lunes, 31 de agosto de 2009

Hombres (y mujeres) de poca Fe.

La dichosa Gripe no deja indiferente a nadie, por lo que Irán (así, de forma impersonal) ha prohibido viajar a La Meca durante el Ramadán (malamalamadindon), y Egipto ha limitado los parámetros permitidos a los peregrinos. Parece que cuando las vacas se vuelven flacas, adelgaza en la misma proporción la cantidad y calidad de la Fe de los prosélitos de las dos grandes religiones monoteístas, dejando tirada la oración a las primeras de cambio para gritar aquello de "si, si, arcángeles alados, pero... ¿no hay alguien que tenga una cuerda...?"

Será que Alá, siendo varios milenios más joven que Yavéh, aún no ha adquirido suficiente práctica en materia de curaciones. Y éso que es una gripecilla de nada... Meca-Goen-Tó

Estupidez por lo civil

Es una de las preguntas que muchos no-religiosos empiezan a plantearse, a la vista de los extremos inusitados a que puede llegar el cretinismo de algunos que, después de pasarse la vida largando de la curia y los presuntos cuentos chinos con los que se ganan el pan con el sudor del de enfrente, ascienden sin recato, en cuerpo y alma, a la cima de la horteridad: bautizar o comunionar a sus pobres vástagos, por lo civil.

Son aquéllos en quienes la suma de una educación católica preescolar perversa, un par de genes echados a perder y la ausencia de personal competente en su entorno íntimo, han causado estragos irreparables en sus sentidos, sobre todo el común y el del ridículo.

A partir de aquí, toda frase que me viene a las mientes contiene al menos dos términos soeces, barriobajeros y varios insultos considerados graves, por lo que me abstendré mientras cuento hasta 10. Mejor 100. Mejor lo dejo aquí; hay asuntos que no necesitan más comentario.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Retrato de un niño especial

Cabe suponer que ha sido buena idea impedir la exhibición de retratos de milicianos vascos en los baretos del lugar. Los motivos son convincentes, de cajón, de blanco o negro, de tú o yo. La libertad, el respeto y la tolerancia, tienen esos límites, esos inconvenientes. Venerar o admirar retratos de tipos que han quitado fríamente de enmedio a gente inocente puede llegar a considerarse inadmisible.

Allá por 1441 nació en Aragón un
niño especial. Su aristocrática cuna y excepcionales virtudes intelectuales y humanas le fueron premiados con sendos doctorados en la Universidad de Bolonia primero -donde obtuvo y ejerció, además, cátedra de Filosofía Moral-, y con la obtención de la monseñoría de la Catedral de Zaragoza después, corriendo ya el año 1474, tras un brillante y abultado currículum.

Por aquellas fechas, era Aragón un fortín de poderosas familias de conversos, irredentos y herejes como ellos solos, firmemente reacios a la instauración y normal celebración de los autos de fe del Santo Oficio necesarios para mantener y fomentar el buen orden en las ciudades de aquel entonces. Fue en 1484 cuando, en buena providencia, fue co-nominado como incoador y gestor de dichos autos, granjeándose de esta forma la enemistad de las pudientes élites, a quienes no tembló la mano a la hora de asesinar por envenenamiento a su coadjutor. Así, amenazada su vida y habiendo sobrevivido milagrosamente al menos a tres serios atentados, nuestro
niño especial obtuvo fuerzas de flaqueza y acometió ilusionado su misión en solitario, siendo que el 3 de junio de 1484 dos herejes son condenados a muerte, y Aldonza de Perpiñán arde como una tea en el patio del Palacio Episcopal zaragozano, acusada de llevar a cabo ritos judíos. Con idéntica pulcritud, un año después expedientó con diligencia a Salvador Esperandeo y Guillermo de Buisan, que morirían quemados varios meses más tarde. De los también acusados Bartolomé Sánchez y Bernardo de Rivas poco puede decirse, ya que desaparecieron sin dejar rastro.

La honestidad y el fiel cumplimiento de la Ley siempre tiene un precio, y nuestro
niño especial murió un 17 de septiembre de 1485 como resultado de las heridas de arma blanca causadas por asesinos a sueldo enviados por sus enemigos, si bien es justo reconocer que su muerte no fue en vano, ni su obra acabó al tiempo que su vida.

