para siempre a los pocos años de su desaparición. En realidad, es como si nunca hubiesen nacido.

Es lo ocurrido a muchos hombres y mujeres que dedicaron su vida a construir la dignidad y honestidad de otros seres humanos, empeñados en imbuir en sus mentes el discernimiento y la dimensión real del mundo que les rodeaba.

Fueron, y son, muchos. Pero hoy, de entre todos, me viene un nombre, reverdecido mientras repasaba viejos papeles, notas y apuntes de una época en la que aún estaba de vuelta de todo, recuerdos de una vida que ya parecía vivida, la sabiduría conque nos embadurna la inexperiencia.

El Goliath de cabeza de huevo, ojos saltones y parlanchines, de gruesos labios infalibles traductores simultáneos para sordomudos. Amante de todo lo amable, destructor crítico, impredecible y certero como un rayo, estrujador de conciencias, hazmerreir de los lerdos, espectador exigente, manirroto de las verdades con minúsculas.

Quien sólo le recuerde como un extravagante impartidor de clases de francés y filosofía, quizá tenga razón.

Pero Otto Wagner dibujó y abrió en muchos adolescentes, para bien o para mal, puertas sobre paredes que parecía lisas, en una época donde disentir, elevarse y desentrañar la relación entre las cosas, salirse del rebaño, ya empezaba a ser el primer paso hacia el ostracismo.

Ojalá otros que te conocieron más y mejor escriban y abunden, algún día, sobre quién fuiste, antes de que sean sus propias memorias las que se esfumen. Como un ínfimo y tardío homenaje, hoy leeré una página de Zubiri.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Pero ¿qué mestaj contando?

De nueve mil pies del altura, para arriba, éste que lo es no se cree una palabra. La realidad se alimenta de milongas y cuentos, cuentos chinos, cuentos que ni por el gaznate de los críos pasan. Y uno, que va acumulando años, desengaños y desbarajustes de todo calibre, pasa por cretino de necesidad, agarrando los picos de las mantas día sí, día no, sopesando las consecuencias de tirar. Y optando siempre por dejarlas como están.

El saco de maná de las ilusiones, de las esperanzas, se agota, se va agotando; rascas a tientas el fondo áspero y palpas apenas migajas. Los felices adaptados, integrados prematuramente en la colmena sin un ápice de esfuerzo, no lo entenderán. Son asumidores profesionales del entorno, portadores del mudo encargo vital de contagiar "boca a boca" su concepto de felicidad, cundiéndolo con el ejemplo. Qué mejor forma de apostolar que con la imagen viva que muestra las prebendas que reporta el sometimiento.

Juraría que el ahora resulta de un meticuloso cálculo mercantil. Me tranquiliza intuir esa existencia superior alojada entre almohadones en el más alto despacho de la más alta torre financiera. Ella rige el mundo a grandes rasgos, con trazos gruesos que cada uno de los millones de individuos afinan y detallan en su quehacer diario, pero que en nada cambian el aspecto, la perspectiva general del cuadro. De esa forma, al menos, me ahorraría el tedio de buscar un porqué.

Empiezo a temer la inexistencia del por otros tan temido plan director. El gran hormiguero humano se dibuja más bien como un numeroso conjunto de hormigueros con una limitada conexión entre sí. Universos aislados de hábitos, objetivos y necesidades diferentes, como muros frente a frente, imposibles de conjuntar y orientar hacia un horizonte común. Globalicen sin miedo, que del suelo no pasamos.

La vida es demasiado corta como para exigirle, además, que sea brillante. Cuando empezamos a razonar es tarde para dar marcha atrás. Con la inercia que nos aplican apenas tenemos tiempo de echar un vistazo, y es necesario elegir la dirección en plena marcha, preguntándonos mientras avanzamos si el sentido no será el opuesto. Así que no queda sino improvisar y asumir el probable tiempo perdido.

Los grandes filósofos pacifistas de siglos pasados murieron poniendo la otra mejilla, en la firme creencia de haber cambiado algo del mundo que encontraron. Tal vez se fueron en paz consigo mismos, pero equivocados. Los pocos caudillos y mesías que resistieron la corrupción -en general por la falta de oportunidades que supone un balazo en la cabeza- han pasado a los anales de la historia como simples "buenazos" puestos como ejemplo de lo que debería ser. Y poco más. La juventud es breve y apenas da para acudir a cuatro manifestaciones con fondo de utopía. Luego llega la realidad. Cubrir las necesidades, y la necesidad aún más perentoria de adaptarse y elegir entre consagrarte como un paria, o como un artista. A los parias se les ignora. A los artistas se les aplaude en el momento, y un instante después se les archiva en un lugar recóndito del subconsciente, allá donde la conciencia rara vez llega.

Quién se acuerda cada día de las lecciones magistrales de Mario Moreno o Patxi Andion. Quién prefiere vivir los sueños de diseño, a despertar y asumir la realidad.

Suerte, desde aquí, todos aquéllos que en estos momentos pugnáis por traspasar las empalizadas de Melilla. Sed bienvenidos a... Matrix.

viernes, 3 de octubre de 2008

Platero y ella, o la suerte de la fea.


Por la descripción literariamente impecable que de su cuadrúpeda persona hace su creador e interlocutor con el mundo real, quien más y quien menos tiene la idea hecha sobre cómo es Platero. Lo que en cabeza de uno ni de otro entraba, era que ese hocico húmedo flirtearía un día con el busto vivo de la mismísima reina de Castilla y territorios anexos, que al nombre de sabiduría responde.

El antaño castigado y como de mal nombre usado animal, vive hoy su época suave, como de algodón, felizmente sustituido por el diésel y mimado hasta el extremo del real morreo, siendo así previsible nominarle a honoris causa en el Príncipe de Asturias, que asnos más burros, además de zorros, se han visto laureados en Oviedo, no sin antes haberlo comido y bebido.

