miércoles, 30 de julio de 2008

ARBIL. La Web.

Hoy me siento magnánimo, así que accedo a prestar un magro servicio a tantos y tantos españoles de pro, como un homenaje, una jura de bandera a esta penísula torera.

He de advertir, sin embargo, que caso de no cumplir cualquiera de los siguientes requisitos, es recomendable que saltes a otra página:

  1. Ser español de nacimiento y ascendencia. La nacionalización es un proceso administrativo de ninguna forma comparable con las virtudes de la sangre y el alma, transmitidas gracias al esfuerzo y sacrificio de incontables generaciones de españoles. Ser negro invalida igualmente los dos supuestos anteriores.
  2. Ser católico practicante o "kiko", en su defecto.
  3. Haber leído al menos tres veces la colección completa del Guerrero del Antifaz. Puede sustituirse con dos Avemarías dominicales por el alma de Don Pelayo en templo especialmente consagrado al efecto.
  4. Ciclópeo convencimiento acerca de la unión hombre-mujer, el amor conyugal y su finalidad, servir a Dios.
  5. Haber negado públicamente -al menos tres veces- la teoría de la Evolución.
  6. Honrar de palabra y hecho la Memoria del Excmo. Sr. Don Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, cuando en ocasión pública sea apropiado, y siempre en la intimidad.
  7. Reconocer la homosexualidad como la aberración contra-natura que es.
  8. Ensalzar la excelencia en la Tauromaquia, su elevación sobre el resto de las artes y su profundo enraizamiento cristiano.
  9. Considerar a Don José María Aznar como el mejor presidente de la Democracia.
  10. Experimentar como bien común la tradición y las raíces culturales cristianas, así como la necesidad imperiosa e irrenunciable de restablecer su hegemonía en Occidente como único bagaje aceptable de señas de identidad.
Si has dado positivo en todos y cada uno de los supuesto anteriores, visita el siguiente enlace. Te encontrarás como en casa.

martes, 29 de julio de 2008

Carnet de manipulador

Traer criaturas al mundo es una operación demasiado sencilla. Basta con disponer de un par de sistemas reproductores complementarios en un estado aceptable de funcionamiento, un minuto de enajenación mental (normalmente transitoria), y el proceso queda desencadenado. Aquéllo ya va por libre, crece sin control aparente arrinconando con prepotencia las vísceras vitales de la feliz anfitriona, amén de arrojar torrentes de sustancias que parecen diseñadas por el mismísimo Dr. Hyde, a juzgar por los aparatosos cambios de aptitud y actitud que desencadena.

Pasado el tiempo prefijado hasta completar el proceso, te ponen en las manos un ser humano, un cachorro de ser humano concretamente, palpitante, indefenso e incapaz de la más rudimentaria comunicación con sus dueños-progenitores. Y digo dueños porque, en realidad, somos los amos y señores de una persona a la que podremos mimar o maltratar, cultivar o esclavizar, amar o detestar y volcar en ella cuantas fustraciones nos apetezca, sin que nadie, absolutamente nadie, intervenga en su favor.

En una primera reflexión, se me antoja curioso que los trámites de adopción sean extremadamente rigurosos en cuanto a la calidad humana y potencial afectivo de los futuros padres postizos, tan valorada en los baremos como puede serlo demostrar sobrada capacidad para proporcionar medios materiales al crío; en una segunda reflexión, estupor -casi horror- ante la comparación con la situación objetivamente análoga, sólo diferenciada en que el nuevo ser humano procede biológicamente de nuestro propio organismo.

¿Qué diferencia existe entre ambos? sencillamente que, en el primer caso, el Estado procura cerciorarse de la calidad de los nuevos padres y efectúa un seguimiento exhaustivo de la calidad de vida del niño, mientras que en el segundo caso a nadie le importa un rábano que los que te sacan liado en una toquilla te vendan a un tratante al torcer la esquina.