Los malhechores fueron capturados, cortándosele las manos a uno en el lugar del crimen, para más tarde ser llevado a la plaza, decapitado, descuartizado y quemado, afortunadamente por ese orden; otro acabó igualmente sin manos antes de muerto, y aquéllas clavadas en el portón de la Excma. Diputación; los huidos, apresados camino de Navarra e imaginativamente ajusticiados, etc. En total, sin contar a dos que por remordimientos saltaron desde una torre, nueve fueron ajusticiados a temperatura ambiente y trece asados en
esfinge, entre los que dicen las crónicas que se encontraban unos tales Juan de Esperandeo, Vidal Durango, Luis de Santángel, Jaime Montesa, Juan de Pero Sánchez, arrendador del General, Alfonso y Guillen Sánchez, hermanos del tesorero general, Gaspar de Santa Cruz, García de Moros, Martín de Santángel, Sancho de Paternoy, Domingo Lanaja, Francisco de Palomar y Pedro de Almazán, todos de noble linaje pero desafectos a Dios y al Rey, a quienes, en adelante, la antaño negada aristocracia zaragozana tomó un tan solícito afecto, que hubo quien vió en ello mano del mismísimo Jesucristo.

Pedro de Arbués, que así se llamaba nuestro niño especial, descansó por fin en la paz de tan mullido colchón de cadáveres -entre propios y póstumos- a la espera de una canonización en bondades que tardaría casi cuatro siglos en llegar, tras varias iniciativas que, inexplicablemente, no prosperaron en su tiempo.

El ahora San Pedro de Arbués Mártir -mártir por tres cuchilladas, haríase bien en aclarar-, obtuvo la canonización contemporánea a la proclamación de los dogmas de la inmaculada concepción de María e infalibilidad papal. Tres inequívocos aciertos.

Por tanto, querido lector, si a las puertas de alguna iglesia le obsequian una estampita con el retrato de San Pedro de Arbués Mártir, intente imaginar el cuerpo menguado y carbonizado de, por ejemplo, Aldonza de Perpiñán, y un aparato llamado garrucha que, contra toda lógica, no cuenta en el inventario de las reliquias del santo.

Y es que, cuando se venera o admira un retrato, hay que estar seguro de quién se trata.

lunes, 24 de agosto de 2009

El vehículo

A primera hora de la mañana, durante el desarrollo cotidiano de mis funciones, he atendido a mi primer cliente desplegando sin piedad mi simpatía, cordialidad y abrumadora efectividad. Lo difícil, al minuto; para lo imposible tardamos un poco más, reza el presuntuoso slogan de auobombo propio del gremio.

El caso es que, encantado y agradecido tras la brillante operación, una sonrisa descomunal como un elefante me tiende un brazo en forma de trompa acabada en una mano expectante dispuesta en cuenco. La mano ha quedado suspendida en el aire unos segundos, esperando mi decisión de enviar la mía a la cita ritual del apretón, donde la piel toma notas sobre quién es el otro.

El otro, en este caso, es un peón feliz, como yo, que tira p'alante sobre el tablero, pasito a paso, sin que las reglas del juego te permitan retroceder en el tiempo ni en el espacio. Una mano mediana, cálida, seca, nervuda y áspera, una mano franca. Pocas similitudes con esas otras manos que se entregan como el que regala un pez muerto, flácido, de un frío húmedo.

La cuestión es que detesto desagradar sin un motivo justificado, por lo que lanzo gentilmente la mía, rauda y certera como lengua de camaleón. Ritual de sonriente acercamiento con sacudida de las manos cogidas. En los varones, es ésa la principal función de las manos, independientemente del entorno: sacudir. Despedida cordial con promesa de vuelta, liberación de presa y salida de escena.

Ni hubiese reparado en la secuencia si no fuese por la aguda punzada en un lugar indeterminado del ojo, seguido instantaneamente de abundante humedad y el reflejo involuntario de mi mano taponando la lagrimorragia. Mi mano. La misma mano que se ha restregado, casi coitado, con otra mano ignota apenas unos segundos antes. Veo transcurrir los fotogramas uno a uno, y llega la certeza del riesgo.

Las normas de prevención de contagio me vienen en tropel. Me entrego a mi destino y no me lavo el ojo, ni las manos. Es primordial conservar la calma. La lágrima disipa el escozor, y trae la esperanza de que haya arrastrado un posible agente patógeno. Tranquilo, me digo, es la psicosis imbuida por el Sistema. Toco, beso, respiro y como a diario, a veces en condiciones adversas, y nunca había sufrido una paranoia de esa naturaleza y calibre. Pero ahí está, y el pánico llamando a las puertas del pericardio.

