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Fotografía: noticias.es.msn.com |
No indica el estudio -es de suponer que tras cifras tan precisas existirá un pulcro estudio- cuál podría ser la raíz, la causa de los síntomas, exceptuando la escueta alusión a su equivalencia con volver al infierno.
Los expertos, en su candidez de expertos, proponen una serie de remedios a cada cual más obvio, infantil y, por tanto, ineficaz.
El mío es el siguiente: unos días antes del temido retorno, auto sugestionarse con la idea de encontrar a su regreso, en el buzón, la notificación de despido de su empresa o la suspensión de sueldo, que no de empleo, por alguna picaresca laboral que Ud. mejor que nadie conoce.... acérquese temeroso, llavecilla en mano, convencido de que en el interior del cajetín metálico encontrará, ensobrado con satánico mimo, el certificado de finalización de sus días felices.
Si todo ocurre según lo previsto, su primer día de trabajo se convertirá en su apoteosis inicial, en un reencuentro lúdico/romántico inolvidable.
En caso radicalmente contrario, ni este blog ni sus administradores se hacen responsables de... bla...bla...bla...