Pocos se percatan, sin embargo, que desde la dehesa contempla con sana envidia la subida de escalafón de los plateros del mundo, el bóvido azabache insignia de lo español que no se ve reflejado, en prosa o en verso, si no es para alabar sus estertores lacerados de sangre y metal, si no es para contar con qué garbo se deja chulear por un asesino y andante árbol de navidad.

Tiene el toro por cierto que llegará el día en que los cerdos del matadero y los ciervos del monte también anhelarán su destino, pero también que ése día no será hoy, ni mañana, que su suerte reside en un sórdido corredor, de la muerte, que encontrará masticando barro hecho de sangre y albero.

Entretanto, la Reina de los plateros lucha quedamente con las armas de su ausencia, reprobación por real silencio e indiferencia, mientras los Antonios Burgos del mundo despotrican, impotentes, sapos y culebras en tentativa de feroz chantaje castizo.

Las muchas diferencias entre griegos y romanos incluían, desde luego, el respectivo nivel de humanismo, de humanidad. A los hechos me remito.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Dos más dos debería sumar cinco.


Se dice que una mentira deja de serlo a fuerza de repetirla. Una sola afirmación es en la que coinciden los adocenados contertulios de todas las mesas en todos los debates que se montan por doquier en estos días, en televisión y radio, con motivo del advenimiento de nuestra señora, la crisis, y las paridas que por boca de uno y otro bando se dejan oír. Uno puede reflexionar sobre los puntos contradictorios a fin de decantarse por una u otra opinión, si le apetece, pero las afirmaciones manadas del consenso suelen escapar al análisis.

En este caso intentaré evitar el roce con las ondas emocionales, me limito a exponer fría y maquinalmente las premisas tan ciertamente como me sea posible, y obtener una conclusión.

El obrero, empleado, trabajador por cuenta ajena o como quiera que decidamos denominarlo, posee un bien vendible como es su capacidad para desarrollar un trabajo que produce un beneficio al empleador o empresa. La empresa necesita ese potencial y ofrece un precio por él, el salario, junto con una negociación de horario y resto de aspectos que afectan a la relación entre comprador y vendedor.

Todo comprador tiende a buscar el producto que, sin perder calidad, pueda obtener por menor precio. Todo vendedor pretende obtener el máximo beneficio por su mercancía, su capacidad para realizar un trabajo, en el caso del obrero.

Hasta ahora, la cosa es de una simpleza que pasma.

Vaya usted a saber por qué motivos, la convicción más de moda y sobre la que al parecer no hay tutía, dice nada menos que la inmigración es necesaria, imprescindible para España. Y es cierto, según como se mire.

Como también lo es que cuando el Mercado se inunda de un producto, el precio de éste baja. No es un invento mío. Es la ley de la oferta y la demanda, que rige de forma similar en el caso de los tomates, los coches y las relaciones laborales.

El equilibrio entre posibilidad de empleo y mano de obra ofertada obliga a satisfacer la demanda de subida salarial para poner en marcha el proceso productivo, manteniendo al mismo tiempo la estabilidad en los precios para no perjudicar el consumo, limitando de esta forma a unos índices razonables el rendimiento del capital invertido.

No es cierto, pues, que no existan españoles dispuestos a hacer determinados trabajos, labores agrícolas principalmente. Lo que no todos están dispuestos es a realizarlos bajo las condiciones y con los salarios impuestos por la patronal del sector. De hecho, a poco que busquen, pueden encontrar más de diez mil, los mismos que a estas horas están recogiendo uvas en Francia. Eso sí, duplicando o triplicando el salario que percibirían por el mismo trabajo en España.

De la misma forma que cualquier operario español acepta encantado trabajar en empresas públicas de servicios como EMACSA o SADECO –por citar ejemplos conocidos y cercanos-, a pesar de lo ingrato e insalubre de las tareas que pueden llegar a ser necesario realizar (cuando no sencillamente repugnante, si pensamos en alcantarillados plagados de cucarachas y ratas). Pero basta con dar un vistazo a los convenios colectivos de estas empresas y los ingresos anuales de sus empleados para entenderlo.

La inmigración es necesaria, desde luego, pero sólo para propiciar la devaluación del trabajo del individuo en beneficio del rendimiento económico del empresario.

Personalmente, el cinco me parece un número sublime. Pero no por ello dos más dos dejan de sumar cuatro.

martes, 16 de septiembre de 2008

¿El último traspié?


Al Capitalisto medio se le doblan las rodillas. La inhumanidad y la barbarie al fin están dando sus frutos, y el tinglado se viene abajo como si de una demolición controlada se tratase, desde arriba y en vertical, hacia abajo y arrastrando toda la estructura en su desplome. Pero resulta que es incontrolada e imprevisible.

EEUU perseguía al enemigo equivocado, y lo hacía a partir de sus fronteras. Tantos cientos de miles de seres humanos defenestrados colateralmente para acabar percatándose de que el peor y único enemigo de los EEUU, son los EEUU. Como le ocurrió en su día a la URSS. Por las siglas de las siglas.

Entretanto, en mi pueblo (yo vivo en un pequeño pueblecito, muy al Norte de Africa), el paleto presidente de la CECO se pasa el día augurando, como una bruja lola del malangel, pero en gratis. Dice que no te rías, que el siguiente vas a ser tú, ganadero, agricultor, tendero, que no te rías que te va a poner tres velas negras, porque ha subido el precio del chorizo, que antes se vendía por cuatro perras.

Volviendo a la estratosfera, éste es el segundo camino que se acaba, abruptamente. Camino importante, de todos, vía principal. El primero fue el enrevesado camino del marxismo, del comunismo soviético, ahogado en sus propios fluidos, asfixiado por su propio peso y excesos, sin las saludables contraprestaciones del sano ejercicio democrático.

