martes, 23 de marzo de 2010

Pancartas reversibles

Toda manifestación que se precie tiene su pancarta informativa con los lemas y reivindicaciones del acto. Una pancarta consiste en un lienzo sujeto en sus extremos por dos finos mástiles, que exhibe el mensaje en cuestión por su anverso, y está en blanco por el reverso.

Los norteamericanos del norte, siempre innovadores, han ideado una pancarta reversible, una cara para la manifestación de las 11:50 a.m., y la opuesta para la concentración de las 16:30.

En el evento de las 11:50 a.m. claman por la dignidad de las personas no nacidas y su derecho a la vida y a que ésta sea digna y feliz.

En el de las 16:30 p.m., dan la vuelta a la pancarta y vociferan contra la idea de hacer posible que millones de personas sí nacidas disfruten de asistencia médica completa sea cual sea su origen y estatus social.

Dado que muchas de las personas cuya pobreza les impide pagar por la cura de sus enfermedades serán las mismas que, por idéntico motivo, interrumpan su embarazo, podría deducirse que los manifestantes de las 11:50 a.m. y las 16:30 p.m. planean forzar el nacimiento de hijos en familias sin recursos económicos para, posteriormente, dejarles morir de enfermedades curables pero cuyos gastos no pueden sufragar.

Diríase igualmente, que para que alguien se sienta perteneciente a una clase superior, ha de haber siempre un número mucho mayor de personas que ocupe el nivel inferior, y ésto ha de conseguirse a cualquier precio, dado que las sociedades competitivas se fudamentan en el principio de comparación: algo existe desde el instante en que es cuantificado utilizando otro algo como medida.

Este principio puede ser extrapolado a casi cualquier ámbito en muchos estados de EEUU, de forma que la comunidad acaba rigiéndose por criterios extremamente competitivos capaces de deformar la conciencia y la ética común hasta límites difícilmente imaginables en, por ejemplo, Europa. Prueba de ello es que tratándose de un país de confesión mayoritariamente cristiana, el subconsciente colectivo considera admisible que se deje morir a quien no pueda pagar un tratamiento médico para su enfermedad.

Lo más alarmante es que, en la Comunidad de Madrid, hace ya un tiempo que fueron vistas las primeras pancartas reversibles.