jueves, 19 de febrero de 2009

Yo también se resucitar al tercer día...

Bien podría continuar el blog con el que inicié este proceso de autotortura que implica hacerse cargo de un panfleto de esta naturaleza. Pero soy muy cabezón -léase "perseverante"-, y cuando cierro una etapa, la cierro para los restos.

Además, había dejado de percibir esa necesaria identificación que ha existir siempre entre uno, y lo que hace. Sobre todo cuando la cosa es gratis. Cambio de vocación, puede llamarse. Y también de actitud, posiblemente. Lo hecho, hecho está, y ahí se queda.

La pose valiente -que admiro y venero- es la contraria: seguir contra viento y marea con lo emprendido, consecuencia posiblemente de una determinación y horizonte preclaro del que carezco, motivo por el que intuyo que quizá no sea ésta mi última reencarnación bloguera.

Por fin he comprendido que, en la fase anterior, he sido demasiado duro y obsesivo con el Catolicismo. Que he pervertido el objetivo inicial, centrando progresivamente las energía en la mencionada organización política, al tiempo que cerraba el paso a otros muchos análisis y bocetos que debían configurar el perfil de la auténtica Utopía. Una de las variadas fomas que puede adoptar el fracaso, en definitiva.

En consecuencia, porque aprendo de mis errores, esta segunda temporada voy a dedicarla a mi segunda pasión más desenfrenada: levantar hasta la cintura cuantas sotanas y burkas me permita mi tiempo y aptitudes.

De que tienen la guerra ganada no cabe la menor duda. Pero la diversión de las batallas es el único placer que no consiguen arrebatarnos.

Nos leemos...

miércoles, 11 de febrero de 2009

HASTA OTRA...



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De mi natural díscolo, pendular, a veces integrista, muchas inconsistente y, todas, idealista y desinformado -huidizo y malafollá, añado-, se desprende como breva madura mi irreprimible apetencia de echar el cerrojo a este sitio. Además, esta noche he dormido poco y esta circunstancia me agria el carácter.

Sin pena ni tampoco gloria, puesto que este blog sólo ha sido el hilo del que ha pendido mi "yo magnético" para dejarme orientar en una dirección más auténtica y perdurable, concluyo este ensayo personal que ha servido de campo de entrenamiento a mi egoismo, del que tan orgulloso me siento.

Rumiaré por un tiempo el placer de haberos "presentido" en esas jugosas 50 visitas -las otras 2700 son todas mías, fruto de mis correrías por mi propia casa-

Así que ahora, cuando comprendo lo que NO quiero, me largo como llegué, sin más. Un abrazo.

viernes, 6 de febrero de 2009

Publicidad en autobuses urbanos: ésto no puede seguir así.

Según la última encuesta de Población Activa, los actos de pederastia entre los sacerdotes apenas alcanza un 65% de los religiosos en las zonas más conflictivas, incluídos los ya jubilados, lo que arroja resultados aún más leves -en términos absolutos- sobre la incidencia de esta rara anomalía del comportamiento. Por tal motivo, el 35% restante del conjunto de afectados ha elevado una enérgica protesta a la Agencia de Protección de Gatos al haberse detectado publicidad alusiva en varios autobuses urbanos de algunas ciudades gobernadas por El Grupo Mixto.

Desde este blog, hacemos un llamamiento a la calma en tal sentido, rogando encarecidamente que imágenes como la abajo expuesta, no vuelvan a repetirse. También sería deseable el cese de las actividades descritas en el rótulo publicitario que, a pesar de que como ya se ha dicho sólo afecta en un inapreciable 65% del cómputo total de Hombres de Dios, sí puede producir escoceduras y rotura de tejidos especialmente molestos durante la pubertad.


martes, 3 de febrero de 2009

Īsā ibn Maryam

Si dispusiera de la paciencia y el bagaje imprescindibles para escribir una buena novela, la llamaría El Hombre Ultrajado. Ojalá Saramago cayese por este blog, por casualidad. Sería un placer dejarme copiar el título y la idea, y contemplarla en los escaparates de las librerías, sabiendo que la primera línea, es mía. Don Bosco, por ejemplo.