He de intentar despejarme, distraerme. Pido permiso y voy a desayunar. Los temores adquieren tintes de terror mientras me acerco a la entrada del bareto. Imagino el microorganismo (que para eso es micro) abriéndose paso en el angosto capilar del ojo, para acceder al torrente sanguíneo y comenzar la infección. La guerra en la que no se hacen prisioneros por ninguno de los dos bandos. Echo el azúcar, remuevo. La fiebre puede ser el primer indicio. Pongo el aceite intentando acertar en las pequeñas incisiones hechas al pan. Después puede que me cueste respirar. Un sorbo de café para bajar el miedo al estómago. Me sienta bien. Observo alrededor y llega la evasión, mastico sin prisa.

Qué le debo. Es uno cuarenta. Toma. Tu vuelta, perdona la calderilla pero no tengo cambio. Da igual (miento).

De regreso, vuelta a empezar. La sospecha, el mira-que-si..., y las emociones descontroladas.

Y caigo en la cuenta. Paz, al fin. Sonrío, mentalmente primero, explícitamente después y camino con el ánimo renovado y por fín libre de dudas. ¿Estornudos? ¿besos? ¿contacto físico?. Si, es posible que jueguen un papel en el mecanismo de transmisión de las gripes. Pero han obviado el que será vehículo principal: el dinero. Y digo obviado, que no olvidado. Porque incluirlo como agente transmisor influiría, ni más ni menos, que en el consumo y, por ende, en la jodida recuperación económica. Nunca pensé que diría ésto: ¡viva la Visa Bronce!

Imagen tomada de http://www.risaysalud.com/imagenes/sonrisa%20con%20broches.jpg

sábado, 22 de agosto de 2009

Desmoraliza, que algo queda

Lo que les hacía falta a los ecuatorianos. Si no tenían bastante con verse obligados a abandonar su país en busca de sustento y mejores condiciones de vida, ahora se presenta en casa (Casa Patria, se entiende) un señor muy sabio e importante, y a los que aún no se han marchado de su tierra les dice -literalmente y de muy buen rollo- que "el hombre no es capaz de gestionar el propio porvenir sin contar con esas dimensiones que tienen en Dios su inicio y su cumplimiento".

Será que los alemanes, por dar un ejemplo, son extraterrestes. Ya decía yo que eran demasiado altos. Con amigos como él, les sobran los enemigos. Aquí el contexto. (3er. párrafo, para los impacientes)

Erradicación de la Sharia: una utopía urgente

Si existe un asunto inaplazable a resolver en el espacio internacional, ése es la extirpación de la Sharía como parte de la legislación de todo aquel pais que la admita. No es preciso explicar porqué, ni las inhumanas consecuencias sobre quienes la padecen. El que quiera saber que se compre un libro, o eche una canita al aire en Irán.

El Islam, como todas las religiones monoteístas, ha anatemizado el sexo y forzado a considerar toda relación personal o apareamiento ajena al matrimonio como pecaminosa o, directamente, delictiva. Que por coitar con quien bien te parezca te llamen pecador es como el que oye llover, pero es que en Irán, como en muchos otros países, te condenan a morir apedreado -lapidar me parece un verbo eufemístico y demasiado biensonante-, llegando este veredicto a ejecutarse en ocasiones.

Mientras los islamistas europeos -que presumen de no comulgar con las ruedas de esas piedras de molino- no tomen cartas en el asunto y presionen a sus hermanos regentes en las teocracias islámicas, mostrando inequívocamente su desafecto por la Sharía y cualquier otra manifestación de integrismo religioso, el Islam continuará siendo, presuntamente, la religión que hoy por hoy, encarna la más directa amenaza para la libertad e integridad de los seres humanos.

Amnistía Internacional está recogiendo firmas para intentar evitar estos ajusticiamientos. Pincha aquí si te interesa.
La Iglesia Católica ha sido, presuntamente, como esa cuñada aviesa: cometido el desmán, tergiversa hábilmente los hechos, y acaba logrando que las que fueron víctimas aparezcan como verdugos. Por éso acaban, presuntamente, por no distinguir entre una verdad revelada, y una verdad transformada.

viernes, 21 de agosto de 2009

El demonio puñetero... y (1)

Más chascos en la navegación. Ni Don Cristóbal topó con más sopresas en sus largas travesías. Ésta que sigue, más que una sorpresa, es (como diría mi buena amiga Guerrera) una presunta necedad, vocablo éste que no es un insulto, sino una característica.