Convertir un bebé en un ser humano libre de taras es la tarea más delicada que puede emprenderse. Y a ningún incapaz debería brindársele la oportunidad de echarla a perder.

lunes, 28 de julio de 2008

La mano de Judas


Fruición es el único adjetivo que se me ocurre a la hora de describir la forma chupadora de besar la papal mano que ha tenido el nuevo embajador de España en el Vaticano, Francisco Vázquez. No alcanzo a imaginar dónde había estado inmersa la santa mano unos minutos antes, pero que el embajador Vázquez estaba a un paso del orgasmo queda fuera de toda duda a la vista de la mueca dibujada en su rostro. Su Santidad, por su parte, parece implorarle con la mirada "no pares, no pares, que yo también me voy". Y es que amor de Dios no conoce límites ni ideologías. Las feromonas, tampoco.

El PSOE (Partido de la Santa Orden Eclesiástica) escala puestos día a día en el ranking de Instituciones Católicas Colaboradoras, lo que personalmente apruebo dada la aplastante mayoría católica residente en el país.

Vázquez, con toda la razón, se ha mostrado preocupado ante Su Santidad por la forma en que los medios y parte de la sociedad tergiversa las informaciones sobre la Iglesia Católica y las "tonterías" difundidas sobre, por ejemplo, la Santa Inquisición, a las que ha tachado de anacronismos.

El embajador español participó el día 26 de Julio, en la ordenación episcopal como arzobispo de Tibica y secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de monseñor Luis Ladaria, jesuita y nacido en la localidad balear de Manacor, el 19 de abril de 1944, cuya eminente perfil glosó generosamente ante Su Santidad.

P.D.: Nótese que quien figura en la foto marginal no es Gila, sino D. Luis Ladaria, como puede aseverarse sin lugar a dudas gracias al alzacuellos.

viernes, 25 de julio de 2008

22-10-2001
Estos tiempos que trotan, tienen la particularidad de permitir la coexistencia pacífica del agua y el fuego. También, de haber triturado la etimología de la paz en fina harina, para cocer el pan de la globalidad. Un pan con grumos que cuesta digerir, pero pan al fin.

Y es que, cada vez que uno rebusca en la trastienda del mundo, se le antoja un rastrillo dispar de olores ocres y rancios. Viejas patrias, viejas barbas, viejas canciones, viejas guerras.

La alopecia en el cuero de la sabiduría, es evidente. Sin novedad en el horizonte. Ni siquiera esa aspirante a conciencia cúbica, electrónica y programable nos sustrae ya del letargo.

Mirar para ver tan sólo moscas en plantilla, muñones indistintos, churretes de gomina, animales imposibles.

Bolsas repletas de hambruna, caudillos con licencia, misterios sin intriga, burdeles monetarios, drogadictos de poder, cabezas impermeables, relojeros sin manos, historiadores mercenarios, cómicos de la miseria, bomberos de la lógica.

Edenes de césped artificial, teleseries con sedante, faquires anunciando flex, pederastas con diplomatura en pedagogía, escotes despertando al mono, hemiciclos que subastan vidas, hombres que parpadean en serie, manos oscuras jugando con interruptores, congeladores repletos de esperanza.

Vigías ciegos, patíbulos con vistas al mar, titulares medievales que son reyes por un día, pecios de moda, futuros vendidos a plazos, tratantes de ilusión, promotores de paraísos, subsecretarios tragaperras, barrenderos de la razón, abogados sin oficio, cartillas racionando el odio…

Y para qué continuar. Lástima de conciencia global. Vaya… hora de mis somníferos. Y casi me pierdo el concurso… ése de puzzles de rostros, con 906. Algún día seré sensato. Dejaré de fumar y de escribir. Me priva de tantos placeres.

jueves, 24 de julio de 2008

Antigüallas y reposiciones de verano

Debido a la envidia -motor que mueve el mundo- que me produjo el que Manuel Harazem tuviese un blog donde podía decir cuanto le venía en gana sin darle explicaciones a nadie, y sin pasar por censura previa, decidí un día crear uno para mí solito.

Pero como digo, la envidia es mú mala, pues en realidad son cuatro los blogs que llevo p´alante, debiendo repartir mis escasos recursos intelectuales y mínima capacidad de trabajo entre ellos, dependiendo de qué temas me pida el cuerpo llevar en candelero.

Sin embargo, bastantes años antes de soñar con una maravilla como la que supone disponer de un medio como éste, el boli ya iba y venía por las cuartillas, conformando unos restos que, en parte, aún conservo dispersos por los cajones.

