Se empeñó el Comité de Derechos y Garantías del PP en incoar expediente a la Nebrera por el caso de la niña Magdalena Álvarez, con lo enjotao que me tiene esta diputada desde el primer día que la ví.
Ayer.
Como si no hubiese en el PP aguirres de sobra como para lavarle la cara al partido ante la opinión pública andaluza. A Arenas, sin ir más lejos, se le puede im putar por media docena de razones mucho más relevantes que llamar burra a la ministra de fomento, o que a las telefonistas cordobesas de hostelería no se les entiende un pijo. Es lo que tiene trabajar por el salario base, que afloja las cuerdas vocales.
De hecho, si usted llama al Ayuntamiento de Córdoba, la voz femenina que le atiende en primera instancia ha sido grabada allende Valdepeñas, por lo menos, y concejales locales -con concejalía propia- hay que ríase Ud. de Matías Prats. Hasta el Rey se esfuerza cada día por mejorar su pronunciación estándar del Castellano, sin demasiado éxito, eso sí. Digo yo que por algo será.
De cualquier forma, en la fotografía se evidencia que la Sra. Nebrera -demócrata cristiana humanista de toda la vida- cuenta con el total apoyo de los miembros de su partido, exceptuando, quizá, al que se encuentra en primer plano, pero compensado con creces con la actitud del ubicado en tercer lugar, diputada mediante, que se encuentra literalmente mirando pa Pamplona. Si Piqué levantara la cabeza. Si Aznar la agachara, de una puta vez.
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