He aquí la mencionada presunta necedad

¡Ah, qué sería el mundo sin la extraordinaria diversidad de pareceres de sus criaturas...!

(1) Voy a tener que irme a fregar los platos, porque cada apertura webística es más... no sé, ¿fructífera?

jueves, 20 de agosto de 2009

Que tiznas, le dijo la sartén al mango

Hace unos días, necesitaba unas fotillos especiales y, siguiendo mi norma, tecleé lo primero que se me vino a la cabeza, para después repasar las sorpresas -muchas imágenes no tienen nada que ver con lo solicitado- e intentar elegir algo adecuado.

Acababa de ver el telediario acojonante de Antena3, y me salió de sopetón "loco peligroso". Varios cientos de miles de fotos con su página correspondiente. Tras mirar y remirar como en un mercadillo, algo me llamó la atención, y me salió ésto

Puedo prejurar y prejuro que fue sin querer.

miércoles, 19 de agosto de 2009

La ineducación

No acaba de llegar la hora en que el Estado afronte con seriedad la instrucción de los ciudadanillos de este país. Como es costumbre entre los estudiantes, el gobierno tiene fecha para el examen, -el próximo informe internacional sobre calidad de la educación-, pero volverá a dejar toda la materia para el día antes de pasar la prueba, con lo cual hay que dar por seguro que volverá a suspender. En realidad no es un fracaso del ministerio de educación, sino de la sociedad en su conjunto.

Y ya va siendo hora de que alguien saque a colación lo que muchos piensan y nadie comenta, por variados y siempre personales motivos: el periodo de descanso de los estudiantes resulta excesivo.

En lo que a la formación académica se refiere podríase asegurar que el tiempo es oro. No son pocos los casos en los que la materia se imparte parcialmente por falta de tiempo real para completarla, hecho al que siguen tres meses de inactividad. Absurdo.

El victimismo del estudiante en este sentido no es de recibo. Las excusas de la administración, tampoco. No es necesario sucumbir a la tentación de establecer comparaciones obvias entre el ámbito laboral y el estudiantil para concluir que se trata de un asunto prioritario al que urge hincar el diente sin eufemismos ni prejuicios.

Hasta ahora, las cosas han sido conducidas en la forma que todos conocemos, y los resultados son escandalosos. Los estudiantes se han convertido en las víctimas de un sistema que les trata como estúpidos, sin ser aún conscientes de que muchos pagarán cara la filosofía del dame pan y dime tonto que se les está inculcando.

En este sentido, tanto el gobierno como los estudiantes están intelectualmente de vacaciones y no se vislumbra mejoría en ningún sentido, dinámica por otra parte muy acorde con la tónica general del PSOE a la hora de afrontar la tarea de gobierno: esperar a que pase la mala hora, o unas elecciones le releve de la responsabilidad y que pase el siguiente.

La guerra de los cruficijos, en esta situación, es irrelevante. Al fin y al cabo, una cuarta parte del tiempo estos idolitos presiden aulas -y cabezas- vacías.

martes, 18 de agosto de 2009

Qué es la Historia, sino la caja negra de la Humanidad.

lunes, 17 de agosto de 2009


He decidido ilustrar tanto en el aspecto gráfico como de contenido, el post anterior, ante alguna duda surgida en la zona de improperios ;-)

No es el único ejemplo, pero me parece válido, como muestra.

domingo, 16 de agosto de 2009

Si bajo el lema de un nuevo orden se reúnen los conceptos "Dios, Patria y Libertad", ésta última suele salir malparada.

viernes, 14 de agosto de 2009

Es evidente que en muchos aspectos y salvando las muy significativas diferencias, uno de los principales objetivos del Opus Dei es competir -que no combatir- con la Masonería.

Duelo de Sueños

Siendo aún un bebé, creía que el "Sueño" a que aspira el pueblo yanqui consistiría en procurar hacer de ésto un edén justo, pacífico y dignamente solvente. Un paso importante para lograr estos objetivos pasaría por un sistema sanitario eficaz y gratuito, pero los patricios del imperio deben sus privilegios a la existencia de una mayoría plebeya indefensa ante la enfermedad, la miseria y la muerte.

Cuestión de referencias, de subjetividad. Para que algo se vea a sí mismo "arriba", mucho ha de situarse "abajo". Los grandes problemas tienen soluciones complejas, pero causas sencillas.

Una vez más, el tan cacareado "Sueño Americano" es sólo dinero. Ahora, en plena adolescencia, fantaseo, imagino y me suscribo, pues, al "Sueño Europeo".

jueves, 13 de agosto de 2009

"Le rompería las piernas a esos del..."