Ahora, la dieta del 70-20-10 deja claro que, a la larga, perjudica la salud de la Humanidad en igual medida. 70% de clase media con derecho a utilitario, 15 días de vacaciones, piso de 89 metros cuadrados con 2 baños y 15 horas de 24 para gastar los emolumentos; 10% de clase empresarial que atesora el total del capital dinerario y ejerce el ordeno y mando sobre el 70% mencionado, más el 20% de clase baja, de salario mínimo y mínimas posibilidades de incorporarse a cualquiera de las dos restantes categorías.

Mientras las proporciones se mantengan estacionarias el equilibrio está garantizado. El 20% de seguros descontentos no reúne la energía necesaria para el envite que sacaría de sus casillas al restante 80%. Ahora, la balanza oscila más de lo acostumbrado, y aumenta el 20 a costa del 70. El agravio de la pobreza en aumento genera energía extra, demasiada agua hirviendo en el depósito de la cafetera, que ya silba.

Los millones de pobres yanquis conformados con el subsidio de un gigantesco país con recursos para sobornar todo lo sobornable nunca han representado un problema. Pero ésto no es América. A pesar de dignas excepciones como el PER, aquí se soborna de arriba hacia abajo, nunca al contrario. Se propinan 400 eurillos a discreción, se soplan 2500 por polvo fecundo al por mayor aunque se eche en La Moraleja, dos horas y media de mayordomo al día para ancianos y/o incapacitados, y poco más.

Los tesoros públicos, superhéroes que vuelan raudos a sacar del arroyo a los potentados que no se acordaron de nadie durante la larga bonanza en jets privados, con sus putas de porcelana y canapés de exclusivo mamut siberiano, el mismo tesoro público que pregona en todos los idiomas que "hacienda somos todos". Sorprendentemente, el rey por lo civil de la nueva tierra prometida, que es donde empezó a fraguarse el desastre, acaba de decir que nones, que el biberón se agota y que de aquí a nada toca chupar goma y aire. Que caiga quien caiga, y ya van tres y un cuarto nominado.

El Banco Europeo no se resigna y pone al euro a sacar músculo, a hacer posturitas culturistas para, de paso vacilarle al vaquero, darle rabia rabiña y hacerle creer que en esta casa se cena con diamantes cada noche. Qué sabe nadie de puertas para adentro. Así que saca la jeringuilla de hacer churros y ve inyectando donde haga falta, que ésto es la Europa Vieja y nos pasamos por el forro los tifones tropicales.

Aquí, en mi pueblo y alrededores, nos vamos a acordar dentro de poco de cuánto hemos gastado en tonterías. El agua va subiendo y el techo, bajando, los muros son de sólida piedra y aquí no cabe un alfiler. Todos juntitos, oriundos y foráneos, como si fuera la foto de la ONU, yo negro, tú chino, tú blanco, tú indio de la india, tú azteca, todos juntitos, en corro, pero haciendo como que sobra espacio, que salimos todos en la foto. Por cojones.

El Sr. Arbushto ya no se muestra preocupado, que no cunda el pánico porque al final el diagnóstico es tranquilizador: todo es un reajuste. Un reajuste de bolsillos, un reajuste del clima, un reajuste de la vergüenza, la poca y la mucha. Hasta el barril de petróleo se ha reajustado, no así el combustible en gasolinera, que ya se sabe que los precios suben en cohete y bajan en paracaídas, para no hacerse daño.

El Capitalismo es un sinvivir, un contigo ni sin tí, un sistema de extremos opuestos que cuando es negativo lo llaman cracks y apellidan por años, 29, 73, y cuando es positivo nadie se acuerda de bautizarlo, que a las orgías se va con pasamontañas. El último superviviente de la maratón de obstáculos hacia el futuro de más de seis mil millones de seres humanos, hinca rodilla, y el resto de corredores está muy, muy lejos de alcanzarle. Unos por discurrir aún por los tortuosos vericuetos de la Edad Media, otros porque ni han superado ni les han permitido superar el Paleolítico. La carrera podría acabar en estampida, en un desbarajuste descomunal, podría incluso reiniciarse, suspenderse indefinidamente o convertirse en una batalla campal, que el deporte eso es lo que tiene, y guarda un misterioso parecido con la política, que sólo los atletas saben explicar.

Sería deseable que un tercer participante, fresco y tan de otro planeta que en nada se pareciese al caído, recogiese el relevo y reemprendiese la marcha, aprendiendo de los crasos errores de los caídos. El Progreso es un itinerario forzoso que merece ser disfrutado, a pesar de que pretendan convencernos de que se trata de un vía crucis, una penitencia, un tránsito desagradable a través de un valle de lágrimas. Tal es la herencia “cultural” de las Catedrales, de la que muchos aún hoy se jactan.

Términos como equilibrio, igualdad, solidaridad, sostenibilidad, han sido ahuecados por el discurso político. Los reyes midas de la basura juegan a malabares con las vidas de los otros, pasándoselos de una mano a otra en arriesgadas trayectorias aéreas. Si alguna se despanzurra contra el suelo, se repone y punto.

Darwin dio en el clavo y, aún hoy, el proceso evolutivo continúa incluso dentro de nuestra propia especie. La escisión comenzó hace milenios, y se prolonga hasta el día de hoy. La diferencia entre los neandertales contemporáneos y los homo sapiens destinados a sustituirles es clara.

Los unos son seres egocéntricos, beben TV y circulan en 4x4, ofrecen sacrificios a los dioses y no conciben la vida sino es sobre los hombros macerados de los inferiores. Los otros… son los otros.

De lo que no estoy seguro es de quién desplazará y extinguirá a quién.

Una de injusticias.

La cosa hoy no iba de este palo, pero cada cual tiene sus puntos flacos y, la carne, es débil. La fibra de sensible nylon es lo que me ha tocado el conocer la situación que viven, como desdichados apátridas, el colectivo de profesores de religión de esta ciudad, abandonados a su mala suerte por la consejería de educación de la comunidad.