Por ello y debido a que en verano todo flojea -incluidas las ganas de pensar- y que procuro "importar" lo menos posible, se me ha ocurrido hacer lo que todo el mundo: reposiciones. Aunque, éso sí, inéditas.

sábado, 19 de julio de 2008

Quien no se consuela...


Si la superstición cuenta con un enemigo imbatible, ése es la ciencia. La Curia confinó el conocimiento durante casi mil años tras los infranqueables muros de los monasterios, sembraron en el pueblo la semilla del analfabetismo y la ignorancia, el fanatismo y los dogmas de fe, los tres candados concebidas para sujetar las cadenas del pensamiento. Con todo éxito.

Tantas molestias tomadas por aquéllos que dedicaron –y dedican- su vida a la ciencia y la investigación no son gratuitas. Roma sabía, como lo sabe hoy, que ni los políticos, ni los revolucionarios, ni siquiera los apóstatas y acérrimos rebatidores de las religiones, representan objetivamente ningún peligro, de forma que en el momento hodierno, sus arengas y pataletas son olvidadas o tratadas como simples anécdotas, aunque un comentario desafortunado daba con tus huesos en la cárcel o la hoguera, en otros tiempos.

Pero el miedo de los Papas sigue ahí, latiendo más intensamente que nunca teniendo en cuenta que el análisis e investigación científica prospera en progresión geométrica, de forma que paran los golpes como buenamente pueden, admiten a regañadientes los hechos empíricos demostrados irrebatiblemente por la ciencia, al tiempo que los teólogos hacen horas extras componiendo las mentiras con aureola que harán encajar, precariamente y con fecha de caducidad, el Ambiguo Testamento con la paleontología, la geología, la antropología y la cosmogonía.

Al día de hoy se conforman con no hacer el ridículo en el teatro globalizado del mundo sabiéndose como se saben vigilados por personas y organizaciones de talla intelectual muy superior a la suya, no siendo pocos los sacerdotes católicos que, a modo de infiltrados, ejercen la investigación científica parapetados en la “búsqueda de dios en su propio lenguaje”, última adquisición conceptual de la doctrina católica, que acapara para sí una vez más aquello que más pronto que tarde, caso de nadar contracorriente, acabaría venciéndola.

Así que, en vista de que el Big-Bang es imparable y las ciencias que se ocupan de la dinámica del universo casi no dejan lugar a dudas en cuanto a la constante expansión de la materia cósmica, el aparato de marqueting vaticano, a través de un sacerdote-científico dedicado, como decía, a tergiversar en la medida de lo creíble –para y por los adeptos- las novedades traídas por el trabajo de muchos hombres de ciencia, explica de un soplido la expansión del universo de forma que, en realidad, se trata de Dios en persona, que todos los días echa un rato de faena y va creando espacio y rellenándolo con galaxias, media docenita al día para no estresarse.

El plagio y la manipulación, lejos de causar el lógico rechazo, atrae como a mosca tras boñiga a toda una estirpe de tipejos chupafajines. En este caso se trata de un tal J. Templeton, individuo que no contento con ser el más significativo precursor de la globalización, el abaratamiento de los costes de producción mediante su traslado a países subdesarrollados, experto en la usura comercial, cuya inmensa fortuna ha sido acumulada sobre los países derruidos o perdedores de la II Guerra Mundial, y que ha acabado afincado en un paraíso fiscal no sin antes ser nombrado Caballero Británico por Isabel II. Tal distinción debida, sin duda, a sus méritos profesionales, consistentes básicamente en robar entre oraciones. Pues bien, decía que se trata del benefactor y encargado de revestir con colorido plumaje –predominando el verde dólar en forma de millón y pico de euros- al sacerdote/astrofísico, a través del otorgamiento del premio que lleva su nombre, Premio Templeton para el progreso de la religión. Preciosa perla para la Humanidad.

Tal vez no esté lejos el día en que las sotanas se hagan acreedoras de premios Novel por sendas interpretaciones jehovescas de las leyes físicas fundamentales. Todo el mundo sabe quién cortó el rabito de la manzana que iluminó a Newton. Dios, por supuesto. Y que es la mano del altísimo en persona quien frena la luz evitando así que salten los radares celestiales de control de velocidad, quedando así limitada a 300 mil kilómetros por segundo.

Y qué duda cabe que el hilo invisible que une los planetas con los soles está sujeto por una lazada hecha personalmente por Alá, que para esas cosas es un manitas.