Es con lo que se ha dejado caer hace unos minutos una ciudadana que empujaba una silla de ruedas por una céntrica acera de la ciudad. La expresión completa, parafraseada, ha venido a ser algo así como le rompería las piernas a esos del ayuntamiento -los concejales responsables, he sobreentendido- y les pondría una temporada en una silla de ruedas, para que vean lo que no hacen. Más o menos.

Mi discreción me ha impedido parar a la señora y felicitarla sinceramente por la profundidad y contenido de la frase.

En este caso, no se puede achacar la cuestión al tópico de la escasa destreza de las féminas en la conducción. Entre una población envejecida, en cualquier ciudad o pueblo del país se prodiga el uso de toda suerte de aparatos rodantes, transformando las vías peatonales en un videojuego de sortear obstáculos, bordillos, tapas de arqueta débiles o rehundidas, alcorques, etc.

No seré yo quien abogue por romper las piernas de nadie (mejor no pensar en ello, no sea que...), pero como dicen en mi pueblo, un par de ostias, no hay quien se las quite.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Hoy, el enemigo del Catolicismo no es el Judaísmo o el Islam: es el Ateísmo. Como la Cocacola, Roma se ha percatado de que lo importante es consumir el producto. Siempre es más factible captar a un adicto a la Pepsi, que a un bebedor de agua.

lunes, 10 de agosto de 2009

Católicos, hoy: dejados de la mano de Dios.

Colectivos ateos y anticlericales se desgañitan a través de los Medios demandando el desarme político de la Comunidad Católica y el Estado Vaticano, arguyendo un intervencionismo inadmisible de la Iglesia en lo público y atribuyéndoles actitudes obstrucionistas en el normal desarrollo legislativo y progreso social del país.

Cierto es que muchos de los ciudadanos que profesan el Catolicismo apostolar y activo en España, está reaccionando a la política laicista de los sucesivos gobiernos que se ha traducido en una pérdida de poder político e influencia social del clero sin precedentes, a pesar de las múltiples organizaciones surgidas para combatir las leyes socialistas que atentan radicalmente contra las bases morales que todo católico considera incuestionable en una sociedad de la que forme parte.

Mientra el ateismo militante gana terreno y adeptos día tras día gracias al progresivo reflejo de su pensamiento en las normas de convivencia, el Catolicismo contempla impotente e incrédulo cómo la moral popular escapa a su influencia y cómo estrategias -lícitas, por otra parte- como negar sistemáticamente la peticiones de anulación del bautismo a fin de mantener las estadísticas a su favor, están resultando inútiles a la postre, sirviendo exclusivamente como albarán justificante en la obtención del sustento económico del Estado, sin el cual, probablemente, la secular Institución vería seriamente comprometida su continuidad, dado que los feligreses se muestran poco interesados por colaborar a su mantenimiento material.

A esta triste situación ha sido conducida la Iglesia, fundamentalmente, por la ausencia de un reflejo en el ámbito político español, ya que a pesar de que algunos partidos -básicamente regionalistas- se declaran demócrata-cristianos, el apoyo real mostrado a las propuestas Católicas ha sido, en la práctica, nulo.

Asociados ideológicamente a Alianza Popular, con la refundación de ésta el alejamiento hacia posiciones neutrales se hace patente, movimiento que el nuevo Partido Popular intenta equilibrar -y conservar así el muy relevante voto Católico- con la adhesión de militantes renombrados del entorno del Opus Dei que llegarán a ocupar cargos notables tanto en la organización como en el gobierno de Aznar. La estratagema da resultado y recaba el voto católico más conservador, ya que el PSOE, para idéntico fin, tan solo cuenta con la filiación de José Bono, un católico tibio de poca monta, la clase más despreciada por los "cristianos viejos".

Sorprende que durante los ocho años de gobierno popular no se abordase la ley del aborto, muy permisiva ya por aquél entonces y eterno caballo de batalla del frente Católico, a fin de reducir tanto como fuese admisible su ámbito de aplicación. Tal camino hubiese sido lógico, sencillo y rápido, sobre todo en legislaturas de mayoría Popular. Los católicos se durmieron en los laureles y perdieron el tren.

Hodierno -como muchas organizaciónes católicas denuncian- la creciente animadversión de diversos sectores de la sociedad hacia las religiones en general y el Catolicismo -por influencia y cercanía, sin duda- en particular, está conduciendo a situaciones de enfrentamiento dialéctico en los medios de comunicación, sobre todo escritos, incluso a atentados aislados contra alguna iglesia y perpetrados por desconocidos -que sin más son identificados como ateos- como consecuencia del clima de crispación creado.