Divinamente dotados para el estudio y la enseñanza, podrían haberse declinado por carreras con más salidas profesionales: astrofísico, filólogía del sánscrito, incluso ingeniero proyectista de alféizares. Pero no. Tuvo que ser profesor de religión, la más difícil de todas. Me mata la pena.

Y ahora son víctimas del mobbing laboral. Los ves deambulando por la ciudad, preguntando por esos centros docentes de Dios si les quieren, si les necesitan. Diecisiete de ellos, incluso, tontería que pregunten porque han prescindido de ellos directamente. Los directores de los centros, individuos malévolos, rojos y diabólicos donde los haya, son los depositarios de su suerte y distribución horaria. Estos hombres y mujeres ejemplares viven una situación laboral y familiar precaria, perseguidos hasta la extenuación, echados a los leones, ignorados. Entretanto, estoicos, miran deseosos al pasar al resto de profesores de ciencias, historia, matemáticas, que acuden diligentes y seguros a sus entarimados, con sus destinos definidos.

La mesa de negociación que imploran es imprescindible. Las cosas hay que tratarlas racionalmente. Los enfermos deben rezar, los miserables deben rezar, los oprimidos deben rezar. Pero ésto no es lo mismo. Aquí hay que luchar por el pan de uno, tratar, presionar, convencer y vencer.

Desde estas líneas mi apoyo y comprensión para con este colectivo; recen, recen con todas sus fuerzas y ya verán como el Altísimo acude raudo en su auxilio, y pone en su sitio a los herejes mequetrefes que con tan inaudita saña boicotean su Obra. Recen.

Si, pero... ¿hay alguien más ahí?

martes, 9 de septiembre de 2008

Gemelos pero distintos. Y dos.

Este otro texto es de un año después, 2 de septiembre de 2002. Y la sensación de haber perdido algo por el camino.

Y si, como ya apunté en una ocasión, los edificios llamados "torres gemelas" fuesen las patas traseras del becerro de oro (fácil y poco original es la comparativa, de acuerdo), es inmediato preguntarse sobre el resto de la anatomía del mítico e idolatrado herbívoro; ¿en qué lugar del globo apoya sus extremidades delanteras? ¿han de ser de las dimensiones físicas de las postreras? ¿y su cuerpo de insaciable rumiante? ¿es la bóveda celeste su panza azul grisácea, y confundimos, a lo largo de la existencia, los molinos con gigantes? ¿y su testa? Qué son los miembros sino apéndices inútiles sin un cerebro minucioso, eficiente calculador, que coordine cada acto?

Imagino, a veces, esa pérfida materia gris en forma de hamburguesa nadando en coca cola; esa mirada burlona y diabólica desnudando nuestras pasiones inconfesables, acunándolas; alimentándose de verdes billetes de cualquier cuño, rumiando cada dólar, cada rupia, cada yen, acomodando raudo su sistema digestivo a ese nuevo manjar que llaman "euro", tallo nuevo y tierno entre el manido forraje de cada día. Y esa retorcida cornamenta, como inmensas antenas que todo lo escrutan, ven, oyen, saben. Ni mis tórridas epístolas con matasellos en binario se encuentran ya a salvo de su visión de supermán.

Y para qué sentenciar "¡¡acabemos con el becerro de oro!!". El universo entró en pánico el día en que pareció tambalearse. Desde entonces, todos intentamos ocultar las latitudes de sus patas delanteras; abundan las pistas falsas, los disimulados cambios de conversación. La inercia está para seguirla, no para vencerla. Y si la gravedad y la dinámica nos empuja hacia allá, por algo será. Quiénes somos nosotros para poner complejos razonamientos suprahumanos en entredicho. ¿O es que los dioses son acaso funcionarios de alto copete? Aunque tanto las decisiones de unos como las de otros parezcan similares, es decir, arbitrarias y de efectos devastadores, doy fe de que los dioses trabajan sobre planes quinquenales muy elaborados. O sea, que la independencia de las colonias norteamericanas fue planificada por los dioses, y la de sus homólogas sudamericanas, por funcionarios. Como consecuencia, la primera se transformó en una joven culta, refinada, licenciada en mil especialidades, y la segunda en una humilde fregona, desaliñada, con la piel áspera, las manos encallecidas y la mirada desengañada. Y cómo buscó en su adolescencia a su príncipe azul, cuántos zapatitos de cristal, cuero y barro no probaron a calzar sus pies. Mientras su candidez y belleza salvaje se marchitaban en manos de desaprensivos pretendientes, su hermana "mayor", lazaba al aire pícaros guiños y sensuales besos, eso sí, sin dejarse sobar el trasero. Ajustaba su wonderbrá a presiones abismales.

Pero les haré partícipes de un secreto, uno de los pocos secretos a voces que aún conservan su misterio. El becerro no es tal. Caigan torres a decenas, que cuernos dorados son, pero de escolopendra, y en su condición hallamos la magia de su permanencia: si dos patas le quedaron muertas, duerman ustedes entre algodones, pues aún le restan noventa y ocho más de las que se cuentan. Descansen en paz.

Gemelos pero distintos.

El texto que viene a continuación está fechado en 2 de octubre de 2001. Me consta que, en aquel momento, cada cual reaccionó acorde a su forma de expresión natural, gráfica, sonora, escrita, etc. Los productos de las emociones quedaron ahí, custodiados por el anonimato, pasando los aniversarios del trágico acontecimiento hasta, que un día, decides sacarla a la luz.

Mi forma natural de expresión es la palabra, a falta de otra más brillante, y el día, es hoy.