La enfermedad degenerativa que mantiene a Stephen Hawking en estado semivegetativo es, en realidad, un don divino otorgado en aras de procurar la dedicación exclusiva al conocimiento de dios a través de la ciencia, evitando así las distracciones de la carne.

En definitiva, quien no se consuela es porque no quiere.

Más sobre el tema... y más

domingo, 13 de julio de 2008

Los 10 Mandamientos que la Iglesia Católica debería cumplir

Fuentes: Diario Público

PÚBLICO.ES - 09/05/2008 21:49

La vicepresidenta De la Vega ha insistido en la voluntad firme del Gobierno de "avanzar en la laicidad del Estado" y de "proteger las creencias de quienes no creen". Público ha elaborado un decálogo para convertir España en un Estado laico.

I. Educarás en igualdad

En España hay 17.000 colegios de titularidad pública y 7.000 concertados o privados. Casi 2.500.000 alumnos de enseñanza no universitaria —uno de cada tres— estudian en centros concertados de ideario religioso. El Estado los financia con fondos públicos, pero deja su gestión en manos de instituciones religiosas. Este modelo es el pilar en el que se sustenta la influencia católica en la sociedad. Históricamente, la Iglesia ocupó así una responsabilidad desatendida por el Estado. La recuperación de la democracia no reformó este modelo, consagrado en el Concordato de 1979.

II. No sermonearás fuera del púlpito

La asignatura de Religión "interrumpe el funcionamiento común del horario lectivo e impide que ese tiempo se dedique a otro tipo de aprendizajes", según denuncia la plataforma Por una Escuela Laica. Los acuerdos con la Santa SEde y la LOE convierten la doctrina católica en una asignatura de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para el alumnado. El Estado paga a los profesores de Religión, aunque los seleccionan los obispos. La Religión ocupa casi 1.000 horas lectivas en las etapas de Infantail y Primaria y 450 horas en la ESO, tanto como la educación física o artística.

III. No impondrás tus símbolos al Estado

El pasado jueves, los máximos representantes de los tres poderes del Estado acudieron al funeral de Estado celebrado en la catedral de La Almudena, en Madrid, por Leopoldo Calvo Sotelo. Ni el Jefe del Estado ni el del Ejecutivo presiden esa ceremonia religiosa, quien lo hace es el Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Es el último ejemplo del sometimiento ocasional del Estado a la máxima expresión del poder católico en España. La jerarquía católica bendice cada momento clave de la vida institucional, casa al heredero de la Corona, bautiza a sus hijos y preside los funerales de Estado.

IV. No mezclarás la gloria terrenal y celestial

El arraigo de la Iglesia católica en España hace que se confundan en no pocas ocasiones las celebraciones de carácter festivo o histórico con las religiosas. El himno nacional saluda en Semana Santa la salida de cada procesión y el viernes santo las banderas de los cuarteles ondean a media asta en señal de duelo. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado escoltan iconos religiosos en celebraciones públicas, y las autoridades civiles acompañan a los representantes católicos en manifestaciones puramente religiosas. Los colectivos laicistas exigen que se evite esta mezcla de representaciones.

V. No acapararás las fiestas del calendario

El calendario laboral para 2008 recoge un total de doce fiestas nacionales para todas las comunidades autónomas. La mayoría tienen su origen en celebraciones religiosas que, a su vez, nacen de ritos paganos y tradiciones anteriores al calendario cristiano. Sólo cuatro celebraciones conmemoran eventos no religiosos: el día de la Constitución, el 1 de mayo, el 12 de octubre, Fiesta Nacional, y la festividad de cada comunidad autónoma. Los homenajes civiles están casi excluidos del calendario; el día internacional de la mujer no se celebra, pero sí el de la Inmaculada.

VI. No invadirás instituciones públicas

La presencia de representantes católicos en instituciones ajenas a la Iglesia es notable. Hay capillas, y capellanes, en hospitales, universidades y centros penitenciarios. El Concordato garantiza este privilegio, que alcanza cotas especialmente relevantes en las Fuerzas Armadas. El trato favorable que recibe la Iglesia católica en el ámbito militar se recoge en los acuerdos Iglesia-Estado de 1979. Su manifestación más anacrónica es el denominado ‘derecho de presentación’, aún vigente, por el que el Rey propone al Papa un nombre para el cargo de Vicario General Castrense.