Términos arcanos como herejía, blasfemia o satánico están saliendo, inexplicablemente, a la palestra como escudo defensivo ante lo que las facciones más extremistas de la comunidad católica considera difamación contra sus creencias, vertiendo pronósticos apocalípticos contra los supuestos ofensores, en un escenario sumamente irreal y desagradable.

En este sentido, cabe destacar que la alta jerarquía eclesiástica, más docta y cultivada, comprende y enfoca estas cuestiones de forma civilizada y racional, de manera que parece estar obrándose el cambio cualitativo que tradicionalmente se venía demandando en algunos axiomas de la Iglesia. La paradoja consiste en que ahora, es el creyente de calle quien se radicaliza.

La última encíclica de Benedicto XVI es, salvando el obligado lodo dogmático, aterradoramente hermosa, lo que ha molestado a no pocos católicos, que sorprendentemente acusan al Papa de entrar en materias que desconoce, como es la economía, en consecuencia de su clara condena al liberalismo y la desigualdad social que provoca a escala planetaria. El mundo al revés.

Y no es la única crítica recibida por la actitud abierta y solidaria de Benedicto -con que nos ha sorprendido a muchos, habituados a la insana ambigüedad de Juan Pablo II-. La apertura al diálogo con otras religiones ha sido interpretado como una claudicación, un reconocimiento de que el Catolicismo no es la única vía para llegar a Dios y, por tanto, un acto de herejía y alta traición para algunos o, quizá, muchos.

A pesar de la numantina resistencia de "los cruzados", el Catolicismo está experimentando un cambio sustancial, desde las jerarquías superiores y en dirección a las bases, en su actitud hacia "los otros", tomando conciencia del lento pero inexorable declive a que su obstinada negación de lo ajeno le ha conducido, por primera vez, en su milenaria trayectoria.

Ni esperable ni deseable sería un cambio de dirección en los asuntos clásicos, sexualidad, aborto, familia, etc., pero marcar distancias definitivas con formas de gobierno no democráticas y desautorizar sin ambages la muerte en cualquiera de sus manifestaciones, supone una feliz novedad, a sabiendas de que su constatación práctica habrá de esperar aún mucho tiempo.

Esta crisis no ha cogido desprevenido a nadie en el seno de la Iglesia. Consta ampliamente profetizado, con desenlaces que conducían incluso a su refundación como única forma de erradicar el caos y la corrupción incrustada en esta Institución (ver "Profecías Católicas de San Pedro Celestino")

En definitiva, el católico, hoy, ve pasar los días mirando al cielo, esperando inútilmente una excepcionalidad que se demora en el tiempo a medida que van acaeciendo las fechas profetizadas, mientras, a ras de suelo, los gobiernos legislan pragmáticamente en función de los hechos y necesidades reales, prescindiendo de agotadas teogonías.

El católico, hoy, se ha transformado en un número sumado en manifestaciones intranscedentes, aliviados precariamente por la certeza moral y el tan pobre como triste recurso del pataleo que ha descubierto en los blogs de internet y las cartas al director de la prensa impresa, mientras son ninguneados por los poderes públicos y sin opción política fiable a la que demandar apoyo, en una sociedad donde serán apenas recordados como fustrados veteranos de una guerra con la que cada vez menos gente quiere tener nada que ver y que, quizá para desdicha de todos, perdieron.

domingo, 9 de agosto de 2009

La mano que tenía vida propia

No sé si alguna vez han observado Uds. una de sus manos. Si las vigilan el tiempo suficiente, tal vez la sorprendan en un movimiento que el cerebro no le ha ordenado. Al menos, no con el beneplácito consciente de Ud.

La mano acompaña la conversación con ademanes explicativos, determina tamaños -dentro de sus posibilidades-, zanja asuntos simulando el tajo de un cuchillo en el aire, se entrelaza con su compañera simbolizando la victoria a través de la cooperación, se alza y agita sobre la cabeza para hacerse visible y llamar la atención, se frotan para producir cierta familiaridad que mitigue la timidez; en la incertidumbre hacen de avanzadilla de los sentidos para percibir o proteger, surgido el dolor, la mano se dirige instantáneamente a su localización para aportar calor, a pesar de que su presencia resulte inútil las más de la veces, etc. etc.