Si puede hacerse caso omiso a la masacre humana (imaginemos, por ejemplo, que ha ocurrido en África), el espectáculo ofrecido por las gemelas neoyorquinas plegándose sobre sí mismas, como un titánico acordeón interpretando una sinfonía estruendosa y grandilocuente, no deja de evocar la admiración temerosa con que se contempla un alud en el Himalaya, un tifón huracanado en el Caribe, o la explosión del Karakatoa. El hipotético y apocalíptico cataclismo que acompañó el hundimiento de la Atlántida hubo de ser, en su época, de una trascendencia sin precedentes en el recuerdo común. Trazó, puede suponerse, un antes y un después en la cultura, la política y la economía de la época, y el mundo lloraría en el regazo basáltico del océano su trágica, irreparable, pérdida. Seguro.

Pero, ¿qué no hubiese dado cualquiera por asistir a esa conmoción de dimensiones planetarias, a esa rebelión furibunda de la naturaleza, a esa aplastante constatación de nuestra verdadera dimensión? Qué si no elegiría, de ser posible, el acaudalado contratante de un egoísta viaje al espacio, si pudiese sobornar la dirección del tiempo?

Superando la estupefacción, incluso el horror, uno podría llegar a sentirse Lot, elegido, la mirada absorta en cómo la tierra engulle con la avidez de un batracio a Sodoma y Gomorra, entre galaxias de polvo, escombros, vigas atormentadas y gemidos penitentes esparcidos por el aire, mientras nuestros tejidos se vuelven rígidos y cristalinos, y la emulsión de sangre y adrenalina se torna resina en las venas.

Tal vez los ejecutores fuesen auténticos ángeles enviados. Tal vez los singulares edificios eran, en realidad, las patas traseras (o delanteras) de un descomunal becerro de oro, del símbolo de la avaricia, la perversión, la iniquidad. Tal vez, a los justos, les fuese respetada la vida.

Qué sosiego puede uno dispensar a su conciencia con sólo proponérselo. Y si no, lean, lean la historia reciente de los norteamericanos. La escrita por ellos, claro.


jueves, 4 de septiembre de 2008

Suero del olvido.

Los cambios de estación suelen venir acompañados de una renovación general en forma de moda, moda que afecta no sólo a la vestimenta, sino a los asuntos públicos en boga.

Está comprobado que la moda en la Era Moderna es cíclica; los pantalones de campana, la minifalda, los cuadros o los tonos pastel vienen y van de los escaparates periódicamente, de forma que "este año se llevan los cuadros" y el que viene "se lleva de nuevo la maxifalda".

Prácticamente con la misma cadencia, el candelero político y social viene y va dependiendo de lo que interese relevar o relegar, o lo uno al servicio de lo otro. La intención del gobierno de traer el aborto al primer plano es interpretado por la oposición como una dosis de suero del olvido para con la crisis. Y cabe la posibilidad de le asista la razón.

De la mano del superjuez llega otro asunto dispuesto a compartir cortina de humo con el aborto en forma de clase práctica de memoria histórica, de cuya oportunidad se desmarca algún que otro socialista de tercera regional sin que esté del todo claro, al día de la fecha, el ámbito e intencionalidad de la iniciativa, lo que determinará los obstáculos reales, legales y hasta corporativos con los que pueda encontrarse Garzón, ya que es del gremio del omnipotente Olimpo de la Judicatura de donde mayor número de rayos y centellas le están dejando caer.

La arritmia económica viene a sustituir en la prensa del hígado a la negociación con ETA, existiendo serios indicios de nominación como sermón de cabecera de la oposición para la presente legislatura. La misma canción del Otoño, con igual intérprete y ligeras novedades en la letra.

En realidad y aprovechando los símiles deportivos tan populares en estos días, la patología de esta economía enferma está clara como el suero fisiológico: un simple exceso de dopaje. De todos los símiles y metáforas explicativas confeccionadas sobre el tema, creo que ésta es la que mejor se presta a explicar los síntomas, causas y posibles curas de la dolencia monetaria.

El crecimiento se ha mantenido muy por encima de su índice saludable a base de comida basura, la especulativa y urbanizante, con lo que es de ley biológica que si limitamos las dieta a un solo tipo de nutriente, acaben produciéndose graves carencias y desequilibrios que sólo pueden corregirse metiéndose en cama haciendo vida sana y complementando las carencias alimentarias.

La economía es una plasta, un bodrio, un seguro de aburrimiento, previsible e instintiva ahora que se demuestra que el ser humano suma por intuición, por mucho que los magnates -curioso el parecido físico entre los términos magnate y mangante- y entendidos en la materia se obstinen en presentarlo como simbología rúnica.

Mi intención en este post era reflexionar sobre el suero de la mentira, complementario supongo al suero de la verdad, por eso de que todo ying tiene su yang y el universo es un equilibrio positivo y negativo en si mismo, o viceversa, pero está visto que hoy estoy por irme por los cerros de Úbeda a la mínima de cambio.

Así que recojo los hilachos que me dejo en la confección de este tapete amorfo que me está quedando y, sin salirme de la moda, me sitúo en la época de la Transición -quizá Transacción- que en estos días anda también de bocaza en bocaza y que coincidió con mis primeros afeitados, es decir, en un estado bobalicón del que sólo he sido consciente con décadas de retraso.

Evidentemente, después de los océanos de literatura en que nos han bañado últimamente a propósito del tema, no viene uno a descubrir la pólvora, ni mucho menos. Pero mis manías sinópticas me suelen llevar por los derroteros del mínimo común divisor, dado que no hallo pruebas concluyentes que demuestren la existencia de un solo tipo pintado de objetividad al que dar crédito.

Despejadas ciertas incógnitas y reducidas las variables en lo posible, me encuentro con una expresión resultante que, sinceramente, no me esperaba. Reza, simplemente, así:

El Poder es un transformista que logra engañarse incluso a sí mismo. Y el hombre, un animal al que la constancia de su propia muerte le impide asumir un objetivo como especie.

