lunes, 5 de abril de 2010

EL SIGNO DE LA CRUZ

Por motivos que no vienen al caso, esta tarde estoy clavado en casa.

He echado (¡!) mano al Google reader para dar un vistazo a las novedades en los algo más de 300 blogs a los que estoy suscrito, tras lo que me he bajado a repasar manualmente algunos de mis favoritos.

Marco uno de mis preferidos. Es un blog de música. Su propietario apenas ha sido premiado con tres o cuatro comentarios en varios años de bloguero. Alguna vez le leí comentarlo, no sin cierta amargura.

Su blog era de música. Con mucha calidad literaria, humana y técnica. Y digo era porque ha sido eliminado por su autor. Me ha dolido casi como si hubiese echado la persiana el mismísimo Manolo Saco, por mencionar alguno entre muchos buenos blogs.

Su nombre era EL SIGNO DE LA CRUZ, y era un buen, un muy buen blog, donde, inculto de mí, descubrí nada menos que a los Yellow, sin ir más lejos.

Los homenajes los suelen ofrecer las altas instituciones pero, como tú mismo dijiste un día, nadie llevará rosas a nuestra tumba. Pues jódete, compañero, yo voy a llevar una a la tumba de tu blog, tu magnífico blog. También es un poco a la tuya, como bien sabes.

Tuve el buen tino de suscribirme, por lo que conservo todas y cada una de tus entradas, todos tus consejos, reflexiones y recomendaciones. Sin tu permiso, voy a dejar constancia aquí de uno de los post que escribiste desde el fondo de tí mismo, uno de los que más me estremeció.

Va por tí, mi desconocido amigo. Va por EL SIGNO DE LA CRUZ:

El poder del catalizador

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Estoy escuchando en estos momentos Dare!, el album que catapultó a la fama a The Human League. Tras dos lps como cuarteto (la otra mitad se escindió creando Heaven 17), algo hizo que vieran la luz... comercial. No tuvieron ni que cambiar de casa de discos, únicamente usaron un nuevo enfoque para encauzar su mensaje pop. Y llegó el reconocimiento que no lograron al principio, que se fue diluyendo con el paso del tiempo. Lo efímero sube como la espuma, luego hay que saber aguantar inteligentemente el momento del descenso. La creación es un proceso caprichoso. Nunca sabes qué es lo que trasciende, nunca sabes qué mueve a las masas a aupar unas cosas y destruir otras. El arte no es cuadriculado. El corazón no es lógico y la cabeza no sabe de sentimientos. Lo importante es estar ahí y aportar inteligencia y saber hacer. Muchas veces todo cae por su propio peso. Mientras tanto no dejéis nunca de escuchar a los que nunca hacen gala de tener la RAZÓN.


La sensatez al poder. I

Usamos el tópico de la imaginación al poder, sin caer en la cuenta de que el mundo se construye a base de simples series de sumas de dos números, y poco más. Incluso la multiplicación consiste en sumar un número a sí mismo tantas veces como diga un segundo número. Con este simple principio como herramienta conseguiríamos hacer de esta bola un lugar mucho mejor, si tuviésemos la valentía y la honestidad de apechugar con las consecuencias, claro está. Porque hay ocasiones en que uno piensa que, en realidad, tras los discursos vacuos y las comidas de trabajo, nadie está realmente interesado en sumar dos y dos.


Así fue como el laureado de la economía de perogrullo -y la califico así por la sensatez de sus planteamientos y conclusiones-, D. José Barea, se ha situado prácticamente en la cima del podium de los gestores presupuestarios: sumando una y restando tres. A sus ochenta y tantos, Barea, lúcido neoliberal a saco y fichaje estrella de Aznar, sigue teniéndolo claro:

lo primero y lo segundo que hay que hacer para sanear una economía, es congelar el sueldo de los funcionarios de base durante cuatros años. Sí, ésos que salen por 1.100 euros ramplones al mes.

lo tercero, reducir 10% de la plantilla de asesores y otro tanto por ciento las retribuciones complementarias de los altos cargos públicos. Sí, ésos de entre 3 mil y 5 mil eurazos al mes.

lo cuarto, reestructurar a fondo los capítulos de protección social (sanidad, servicios sociales, desempleo y pensiones), es decir, reducir gastos y coberturas a toda costa. Se traduciría en los caritativos profesionales dándose aún más autobombo, si cabe, y consagrándose definitivamente como los únicos e inimitables quijotes de los pobres. De paso, Barea se escuda tras el el premio nobel P. Krugman para dejar caer que tanto los precios como los salarios actuales son insostenibles. Pues divídalos ambos por dos, hombre de dios...