Ha sido éste último supuesto, el dolor, el que me ha llevado a ésta y otras reflexiones.

El intenso dolor físico experimentado durante la última semana ya ha remitido, después de la extraordinaria fiesta de sensaciones a la que asistí ayer, con mi propio cuerpo como anfitrión. Mis manos acudían raudas al lugar del dolor, quizá para proteger, para eludir, para detener aquellas otras manos certeras y profesionales que multiplicaban el dolor -por mi bien- por factor diez, en un estupendo marco clínico donde la anestesia era una utopía. Sobre una escala de 10, el dolor 7 raya la insoportabilidad.

En días pasados, cuando el índice normal estaba en 4-5, intenté escribir, describir lo que sentía para no olvidarlo. Entre las sacudidas, llegaban las definiciones, que la siguiente oleada el dolor borraba como si nunca hubiesen existido. Pero siempre pendiente de las manos. Ahora cerradas en puño intentando enviar tensión para resistir, ahora agitándose como alas para escapar, ahora golpeando en cualquier lugar para dar muerte simbólica al agresor, ahora clavadas en carne sana intentando sustituir un dolor fortuito por otro voluntario, por aquéllo de que todo quede en casa y que a mí sólo me pega mi Pepe.

Esta situación especial del cerebro y los sentidos puede ser aprovechada para entrar en campos que, normalmente, nos están vetados. Pensé en pedir a alguien que anotase lo que le fuese dictando, pero temí que otro alguien me pidiese cama en el psiquiátrico. Desistí. Intentar explicar el misticismo que me poseía hubiese sido peor.

He de decir que, llegado un momento crucial, comencé a repasar mi lista de dioses para experimentar diversas encomiendas, y no porque tuviese fe en los resultados, sino que en esos momentos no tenía nada mejor que hacer, y me pudo la curiosidad científica. Mis glándulas reaccionaban por doquier y vertían al torrente sanguíneo toda clase de sustancias misteriosas con fines desconocidos, aunque existe una, cuyo nombre no recuerdo, que nuestra bioquímica guarda celosamente para momentos especiales. Es producida durante la excitación sexual, y es el mejor analgésico que un farmacéutico idealista pueda imaginar. Procúrese el motivo adecuado, y adiós a la migraña, lumbalgia o cólico nefrítico -éste último supuesto está sin documentar, pero impacta ¿verdad?-

Así que recordé una estampita del corazón de jesús, y situela al pie de mi cama imaginando que derrochaba amorosa analgesia con la mirada sobre mi cuerpo torsionado por los caballos de Sansón. Examiné mi ego para comprobar si me sentía, o no, más digno, más persona, si el dolor estaba elevando la cotización de mi espíritu. De pronto, la imagen de la estampita borró la celestial sonrisa y dibujó una mueca que no había visto ni en las peores tomas falsas del rostro de Rouco Varela. Un horror. Mi cerebro creaba ilusiones para distraerme del dolor. El espejismo dejó claro que si quería librarme del tormento, tendría que eliminar radicalmente este blog y crear otro, esta vez ultracatólico, cuyo título rimase con "ida" o "tanes". No entendí el métrico capricho, pero estaba claro que el fantasma proyectado por mi subconsciente intentaba chantajearme al más puro estilo Torquemada.

Ví la oportunidad de demostrarme que los mártires y beatos no iban a ser más que yo, y aunque nunca se me reconozca el mérito, no renegué de mi blog y me dispuse a afrontar el castigo final. Tras un respiro de mis saturadas conexiones nerviosas y sensitivas, la imagen se esfumó.

Al comenzar el siguiente embite de retorcido dolor, invoqué mientras aún me quedaba un ápice de voluntad, al reputado Mahoma. Mi situación era poco menos que desesperada. Pero no sabiendo cuánto tardaría en remitir el ataque, intenté dibujar al pie de la cama al mismísimo Alá. Y, sorpresa. Resulta que Alá es... nadie. Mientras los católicos se han preocupado de personificar y dotar de forma cada uno de sus ídolos, echando así una mano a la fe a través de la muy necesaria imaginación, los musulmanes han dejado en ese mismo punto un espacio imposible de llenar. Ni yéndome a la nebulosa llamada "el ojo de dios" encontré respuesta y, mucho menos, alivio. Me derivé hacia las vírgenes desnudas, que descarté de inmediato. No era el momento.

Entretanto, fuera, mis manos ya iban por libre. Impedidas por el superior mandato de mi voluntad a dirigirse al foco de dolor, aferrábanse y apretaban cuanto encontraban al tacto, incluidas otras manos, que se escabullían, crujidos los huesos por la crispación de las mías con un ilustrativo "¡coño, agárrate al hierro!"