La Transición sucedió como en aquéllos momentos había de suceder. El miedo jugó su papel principal, el aparato franquista se deslizó de puntillas hacia bastidores en un alarde de inteligencia política; los nuevos actores memorizaron el guión y lo interpretaron como mejor supieron; los perdedores se sentían liberados sin necesidad de luchar, y los vencedores sujetaban firmemente los hilos de las marionetas. Todos nos inoculamos de forma más o menos consciente una dósis suficiente de suero del olvido.

Ni unos ni otros tenían la certeza de lo que venía después, sólo cabía la improvisación diaria, volver a vigilar las trincheras, esta vez incruentos escaños de polipiel, y estar atentos todo movimiento contrario que resultara sospechoso.

Al día de hoy, los vencedores han demostrado que merecieron la victoria, a través de la secular coherencia frente a unos eternos vencidos cada vez más débiles, fragmentados y desorientados a pesar del relativo optimismo de unos resultados electorales precarios que dividen la población en dos mitades cuantitativamente simétricas, pero que cualitativamente inclina la balanza de un golpe seco y determinante. A su favor.

El el sanguinario hecho del derrocamiento de la democracia se está convirtiendo en un fantasma difícil de exorcisar. La cínica Oposición sostiene que cerrar los ojos bastará para que deje de existir. Que a los ciudadanos no les interesa la parapsicología política. El partido gobernante está convencido que desenterrar los cadáveres, al más puro y manido estilo polstergueist de Hollywood, bastará para que el espíritu de la salvajemente asesinada democracia descanse, por fin, en paz.

El espíritu de aquella joven democracia muerta pasa de padres a hijos, de generación a generación, a la espera de que el asesino reconozca, de una vez, lo atroz e injusto de su crimen, como única opción para formar, definitivamente, parte del pasado y reunirse con el resto de episodios que ya consideramos como historia.

Son cuatro las puntadas de nada que faltan para dar por terminada la Transición.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Desde Rusia, con horror.

Cuando el retumbar de las bombas se toma un respiro, los negros ojos digitales de la prensa en vanguardia, extranjera y estéril, toman el relevo; abren fuego de flash contra los sollozos desconsolados, descontrolados; contra los torsos inertes desprovistos de algún miembro; contra las nuevas ruinas; contra los objetos desperdigados, ya sin dueño; contra los cachorros abandonados a su suerte, contra los verdugos asépticos y contra sus máquinas humeantes de acero mortal e implacable, con su enorme índice enhiesto que señala el lugar exacto donde excavar de un zarpazo el próximo socavón de cascotes sin vida; contra las gruesas filas de muertos vivientes que serpentea como una vieja culebra moribunda, sin fuerzas para huir ni valor para quedarse a enfrentar un ocaso estúpido y seguro, dejando caer las escamas, indolentes, sin un broche de esperanza.

La Rusia de hoy, de este mes, de estos últimos años, bárbara y atroz como cualquier imperio decadente, arrasa la tierra en su derredor al compás de la batuta de sus directores de papel parapetando al asesino ventrílocuo, no sé si ya inventado el macabro concierto por los helicópteros yanquis que, decía la leyenda gris, desconcertaban -antes de achicharrar- a los vietnamitas con estridentes óperas nibelungas, o con el ritmo mecánico, franco y marcial de los detonantes de los obuses, si es que conserva al menos la austeridad de su alter ego, la URSS.

La foto de siempre muestra el rostro de siempre, del campesino, del eterno don nadie condenado por el delito de la sinrazón, la sombra idéntica de todas las guerras, la inútil búsqueda de motivos inexistentes, la danza que llevará a muchos a la saturación de la razón, al paraíso feliz y definitivo de la locura; su mueca de dolor extremo habrá transfigurado su aspecto para siempre, se le han petrificado los músculos que le permitían sonreír, como un absurdo Lot circunstancial en medio de un holocausto que nadie merece vivir. Entre los escombros, la polvareda y los hierros retorcidos, alguien que ayer era como tú y como yo ha sido arrojado a las más profundas simas de la humillación, dejando en su caída los jirones de su dignidad, de su humanidad.

No sé verlos con mirada ajena, no he aprendido a salirme de su piel, me invade una rabia asesina y primaria, un sentido cavernario de la justicia que me sume en un universo imaginario donde todas las manchas son de mora y la sangre del inocente es veneno para el verdugo.

Esta guerra canalla no es especial; ni más cruel, ni más injusta que cualquier otra. Se me pasan las ganas de obviarla, sin más. Pero cada matanza que transcurre en silencio, es como volver a matar a cuantos inocentes les fue arrancada la vida en su vorágine de insensatez.

Mientras, se suceden las condenas vacías, sin juicio ni sentencia y alguien, en algún lugar, maldice el día en que se inventó la palabra.

miércoles, 30 de julio de 2008

ARBIL. La Web.

Hoy me siento magnánimo, así que accedo a prestar un magro servicio a tantos y tantos españoles de pro, como un homenaje, una jura de bandera a esta penísula torera.

He de advertir, sin embargo, que caso de no cumplir cualquiera de los siguientes requisitos, es recomendable que saltes a otra página:

  1. Ser español de nacimiento y ascendencia. La nacionalización es un proceso administrativo de ninguna forma comparable con las virtudes de la sangre y el alma, transmitidas gracias al esfuerzo y sacrificio de incontables generaciones de españoles. Ser negro invalida igualmente los dos supuestos anteriores.
  2. Ser católico practicante o "kiko", en su defecto.
  3. Haber leído al menos tres veces la colección completa del Guerrero del Antifaz. Puede sustituirse con dos Avemarías dominicales por el alma de Don Pelayo en templo especialmente consagrado al efecto.
  4. Ciclópeo convencimiento acerca de la unión hombre-mujer, el amor conyugal y su finalidad, servir a Dios.
  5. Haber negado públicamente -al menos tres veces- la teoría de la Evolución.
  6. Honrar de palabra y hecho la Memoria del Excmo. Sr. Don Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, cuando en ocasión pública sea apropiado, y siempre en la intimidad.
  7. Reconocer la homosexualidad como la aberración contra-natura que es.
  8. Ensalzar la excelencia en la Tauromaquia, su elevación sobre el resto de las artes y su profundo enraizamiento cristiano.
  9. Considerar a Don José María Aznar como el mejor presidente de la Democracia.
  10. Experimentar como bien común la tradición y las raíces culturales cristianas, así como la necesidad imperiosa e irrenunciable de restablecer su hegemonía en Occidente como único bagaje aceptable de señas de identidad.
Si has dado positivo en todos y cada uno de los supuesto anteriores, visita el siguiente enlace. Te encontrarás como en casa.