lo quinto, dar vacaciones indefinidas a tres ministerios al completo: Cultura, Vivienda e Igualdad. Eso lo entendería.

como sexto, situaría un invento revolucionario tipo si lo logras te monto un piso, a saber: se llama flexiseguridad y consiste básicamente en conservar la seguridad en el empleo y los niveles de protección de los asalariados, sin que la empresa pierda flexibilidad y capacidad de gestión por ello. Hay acciones para las que resulta imprescindible mandarse extirpar una costilla. Parece mentira.

en séptimo y último lugar, excepto el detalle desagradable de dejar a los mineros bajo tierra hasta los 70 años -muchos saldrían a la superficie justo unos días antes de volver al subsuelo de forma permanente-, Barea se apunta tres medallas igualmente de perogrullo, pero que los sucesivos gobiernos reinantes ni se plantean, a saber:

  1. extender a todo el período contributivo la base reguladora para el cálculo de la pensión.
  2. porcentaje aplicable a la base reguladora proporcional al número de años cotizados.
  3. supresión de todas las jubilaciones anticipadas.

Ya de mi cosecha, añadiría:

  1. la reincorporación al mercado laboral de todos y cada uno de los jubilados anticipados menores de 55 años aunque para ello, evidentemente,debe existir previamente un mercado laboral. Y no es el caso.
  2. la revisión de todas las tallas de pensiones de invalidez, pequeña, mediana y grande, y condicionar su concesión a los ingresos del pensionista.

Lo cierto es que el cuento terminó con Aznar pasando muy mucho de la sapiencia del Sr. Barea, por lo que éste tuvo que largarse pasado un tiempo prudencial, so pena de acabar haciendo el ostra en su flamante oficina presupuestaria.

Los Intocables de Ratzinger

La efebofilia mística es ya un asunto manido que debería encontrarse ya a estas horas en vías de solución, aunque me temo que visto lo visto, la cuestión va a quedar de nuevo en agua de borrajas. Ahora más que nunca se ha podido corroborar el inmenso poder terrenal que atesora la Curia, que a capeado a pecho descubierto los envites de la realidad repugnante que la impregna; imposible corromper aún más lo que hace siglos que está podrido. No queda más que resignarse, una vez más, y murmurar éso de con la iglesia hemos topado.

Reconozco que a veces siento algo de aprehensión. Es una lucha desigual, sobre todo en este país, con un Estado confesional de facto amedrentado ante datos que se les presentan infames e inflamados y que es incapaz de contradecir las huidas verbales hacia adelante en boca de jerarcas y fieles de a pie, dignos peones, llamando a la yihad católica contra aquellos que reúnen el valor para enfrentar los desmanes y supercherías de la numerosa jerarquía eclesiástica.

Con el cristofascismo de postguerra desempolvando los baúles, sólo pensar en lo que ha ocurrido cada vez que han enarbolado del crucifijo por las calles, hiela la sangre. Para los anticlericales -y digo anticlericales, que no anticristianos-, se abren dos posibles salidas: o el arrepentimiento y aceptación de los dogmas impuestos desde la cúpula, o la condena al ostracismo y penas aún peores. Así ha sido cada vez que se ha sellado la alianza Iglesia-Estado.

La desigualdad en la pugna se evidencia en la potestad que demanda la Iglesia para someter a criba todo cuanto acontece en la sociedad, mientras clama por la inviolabilidad de sus cuentas, que sólo a Dios corresponde juzgar. Todo un brindis al sol y un burdo truco para huir de la quema.

Sé que no luchamos contra ningún Dios. Todas las élites religiosas -no sólo la católica- acaban ganando cuantas partidas se les plantean tarde o temprano, no por voluntad divina, si no porque a ellas se adhieren para liderarlas los tipos más despiadados y manipuladores del momento, que ven en la religión una oportunidad de invertir sus ambiciones más inconfesables.

Está ocurriendo igualmente con el Islam, que lenta pero inexorablemente se está incrustando en los márgenes no escritos de occidente, trayendo a las puertas de Europa una filosofía que en muchos aspectos nos es ajena y detestable. Y quizá estemos comentiendo el error de apoyarles tácitamente con la vana esperanza de asistir con ello al debilitamiento de la clerigaya que nos puya y gobierna desde hace siglos pero, en tal caso, nos estaríamos equivocando de medio a medio.

Si el racionalismo ya encuentra difícil encaje en la curia romana, con la dispersa élite de jerarcas islámicos estaríamos hablando de órbitas dispares, de universos contrapuestos.