Dentro, en mi cerebro cuasi enloquecido, descarté al obeso Buda, al que no ví en disposición de ayudar a nadie; tanteé los dioses egipcios, con tan mala fortuna que recordé la película en la que quedaba demostrado que se trataba de simples extraterrestres abusones. Tampoco servían. Igual que Odín, que tenía por fama una mala ostia comparable tan sólo a la de Yavéh. Con éste último ni me atreví, dada su veleidad, que algunos confunden tontamente con incompetencia. Pospuse pues la solución de este dilema en particular.

En los dioses del Olimpo no creían ni los mismos griegos, cuya mitología tenían en idéntica consideración que en la actualidad goza "El Tomate" ó "Dónde estas, corazón".

De vuelta brevemente al exterior, una voz dijo, ante mi desesperación,

- ¿qué te hago?

- O me das morfina, o dos tiros. Tú eliges (conseguí jadear)

La voz descartó la pistola, como evidencia este post, y una vez extirpado el mal, los calmantes intravenosos hicieron su trabajo.

Hay personas a quienes el dolor "les pone". Otros a quienes les eleva a moradas superiores donde entablan relaciones con entes etéreos. Para otros es un camino de perfección.

Pero me reafirmo en que a otros el dolor, simplemente, nos duele, nos conduce a un estado irreflexivo, casi animal, nos degrada y nos sume en la desesperación. Me encontré solo, metafísicamente hablando. Ningún ángel acudió, ningún espíritu, ni santo ni cazurro, me envolvió, ni vírgenes ni furcias hicieron acto de presencia, no experimenté tendencia alguna a dirigirme a ser sobrenatural alguno.

Sólo los seres humanos que se encontraban a mi alrededor debo mi salvación, prestándome su ayuda, el alivio del contacto con su piel, su paciencia, su comprensión, su profesionalidad y saber. Y, sobre todo, a mi Rubia.

Pero les juro a Uds. que allí no había nadie más. Nadie. O será que carezco de alma. Lo siento por mí.

Son mis manos, que vuelven a moverse sin mi permiso.

sábado, 1 de agosto de 2009

El Catolicismo explicado a las ovejas


Fuente del texto: www.juaneslavagalan.com

"¿Quién es Dios? ¿Quién fue Jesús de Nazaret? ¿Qué significa ser católico? ¿Sabemos todo lo que hay que saber sobre cómo nació el cristianismo? Juan Eslava Galán sí lo sabe, y nos lo cuenta en este divertidísimo y sarcástico ensayo sobre el Dios de Israel, el Jesús histórico, la creación de Jesucristo para justificar la llegada del Mesías, y la formación de una Iglesia perseguidora y enriquecida a costa de sus fieles. Entre anécdota y anécdota, Eslava Galán nos habla de los textos bíblicos, de la historia de las religiones, del pueblo de Israel, los engaños de las reliquias, los lugares santos y los dogmas de fe.

Un libro valiente que responde a muchas cuestiones que atormentan hoy el alma del creyente:
· ¿Es Dios psicópata? ¿Por qué aconseja el robo y el asesinato?
· ¿Por qué instaló a los judíos, su Pueblo Elegido, en la única parcela de oriente donde no hay petróleo?
· ¿Por qué el Ángel de la Guarda anota en su Libro Mayor los orgasmos de cada católico?
· ¿Por qué el Espíritu Santo es una paloma en lugar de un ornitorrinco, como sería más lógico?
· ¿Era puta la Magdalena o todo se debe a una confusión? ¿Tuvo un romance con Jesús o por el contrario todo quedó en una relación platónica?
· ¿Tiene el Padre celos del Hijo?
· ¿Por qué se produjo la preñez de María por una Inseminación Divina y no por el procedimiento habitual, establecido por el propio Dios?
· ¿Por qué era absolutamente necesario que Jesús naciera sin romper el himen de la Madre?
· Si existe Dios y es infinitamente sabio e infinitamente justo, si es misericordioso y se apiada de sus criaturas ¿por qué nacen niños tarados, ciegos, sordos, parapléjicos? ¿Por qué reparte tan gratuitamente la desgracia?

Un libro claro y sincero que persuadirá al lector para que marque la crucecita de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Por el mismo precio, este libro revela, además, tras dos mil años de controversias matemáticas y lógicas, el misterio de la Santísima Trinidad."