VII. Cuidarás de tu propio patrimonio

A lo largo de los siglos, la Iglesia, privilegiada por su bienes, ha conformado buena parte del patrimonio artístico español. ¿De quién son joyas como las catedrales de Burgos o León? ¿Pertenecen a la Iglesia católica o a la Humanidad? El concordato de 1979 establece que “el patrimonio de la Iglesia sigue siendo parte importantísima del acervo cultural de la nación”. Así justifican la colaboración entre las administraciones y la Iglesia para la conservación y cuidado de una herencia monumental cuya titularidad es privada. Los fondos públicos garantizan la necesaria pervivencia de este patrimonio.

VIII. Acatarás la ley de datos

La apostasía es el procedimiento por el que se abandona la Iglesia católica después de entrar a formar parte de ella mediante el bautismo. No existe un registro oficial de apóstatas. Media docena de iniciativas —de carácter municipal— intentan paliar esta carencia. Apostatar es un derecho, sin embargo, la Iglesia envuelve con trabas las peticiones de apostasía. Algunos obispados piden al solicitante las explicaciones que no reclamaron al bautizarle. Las parroquias no suelen borrar al apóstata de su libro de bautismos, sólo hacen constar, junto a su nombre, su declaración de ser dado de baja.

IX. No utilizarás los medios públicos

La Iglesia católica dispone de espacios públicos, gratuitos y semanales en las televisiones públicas. La Iglesia evangélica ha denunciado que la confesión católica dispone de tres horas y media semanales en RTVE frente a los cinco minutos que concede a las confesiones minoritarias. Los actos litúrgicos de cada domingo son emitidos por el canal público, acomodados entre programación confesional. La 2 de TVE programó durante la pasada Semana Santa una celebración diaria durante cuatro días consecutivos, además de retransmitir procesiones y otros contenidos de carácter puramente religioso.

X. Te autofinanciarás

La actual campaña de la Renta es la primera desde que nació el IRPF en la que la Iglesia no percibirá la cantidad anual que le entregaba el Estado a fondo perdido. La Iglesia se servirá así de una declaración pública de impuestos para percibir el 20% de su presupuesto. Hacienda gestiona y facilita de esta manera la provisión de fondos para sostener a la Iglesia católica, exenta, hasta este año, de pagar tributos como el IVA. La autofinanciación es un objetivo recogido en el Concordato, pero la Iglesia no ha puesto nunca especial empeño en conseguirla.

jueves, 10 de julio de 2008

Todos a una

Todos a una podría ser el slogan bajo el que marcharíamos hacia la definitiva globalización, ese estado planetario de cosas que, en realidad, nadie sabe definir en todos sus extremos. Imagino que los ocho representantes de la erótica del poder mundial -digo yo que de ahí vendrá lo de "G"- algo más que los simples mortales han de saber sobre el tema, aunque dudo mucho que accedan a explicarlo crisísticamente -término que me permito acuñar como sinónimo de hablar sin rodeos-, por lo que barrunto que nada se obtendría fuera de las interminables perífrasis a que nos tienen acostumbrados cuando no les sale de la real gana de hablar de algo.

A este bloguero padawan le gusta mirarse al espejo y ver un ciudadano del mundo, ni ser de aquí ni ser de allá, por lo que quizá no perciba en toda su extensión la malicia de la globalización. Por otra parte los hippies y sus evoluciones posteriores siempre me dan buen rollo, y éstos se definen como antiglobalización, con lo que la contradicción interna está servida. Y en caso de conflicto, nada mejor que la cautela.

El capitalismo-neoliberalismo ha conquistado hasta la Fosa de Las Marianas, por lo que ya no es necesario temer que el mundo se unifique bajo este sistema económico. Las corrientes migratorias han ampliado la oferta gastronómica exótica en todos los rincones del mapamundi, así que otro aspecto globalizado. En cuanto a la cultura, nada puedo añadir que cualquier hipotético lector a partir de 6 años no sepa mejor que yo: artesanías andinas, massai, pakistaníes y australopitecas componen un top-manta universal que se puede encontrar en cualquier rincón de Nueva York hasta el famoso mercado de Estambul; las músicas étnicas más recónditas, afortunadamente, se derraman por la atmósfera de la mano de la tecnología P2P. Y un largo etcétera de elementos que no nos está quedando más remedio que compartir -y a veces, soportar- universalmente.