martes, 29 de julio de 2008

Carnet de manipulador

Traer criaturas al mundo es una operación demasiado sencilla. Basta con disponer de un par de sistemas reproductores complementarios en un estado aceptable de funcionamiento, un minuto de enajenación mental (normalmente transitoria), y el proceso queda desencadenado. Aquéllo ya va por libre, crece sin control aparente arrinconando con prepotencia las vísceras vitales de la feliz anfitriona, amén de arrojar torrentes de sustancias que parecen diseñadas por el mismísimo Dr. Hyde, a juzgar por los aparatosos cambios de aptitud y actitud que desencadena.

Pasado el tiempo prefijado hasta completar el proceso, te ponen en las manos un ser humano, un cachorro de ser humano concretamente, palpitante, indefenso e incapaz de la más rudimentaria comunicación con sus dueños-progenitores. Y digo dueños porque, en realidad, somos los amos y señores de una persona a la que podremos mimar o maltratar, cultivar o esclavizar, amar o detestar y volcar en ella cuantas fustraciones nos apetezca, sin que nadie, absolutamente nadie, intervenga en su favor.

En una primera reflexión, se me antoja curioso que los trámites de adopción sean extremadamente rigurosos en cuanto a la calidad humana y potencial afectivo de los futuros padres postizos, tan valorada en los baremos como puede serlo demostrar sobrada capacidad para proporcionar medios materiales al crío; en una segunda reflexión, estupor -casi horror- ante la comparación con la situación objetivamente análoga, sólo diferenciada en que el nuevo ser humano procede biológicamente de nuestro propio organismo.

¿Qué diferencia existe entre ambos? sencillamente que, en el primer caso, el Estado procura cerciorarse de la calidad de los nuevos padres y efectúa un seguimiento exhaustivo de la calidad de vida del niño, mientras que en el segundo caso a nadie le importa un rábano que los que te sacan liado en una toquilla te vendan a un tratante al torcer la esquina.

Convertir un bebé en un ser humano libre de taras es la tarea más delicada que puede emprenderse. Y a ningún incapaz debería brindársele la oportunidad de echarla a perder.

lunes, 28 de julio de 2008

La mano de Judas


Fruición es el único adjetivo que se me ocurre a la hora de describir la forma chupadora de besar la papal mano que ha tenido el nuevo embajador de España en el Vaticano, Francisco Vázquez. No alcanzo a imaginar dónde había estado inmersa la santa mano unos minutos antes, pero que el embajador Vázquez estaba a un paso del orgasmo queda fuera de toda duda a la vista de la mueca dibujada en su rostro. Su Santidad, por su parte, parece implorarle con la mirada "no pares, no pares, que yo también me voy". Y es que amor de Dios no conoce límites ni ideologías. Las feromonas, tampoco.

El PSOE (Partido de la Santa Orden Eclesiástica) escala puestos día a día en el ranking de Instituciones Católicas Colaboradoras, lo que personalmente apruebo dada la aplastante mayoría católica residente en el país.

Vázquez, con toda la razón, se ha mostrado preocupado ante Su Santidad por la forma en que los medios y parte de la sociedad tergiversa las informaciones sobre la Iglesia Católica y las "tonterías" difundidas sobre, por ejemplo, la Santa Inquisición, a las que ha tachado de anacronismos.

El embajador español participó el día 26 de Julio, en la ordenación episcopal como arzobispo de Tibica y secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de monseñor Luis Ladaria, jesuita y nacido en la localidad balear de Manacor, el 19 de abril de 1944, cuya eminente perfil glosó generosamente ante Su Santidad.

P.D.: Nótese que quien figura en la foto marginal no es Gila, sino D. Luis Ladaria, como puede aseverarse sin lugar a dudas gracias al alzacuellos.

viernes, 25 de julio de 2008

22-10-2001
Estos tiempos que trotan, tienen la particularidad de permitir la coexistencia pacífica del agua y el fuego. También, de haber triturado la etimología de la paz en fina harina, para cocer el pan de la globalidad. Un pan con grumos que cuesta digerir, pero pan al fin.

Y es que, cada vez que uno rebusca en la trastienda del mundo, se le antoja un rastrillo dispar de olores ocres y rancios. Viejas patrias, viejas barbas, viejas canciones, viejas guerras.

La alopecia en el cuero de la sabiduría, es evidente. Sin novedad en el horizonte. Ni siquiera esa aspirante a conciencia cúbica, electrónica y programable nos sustrae ya del letargo.

Mirar para ver tan sólo moscas en plantilla, muñones indistintos, churretes de gomina, animales imposibles.

Bolsas repletas de hambruna, caudillos con licencia, misterios sin intriga, burdeles monetarios, drogadictos de poder, cabezas impermeables, relojeros sin manos, historiadores mercenarios, cómicos de la miseria, bomberos de la lógica.

Edenes de césped artificial, teleseries con sedante, faquires anunciando flex, pederastas con diplomatura en pedagogía, escotes despertando al mono, hemiciclos que subastan vidas, hombres que parpadean en serie, manos oscuras jugando con interruptores, congeladores repletos de esperanza.