Hace ya muchos años que leí su novela "El Evangelio según Jesucristo". Como buen ateo, Saramago conoce los fundamentos de las religiones con una profundidad prohibida para que quienes las profesan y las defienden desde la otra ribera, la de la más tupida ignorancia. Sólo un ser humano completo decide su lugar en la vida una vez conoce la situación de todo lo demás.

En esta ocasión no voy a arremeter contra el Catolicismo, ni contra el Capitalismo o contra las raíces comunes que comparten con el resto de grupos e ideologías fácticas. Ni siquiera contra aquéllos que no serían ellos mismos si su madre hubiese sido esquimal, hindú, neozelandesa o norteamericana. Es a Los Otros, los que a base de estudio, espíritu sin hipotecas y trabajo, han conseguido ser únicos, mantenerse erguidos en el ojo del huracán, va dirigido este post.

Una reflexión mediante la que he retrocedido dos mil años e intentado una vez más, serenamente, meterme en la piel de aquél pobre hombre. Tal vez el personaje histórico más ultrajado, insultado, pervertido y falseado de todos los tiempos. Un hombre cuya degradada biografía se escribió en base a relatos de terceros muchos años después de su posible ajusticiamiento. Cuyos sentimientos y personalidad ha sido despóticamente manipulada, sus motivaciones y palabras cruelmente tergiversados a lo largo de los siglos, hasta nuestros días. Un hombre cuya vida y dignidad pocos han respetado.

Una mentalidad de hace dos mil años, en una región oriental ubicada a miles de kilómetros. Un esquema de pensamiento radicalmente distinto al nuestro, con principios y valores cuyos únicos vestigios sólo se conservan en lo hebreo y que, no obstante, hodierno millones de personas presumen de comprender, se vanaglorian de saber interpretar inequívocamente. La excusa más triste jamás inventada por un lobby político-económico. Poner sus axiomas reaccionarios en boca de un muerto. Achacarle la autoría de dudosas verdades a quien ya no puede afirmar o desmentir.

En una Judea ocupada por el Imperio, este hombre, cuya etapa más floreciente de su vida a nadie interesa, sobre cuya historia ha caído el más taimado velo censor, a lomos de cuya existencia se ha montado un tosco "recorta y pega" que ha desestimado por apócrifa ingentes cantidades de información veraz que resultaba perjudicial y contraria a los fines de la causa.

Es la historia de una marioneta.

Descansa en paz, Īsā ibn Maryam, donde quiera que reposen tus restos. La Memoría Histórica también debería contar para tí.

lunes, 2 de febrero de 2009

Cómo tomarle el pelo a un inepto.

El programa satírico de la Sexta, El Intermedio, centra buena parte de su contenido en un férreo marcaje a los masmedia ultracatólicos. Éstos, como viene siendo habitual, en lugar de poner "la otra mejilla" como correspondería -y si no, que lo retiren de su publicidad- se revuelven a dentelladas contra todo lo que se mueve. Airear el historial artístico de Wyoming ya sería un arma de destrucción masiva en sí mismo, sin necesidad de más. Aún así, también es criticable la escasa proporción del busto de Beatriz Montañez o su tendencia incontrolable a prostituirse.

Se trata de que el equipo del Intermedio ha confeccionado un video falso donde Wyoming denigra públicamente a una becaria durante los ensayos del programa, grabación que fue enviada a un programa de INTERECONOMÍA TV, donde lo emitieron sin percatarse del "fake", adornado de insultos y descalificaciones a "los progres", tras lo cual se monta un debate tipo "Sesenta Segundos" donde acabaron de despellejar cuanto encontraron con un atisbo de piel. El presentador de "Más se perdió en cuba" se despachó como de costumbre con Wyoming y el equipo del Intermedio, al más puro estilo Losantos, pero en fofo y arrabalero. Un inepto que recolecta los adjetivos que usará en su programa buscando en internet sinónimos de "sociata".

Hasta aquí, todo normal. Lo sorprendente es que al diario El País, a través de su columnista Ramón Muñoz, la trampa le ha parecido una práctica poco recomendable, y lo reporta en tono resignado, como por obligación, porque ha ocurrido y la cosa tiene migas.