¿Qué impide entonces de facto completar este proceso social? ¿qué está obstaculizando la uniformación política y cultural de todo el orbe? Exactamente. Las Religiones. Las creencias sobrenaturales, lo único en lo que la humanidad es incapaz de ponerse de acuerdo. Puedo comel un loyito de plimavela, zamparme a destajo un kebab o hacerme un sandwich de serpiente con hojarasca de Borneo, pero de ponerme en pompa cara a la Meca, nanay. De la misma forma que aquéllos no cambian a su rollizo Buda por un maltratado e impresentable mesías, por muy hijo bastardo de Visnú que sea.

Y si, como algunos y algunas afirman a pies juntillas, existe la mano negra en forma de hermético concilio de poderosos que procuran gobernar los destinos de globales del mundo, imagino que la Religión se habrá convertido en hueso más duro de roer.

Sea como sea, me ha quedado regusto a frustración tras la última edición de Blanca-Merkel y los 7 enanitos que sumados son ocho que ni con los diecinueve platos del encumbrado menú apuesto que se diluye. Una especie de gastritis política, una acidez paranoica que me decía que si en el momento de la foto común la tierra abría sus fauces, se los tragaba enteros y escupía por un lado los huesos y los trajes fláccidos y vacíos por otro, el clamor festivo de la humanidad sacaría el planeta de su sagrada órbita.

Ante la duda que persiste e incapaz de discernir nada expresable sobre el tema, renuncio por el momento a pronunciarme sobre la globalización. Éso sí, desde que lo descubrí, me vence día a día un fenómeno infinitamente más grato y positivamente globalizador. Me refiero a la blogalización.

martes, 8 de julio de 2008

Sí que creo

No es cierto que no crea en nada. Desmiento firmemente a mis opositores, en ese sentido.

Me gusta imaginar que tengo opositores, detractores e incluso enemigos, porque me hacen creer que existo. Al fin y al cabo nadie te publicita tan efectivamente como un enemigo acérrimo. Así pues yo tengo fe en mis enemigos, en su ojo vigilante que observa mis actitudes y que más pronto que tarde vendrá a juzgarme, a ponerme a la izquierda o la derecha, a restregarme mis asquerosos defectos, dictar sentencia y hacerme pagar por ellos. Y vivo esperando esa fecha.

Así, hay días que me levanto inquieto, escudriño por las rendijas, rebusco esperando tropezarme con un micrófono, una mini cámara, un anónimo amenazante en el buzón. Algo.

Salgo a la calle de reojo, sin ni siquiera intentar pisar en el centro de las losas, con lo que me gusta. Cuando noto esos ojos en la nuca, me giro casi saltando para sorprender al desconocido que da sentido a mi vida. Pero, por el momento, sólo hallo perspectiva oblícua de la avenida, salpicada de seres inofensivos.

En esos días no puedo concentrarme si no es en identificar a mi malhechor personal, inventar indicios que lo evidencien, le cambio el rostro y el atuendo y puedo identificarle con quien me apetezca, ver la acción de su mano en cualquier incidente que me afecte, culparle y guardarle rencor.

Tomo café y leo en el diario una carta al director que me alude claramente. No conozco al tipo que la firma, ni manera tengo, así que me conformo con mantener el nivel de alerta. Me obliga a vigilar la dichosa sección durante un tiempo.

Uno me pide fuego. Cómo existe quien circule alegremente sin portar un mechero. Mientras enciende el cigarrillo con la cabeza gacha, mimando la llama con el cuenco de las manos, la vista se me va a sus bolsillos en busca del bulto delator, el repujado rectangular que le delate por fin. Camisa, caderas, me aupo de lado para alcanzar a ver los bolsillos traseros. Le sigo durante un rato hasta que se pierde por la boca de un edificio. He de pasar por allí más a menudo; si vuelve a pedir candela no habrá más que buscar.

Claro que creo.

Creo, por ejemplo, que cuando abrazas una religión, cualquiera, algo bueno agoniza en tu interior y, a cambio fantasmas maniqueos se adueñan de tus días.