Vigías ciegos, patíbulos con vistas al mar, titulares medievales que son reyes por un día, pecios de moda, futuros vendidos a plazos, tratantes de ilusión, promotores de paraísos, subsecretarios tragaperras, barrenderos de la razón, abogados sin oficio, cartillas racionando el odio…

Y para qué continuar. Lástima de conciencia global. Vaya… hora de mis somníferos. Y casi me pierdo el concurso… ése de puzzles de rostros, con 906. Algún día seré sensato. Dejaré de fumar y de escribir. Me priva de tantos placeres.

jueves, 24 de julio de 2008

Antigüallas y reposiciones de verano

Debido a la envidia -motor que mueve el mundo- que me produjo el que Manuel Harazem tuviese un blog donde podía decir cuanto le venía en gana sin darle explicaciones a nadie, y sin pasar por censura previa, decidí un día crear uno para mí solito.

Pero como digo, la envidia es mú mala, pues en realidad son cuatro los blogs que llevo p´alante, debiendo repartir mis escasos recursos intelectuales y mínima capacidad de trabajo entre ellos, dependiendo de qué temas me pida el cuerpo llevar en candelero.

Sin embargo, bastantes años antes de soñar con una maravilla como la que supone disponer de un medio como éste, el boli ya iba y venía por las cuartillas, conformando unos restos que, en parte, aún conservo dispersos por los cajones.

Por ello y debido a que en verano todo flojea -incluidas las ganas de pensar- y que procuro "importar" lo menos posible, se me ha ocurrido hacer lo que todo el mundo: reposiciones. Aunque, éso sí, inéditas.

sábado, 19 de julio de 2008

Quien no se consuela...


Si la superstición cuenta con un enemigo imbatible, ése es la ciencia. La Curia confinó el conocimiento durante casi mil años tras los infranqueables muros de los monasterios, sembraron en el pueblo la semilla del analfabetismo y la ignorancia, el fanatismo y los dogmas de fe, los tres candados concebidas para sujetar las cadenas del pensamiento. Con todo éxito.

Tantas molestias tomadas por aquéllos que dedicaron –y dedican- su vida a la ciencia y la investigación no son gratuitas. Roma sabía, como lo sabe hoy, que ni los políticos, ni los revolucionarios, ni siquiera los apóstatas y acérrimos rebatidores de las religiones, representan objetivamente ningún peligro, de forma que en el momento hodierno, sus arengas y pataletas son olvidadas o tratadas como simples anécdotas, aunque un comentario desafortunado daba con tus huesos en la cárcel o la hoguera, en otros tiempos.

Pero el miedo de los Papas sigue ahí, latiendo más intensamente que nunca teniendo en cuenta que el análisis e investigación científica prospera en progresión geométrica, de forma que paran los golpes como buenamente pueden, admiten a regañadientes los hechos empíricos demostrados irrebatiblemente por la ciencia, al tiempo que los teólogos hacen horas extras componiendo las mentiras con aureola que harán encajar, precariamente y con fecha de caducidad, el Ambiguo Testamento con la paleontología, la geología, la antropología y la cosmogonía.

Al día de hoy se conforman con no hacer el ridículo en el teatro globalizado del mundo sabiéndose como se saben vigilados por personas y organizaciones de talla intelectual muy superior a la suya, no siendo pocos los sacerdotes católicos que, a modo de infiltrados, ejercen la investigación científica parapetados en la “búsqueda de dios en su propio lenguaje”, última adquisición conceptual de la doctrina católica, que acapara para sí una vez más aquello que más pronto que tarde, caso de nadar contracorriente, acabaría venciéndola.

Así que, en vista de que el Big-Bang es imparable y las ciencias que se ocupan de la dinámica del universo casi no dejan lugar a dudas en cuanto a la constante expansión de la materia cósmica, el aparato de marqueting vaticano, a través de un sacerdote-científico dedicado, como decía, a tergiversar en la medida de lo creíble –para y por los adeptos- las novedades traídas por el trabajo de muchos hombres de ciencia, explica de un soplido la expansión del universo de forma que, en realidad, se trata de Dios en persona, que todos los días echa un rato de faena y va creando espacio y rellenándolo con galaxias, media docenita al día para no estresarse.

El plagio y la manipulación, lejos de causar el lógico rechazo, atrae como a mosca tras boñiga a toda una estirpe de tipejos chupafajines. En este caso se trata de un tal J. Templeton, individuo que no contento con ser el más significativo precursor de la globalización, el abaratamiento de los costes de producción mediante su traslado a países subdesarrollados, experto en la usura comercial, cuya inmensa fortuna ha sido acumulada sobre los países derruidos o perdedores de la II Guerra Mundial, y que ha acabado afincado en un paraíso fiscal no sin antes ser nombrado Caballero Británico por Isabel II. Tal distinción debida, sin duda, a sus méritos profesionales, consistentes básicamente en robar entre oraciones. Pues bien, decía que se trata del benefactor y encargado de revestir con colorido plumaje –predominando el verde dólar en forma de millón y pico de euros- al sacerdote/astrofísico, a través del otorgamiento del premio que lleva su nombre, Premio Templeton para el progreso de la religión. Preciosa perla para la Humanidad.

Tal vez no esté lejos el día en que las sotanas se hagan acreedoras de premios Novel por sendas interpretaciones jehovescas de las leyes físicas fundamentales. Todo el mundo sabe quién cortó el rabito de la manzana que iluminó a Newton. Dios, por supuesto. Y que es la mano del altísimo en persona quien frena la luz evitando así que salten los radares celestiales de control de velocidad, quedando así limitada a 300 mil kilómetros por segundo.

Y qué duda cabe que el hilo invisible que une los planetas con los soles está sujeto por una lazada hecha personalmente por Alá, que para esas cosas es un manitas.

La enfermedad degenerativa que mantiene a Stephen Hawking en estado semivegetativo es, en realidad, un don divino otorgado en aras de procurar la dedicación exclusiva al conocimiento de dios a través de la ciencia, evitando así las distracciones de la carne.

En definitiva, quien no se consuela es porque no quiere.

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