Es lo de siempre. La jauría de la derecha ladra al frente, cada pitbull hacia su presa. Los chuchos callejeros de la izquierda, siempre contra su propio rabo, no desperdician ocasión de morderse mutuamente. Así nos luce el pelo.

Maleni debe dimitir.

Ha vuelto a ocurrir. Los aeropuertos de París, Roma y Londres se han visto obligados a anular cientos de vuelos, cerrar colegios y las vías de transportes se han convertido de un caos.

La desidia y falta de previsión del Gobierno unido al temporal de nieve, vientos huracanados y frío enviado por Dios como toque de atención a todas las democracias laicistas, deben ponernos sobre alerta. No es la primera vez que Dios interviene directamente en defensa de sus derechos; Sodoma y Gomorra, también gobernadas por el PSOE y pioneras en la retirada de crucifijos de los lugares públicos, son buena muestra de ello.

Rodríguez Zapatero ha asumido su responsabilidad -sobre todo en los acontecimientos de los aeropuertos londinentes- y ha asegurado -mencionando expresamente el caso de Abraham-, que Magdalena Álvarez será cesada, sin especificar si sucederá de forma fulminante -Dios mediante- o por los cauces normales de la Presidencia del Gobierno.

Me quiero morir.

Supongamos, por un momento, que me quiero morir. Supongamos que justifico mi deseo ante los demás en una autoreflexión con fundamentos sólidos y que sólo a mí me atañe. Supongamos que ansío dejar de vivir con idéntica ferocidad con que la mayoría se aferra a la vida. Supongamos también que opto por considerarme un ser absolutamente libre, con capacidad de decisión sobre todo cuanto concierne a mi persona.

¿Es comparable, por ejemplo, a la determinación de ingresar en una institución religiosa en régimen de clausura? ¿alguien impide autoinmolarse en vida a quienes deciden "morir" para sus amigos, su familia, para el resto del mundo, sometiéndose a una disciplina de aislamiento antinatural hasta el día de su muerte real?

¿Lo es a someterse a esa castración mental que llaman "celibato", estado que resulta obligado para aspirar a convertirse en profesional religioso o iniciar la escalada en la jerarquía curiana? ¿Nos asiste a los demás el derecho a llamarles eunucos, tarados, o simplemente depravados cuando les fallan los cálculos místicos y el sexo se presenta de sopetón con un "aquí estoy yo, contra lo primero que se me ponga a tiro"?

Desde fuera, no es difícil considerar un necio a quien se acoge, so pretexto místico infundado, a estas cadenas perpetuas de por vida. Sin embargo, ni médicos, ni psiquiatras, ni foros de tipo alguno prestan la menor atención decisiones que bien podrían estudiarse como patologías mentales.

Los católicos, siempre atentos a coartar la libertad de infieles, ateos y herejes varios, montan guardia en los hospitales públicos donde sotanados agentes ofrecen extremaunciones y apoyo logístico celestial para enfrentar los últimos momentos en este valle de lágrimas. Viven convencidos de que es bello disfrutar el momento, gozar del dolor y brindarlo a su hebreo predilecto, que para éso tiene el record guidness de deidad más puteada. Y nos utilizan como vara de medir. Si él rabió clavado a un tronco, tu cáncer es pan comido, hombre. Así que déjate de acortar la faena y trae acá esa morfina, que no sabes lo que te vas a perder.

Flotando en estos -y otros- pensamientos estaba, cuando me tropecé con lo siguiente:

"El sufrimiento humano solo cobra sentido en la Cruz de Cristo, dice el Papa. Miles de fieles se reunieron este mediodía -hora local- en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias hizo un llamado a testimoniar el amor que ayuda afrontar el dolor y la agonía de modo humano encontrando el sentido del sufrimiento en la Cruz de Cristo."

Lo más divertido es que estos salvajes han decidido compartir con todos nosotros su dicha, nos guste o no, y ya están a la puerta del Parlamento absolutamente decididos a jodernos vivos una vez más, disfrutando con el ejercicio que más les gusta: impedir que cada cual haga con su vida lo que mejor le parezca.

Presumen de la certeza indiscutible de que tras la muerte les espera el mismísimo dios en persona. ¿A qué viene entonces la obsesión por retrasar tanto como sea posible tan emotivo reencuentro?