miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una religión ejemplar


La judía es una religión esparcida -esturreada- a lo largo y ancho del planeta. Sus practicantes conforman además una etnia dispersada a patadas quién sabe desde cuando. Si algo me satisface muy mucho de los judíos, es que rara vez hablan de sus creencias religiosas a no ser que se les pregunte. También es de agradecer que se abstengan de salir a la calle en babeante avalancha para hacernos partícipes de actos multitudinarios que a los enfervorecidos creyentes les podrán resultar de un sagrado que acojona, pero que al resto de los mortales pinta como simples actos circenses, de resultados tan sucios y podridos -tanto a nivel humano como bio-excrementario- como puede ser un partido de fútbol o cualquier otro espectáculo de subhumanos hiperventilados.

También me descubro ante los judíos por poseer la sensibilidad de no llamar a mi puerta con la intención de obligarme, por las buenas o por las malas, a convertirme al judaísmo y reconocer que Yavéh supera con creces la bondad y omnipotencia de cualquier otro dios o transbordador espacial. Darse de cabezazos contra un muro constituye una sana cura de humildad que bien harían en imitar otras confesiones.

El hecho quedar a tal hora en Palestina, formar un estado por su cuenta y riesgo y joder vivos a todos cuantos allí habitan, maldita la gracia que ha tenido. Pero desde la perspectiva concreta de esta entrada, se trata de un detallazo por su parte que, mucho mejor gestionado, podríase haber equiparado a cualquier otra maravilla del mundo.
Los judíos celebran sus festividades religiosas en la intimidad, se regocijan enre sí sin necesidad de espectadores; la experiencia de siglos les han enseñado a convivir con múltiples tradiciones y formas de vida, teniendo en cuenta además que su simple condición semítica nunca ha sido bien vista.

Comparado con, por ejemplo, los cristianos, pueden presumir de haber sido una religión realmente perseguida. Dos docenas de adeptos como menú del día de unos cuantos leones debe parecerles una bagatela. Eso es modestia.

Si es usted vecino de un judío, probablemente nunca llegue a descubrirlo. Si lo es de un católico, un testigo de jehová, un budista o un musulmán, lo sabrá antes de haber despachado al camión de la mudanza.

Siendo el musulmán algo más moderado -en Europa, donde el catolicismo institucional y el ateísmo callejero surten un acusado efecto "kriptonita"- , el exhibicionismo de gabardina del católico se despacha a sus anchas.

No se entiende de este movimiento socio-político -lo de "religioso" es sólo para despistar- es su falta de imaginación, o su exceso de mala leche. Los judíos crearon su propio Estado -con los apuntes y gravámenes antes mencionados-. Los católicos también, pero sin el menor sentido de las magnitudes. En el Estado Vaticano casi no caben católicos. De hecho, los pocos que lo habitan tiene toda la pinta de no profesar el cristianismo. O sea, que han construido una simple quinta, un villa olímpica para los cuatro mandamases. Es como si la Casa Blanca estuviese en Punta Umbría.

Hombres de dios... está la Tundra, Siberia, La Patagonia, todos terrenos inabarcables, no urbanizables, ricos en minerales, fosfatos, petróleo, flora y fauna, pero que a poco que se empeñen pueden recalificar y convertir en un estupendo Estado. Y no me vale la excusa de que por allí no pasa ni Cristo.

Imagínense, católicos... todos ustedes, juntos... podrían abolir el aborto por mayoría absolutísima... aprobar el electroshock para los homosexuales, el Partido Popular, por fín, ganaría las elecciones poniéndose a su nombre todos los escaños que les apeteciera... Zapatero sería el presidente de un gobierno extranjero y hostil... los enfermos terminales rabiarían sin límite hasta el último suspiro, a mayor gloria e imitación de la pasión de Nuestro Señor... la industria de los crucifijos haría furor, los ateos de Europa compraríamos las infinitas variedades que de ellos pueden manufacturarse, para coleccionarlos como objetos exóticos (por fín podría deshacerme de las máscaras africanas)... la moneda legal en curso con la efigie de la Madre Teresa y la reproducción de la firma de Monseñor Escrivá como Interventor del Banco de... bueno, de Cristolandia, por ejemplo...

Piénsenlo. La práctica totalidad de los promotores de viviendas se adherirían al nuevo proyecto, los abañiles y personal de oficios se convertirían al catolicismo para obtener un puesto de trabajo -que un converso voluntario queda como soso, sin mérito- en la construcción de las decenas de nuevas ciudades que serían necesarias para albergar al 80% de la población mundial, un templo por cada 20 habitantes, miles de sedes de cofradías y hermandades, media docena de espaciopuertos para los jinetes del apocalípsis, centros de juventudes cristianas donde rajar a pierna suelta de la Educación para la Ciudadanía, viviendas cuyos portales lo serían de belén, con su niño, su burrito y su buey al fondo, en el hueco de la escalera... amplias avenidas balconadas para la semana santa... podrían mantener el alumbrado navideño durante todo el año -como alumbrado público-, podrían incluso llevarse a Don Juan Carlos y toda su troupe, y llamarle Melchor -es comprensible que de Gaspar y Baltasar no quieran ni agua- y la monarquía ya no tendría por qué ser parlamentaria... la prostitución sería prohibída como primera medida de promoción, de forma que, por 25 euros, podrían follar a media tarde estando a la hora de la cena confesados, perdonados por el Altísimo y tomando la sopa con su esposa e hijos, viendo todos juntos Popular Televisión, en sagrada comunión multimedia.

Fíjense sino en los musulmanes, han conseguido una organización del Estado que sería la envidia de cualquier Conferencia Episcopal que se precie. El gobierno sigue escrupulosamente los criterios de los ministros religiosos, dictados directamente por el mismísimo Mahoma, que es el profeta competente para esa confesión. ¿Se han parado a pensar, católicos, que Cristo no sólo es profeta, sino que consigue eludir la incompatibilidad de cargos y asume losl de Presidente y Vicepresidente del Cristianismo de una sentada? Es que no hay color, digan lo que digan.

Al vivo ejemplo de los norteamericanos con los castillos irlandeses, sería de agradecer incluyesen las catedrales en el ajuar, que partidas presupuestarias ya se habilitarían con gusto. En el caso de Córdoba, ni preocuparse por el agujero resultante del desalojo en la nave central, que plásticos de cobertura no faltarán, entretanto los musulmanes se deciden a hacer lo propio con su parte de inmueble.

Claro que, sin ateos, ser católico ya no tiene aliciente. El católico es muy de apostolar. Es decir, programar incursiones, a lo misionero de barrio, en busca de infieles a los que derribar moralmente a base de enseñanzas nuevotestamentarias. En eso son como los comisionistas. Pareciése que les pagan contando las almas que traen al cinto, como las cabelleras en los sioux. Bien mirado y aprovechando la comparación, es otra forma de hacer el indio.

Pero de vuelta al positivismo resolutivo que me enardece hoy, sólo en una situación de autonomía geo-política-distante sería viable la legítima aspiración del mundo católico de fusionar Iglesia y Estado, despreocupados del yugo laicista que pende a diario sobre cualquier manifestación ético-religiosa vertida al éter, y que tan hasta los cojones nos tiene a ambas partes. Se trata de convivir en paz, y el único remedio empíricamente efectivo a tal fin pasa por miles de kilómetros de tierra, mar y aire, de por medio.

Es cuestión de imaginación. Todo un abanico de posibilidades que haría de este mundo un feliz y mucho más equilibrado.... tablero de Risk. Con los colores chillones y bien marcados.