El mito de David contra Goliath es éso, un mito. En el mundo real no caben milagros ni emocionantes triunfos inesperados de la justicia, ni suenan bellas bandas sonoras de fondo en escenas de heroicas muertes que sirvieron para algo.
En el mundo real, la muerte es sucia, inútil, sólo causa un dolor indescriptible y la única música que llega a los oídos son los gemidos sin esperanza de los moribundos.
Cuando un adulto inocente muere, durante el instante previo a su marcha sabe que la causa es la crueldad y estupidez humanas. Los niños, sin embargo, mueren si saber porqué. Una gran parte de ellos no han llegado siquiera a conocer mínimamente la naturaleza de los engranajes que mueven el mundo, nada saben del odio que se profesan los mayores. Sólo sienten, sin más.
Me pregunto -aunque ni la casuistica, ni el marco político ni civil sea comparable- si todos aquéllos que ahora justifican la "autodefensa" Israelí, apoyarían el bombardeo de pisos francos de ETA en el País Vasco. Si los cientos de muertos resultantes serían "un precio justo, necesario, a pagar" a cambio de la tranquilidad del resto del país.
Está claro lo que los palestinos importa tanto a Hamas como a Israel. Ambos persiguen sus fines sin reparar en las vidas que la ambición de unos y el fanatismo de otros está segando con la guadaña de la irracionalidad.
La razón dispone de infinitos caminos, la historia de los pueblos parece condenada a escribirse con sangre hasta tanto no aprendamos caminos que nos alejen de la barbarie.
Intransigencia, intolerancia, son términos que hemos acuñado entre todos, desde siempre.
En el mundo real, la muerte es sucia, inútil, sólo causa un dolor indescriptible y la única música que llega a los oídos son los gemidos sin esperanza de los moribundos.
Cuando un adulto inocente muere, durante el instante previo a su marcha sabe que la causa es la crueldad y estupidez humanas. Los niños, sin embargo, mueren si saber porqué. Una gran parte de ellos no han llegado siquiera a conocer mínimamente la naturaleza de los engranajes que mueven el mundo, nada saben del odio que se profesan los mayores. Sólo sienten, sin más.
Me pregunto -aunque ni la casuistica, ni el marco político ni civil sea comparable- si todos aquéllos que ahora justifican la "autodefensa" Israelí, apoyarían el bombardeo de pisos francos de ETA en el País Vasco. Si los cientos de muertos resultantes serían "un precio justo, necesario, a pagar" a cambio de la tranquilidad del resto del país.
Está claro lo que los palestinos importa tanto a Hamas como a Israel. Ambos persiguen sus fines sin reparar en las vidas que la ambición de unos y el fanatismo de otros está segando con la guadaña de la irracionalidad.
La razón dispone de infinitos caminos, la historia de los pueblos parece condenada a escribirse con sangre hasta tanto no aprendamos caminos que nos alejen de la barbarie.
Intransigencia, intolerancia, son términos que hemos acuñado entre todos, desde siempre.