Por ejemplo.

lunes, 7 de julio de 2008

Un flanco más. Primera parte. Indocumentada.

Sin prisa pero si pausa, los musulmanes que desde hace décanas emigran a Europa van tomando posiciones, enarbolando como derechos la incorporación a la legislación de los dogmas del Islam aprovechando los huecos dejados por la legislación en materia religiosa vigente en muchos países europeos. Hay que reconocerles, como virtud mínima, la paciencia infinita.

Mientras, Occidente, con sus constituciones y derechos civiles, se está dejando embaucar por la "religión de la paz" sin primero hurgar mínimamente en la vida y milagros de aquéllo que está propugnando como "admisible" y que tiene mucho más de invasión ideológica y cruenta que de filosofía pacifista.

Creo firmemente que dar a un perfecto desconocido mucho más de lo se recibe le sitúa a uno en un estamento cercano a la imbecilidad, amén de constituir un movimiento sumamente arriesgado cuando el interfecto duerme en tu casa y comparte tu mesa. Claro que yo soy desconfiado de natural.

De ésto no parece enterarse, por citar un ejemplo reciente, Lord Phillips, presidente del tribunal supremo del Reino Unido, que se ha decantado por incorporar ciertos preceptos de la Ley Islámica al ordenamiento jurídico británico, y se entreteniene en aclarar que sería la ley inglesa la que imperaría, a fin de evitar sistemas paralelos. En efecto, el sistema es para lelos.

Reconozco que el Islam es la única religión que me produce más náuseas que el Catolicismo, tanto en sus conceptos como en su puesta en práctica. Entretenidos como solemos estar plantando cara al sotanerío facineroso anidado en esta tierra de campeones deportivos, es más que probable que estemos descuidando la espalda y regalándosela a Alá y a Muhammed, su profeta. Profeta que, dicho sea de paso, estaba pluriempleado como Señor de la Guerra.

Tampoco oculto mi animadversión por todo cuanto tenga que ver con la imposición de pautas religiosas en el ámbito civil o público, y por motivos que todos conocemos la organización más comprometida con estas maniobras en nuestro entorno más inmediato es la iglesia católica, pero en este caso el dicho popular más inapropiado que podríamos aplicar es el de "la mancha de la mora, con otra verde se quita", o viceversa, en el supuesto actual. De éso ni hablar.

Los musulmanes están voluntariamente sujetos a practicas incluso más absurdas, destructivas, invasivas y denigrantes para la dignidad de los agnósticos y ateos que las propugnadas por la Iglesia Católica, y es probable que el ordenamiento jurídico europeo deba plantearse el procurar la salida y vetar la entrada en su seno de cualquier medida arbitrada con vistas a cubrir las necesidades religiosas de cualquier colectivo.

Es conveniente recordar que para los teólogos musulmanes y, por ciega extensión, para sus fieles, la no pertenencia al Islam en sus territorios de influencia se traduce en la muerte, ya sea por sentencia explícita o por circunloquios igualmente mortales de necesidad (apedreamiento y posterior encarcelamiento, sin cura previa; una pasada); la apostasía, que en el seno del Catolicismo cuesta dios y ayuda obtener, en el Islam ni siquiera se contempla, de forma que la renuncia a la fe se traduce en la pérdida de todo derecho civil, confiscación de bienes y muerte, si tienes las piernas cortas.

Las zonas de religión musulmana someten a sus vástagos a un intenso lavado de cerebro que ya conocemos por nuestras propias religiones locales, pero introduciendo novedades como ésta en la que morir defendiendo activamente el Islam, es decir, matando por él, proporciona un pasaje automático al paraíso y un vale para copular eternamente con nosecuántas vírgenes, que cabe suponer que, por simple deducción, serán de usar y tirar (aunque en este caso ambos verbos parecen sinónimos). Personalmente me quedo con los mártires cristianos, por motivos obvios.

Las comparaciones en este caso, lejos de ser odiosas, deben servir para desviar la mirada (que cuesta lo suyo, cierto) de la jeta del Papa, echar un vistazo por los rincones de la sociedad, que es donde suele acumularse más porquería, y estar alerta sobre el resto de políticas supersticiosas, especialmente aquéllas que confunden los dioses con el estado y que te perdonan la vida a condición de que estés suscrito a su catálogo de supercherías.