viernes, 13 de noviembre de 2009

¡Ahí va, la hostia...!

La hostia (¿ostia?) alejándose río abajo es lo que a partir de la votación sobre la LIVE (qué curioso lo que hacen las siglas) o Ley de Interrupción Voluntario del Embarazo, contemplarán las católicas señorías parlamentarias que la apoyen con su voto favorable. O ése es el ultimatum que, al menos de boquilla, ha lanzado el portazov de la CE (insisto en lo de las siglas...) espagnola contra los satanizables diputados.

Y ya que nos coge de Camino, dígame Sr. Portazov de la CE, ¿el voto no es top-secret? ¿van a pagar justos por pescadores? ¿desostializará Ud. a todo el Grupo Pesoe por presunción de delincuencia? ¿o consultará al Father Fortea (Padre para la hora del té) para que determine qué almas progres han sido, definitivamente, consumidas por Satán? ¿Qué le espera al Peneuve al respecto? ¿prohibirá el uso de la tópica frase Ahí va la hostia, Patxi? ¿Pueden tener los católicos la Esperanza de un Aguilarre en Madrid? ¿Contempla la posibilidad de suministrar a José Bono un placebo o droga alternativa a la hostia, caso de resultar demonizado? ¿Si el Rey llega a sancionar la Ley, como obliga su cargo, le prohibirá terminantemente que vuelva a darse una hostia?

Desde este blog, apoyamos sin paliativos a la Conferencia Episcopal -como ya viene siendo habitual- en su denodado empeño por presionar políticamente sin mojarse en unas elecciones por lo que, desde hoy mismo y hasta nueva orden, nos autoexcomulgamos en solidaridad con esta encomiable iniciativa.

Y Agora qué

Bien, pues ya he visto Agora. Y no voy a entrar en detalles; Hipatia, molona, apuesto a que hoy en día aparcaría a la primera, sería la námber guán en el proyecto SETI y llevaría los TDT's en casa. Una delicia.

En cuanto a las impresiones, es la primera vez que los católicos tienen motivos para rajar de una película. El Codigo Da Vinci y su secuela era dulce publicidad clerical gratuita. Pero ésta, adelanta ya en el siglo IV lo que habría de venir durante un largo milenio. Tiene el mismo efecto del chiste del extraterrestre y el tricornio: sales de una mala hostia inaguantable. Si te tropiezas a un cura en el puesto de palomitas, le haces tragar tres cartuchos de cuatro euros cada uno, incluido el cartón. Ésto por la pobre Hipatia, cabrito.

Desde luego, no es apta para creyentes de misa diaria -ni siquiera semanal-. La desaconsejo vivamente, si está usted en ese caso. O si fuma Radio María. O si usa sombrero de COPE. O si consume productos Vidal. O gusta de los juegos de Arcadi. O si reza a Los Santos. O juega con sus nietos al VEO VEO. Contraindicada, ya le digo, en cualquiera de éstos y otros supuestos.

Porque sufrirá el mismo efecto del chiste del extraterrestre y el tricornio. Si en el puesto de palomitas se tropieza Ud. con Amenábar, le hará tragar tres cartuchos de cuatro euros cada uno, incluído el cartón. Ésto por...

Lo más indicado es tomarlo como lo que es: una película de ficción. ¿Acaso los EEUU no hacen siempre de buenos en las películas? Pues igual.

El Muro de Merlin.

En los últimos días los temas para abordar en el blog se amontonan. Pito pito, golgorito... no sé por cuál empezar. O que no tengo maldita la gana de empezar, porque, para qué... Creo que ha sido el atracón de lecturas "demócrata liberales". Les quitan a uno las ganas de vivir, y surge la duda: de dónde nos sale tantísima cantidad de mala leche.

De estos últimos días me ha quedado una remanencia, que nada tiene que ver con los piratas de Índico, ni la berrea política, ni el despliegue de compasión de Cáritas Diocesana en tiempos de guerra, ni la exposición itinerante de trajes goyescos, ni nada de nada. Ni siquiera la entrevista de anoche a J. Sabina y su ojo clínico. Me ha quedado un regusto a Pink Floyd y sus rojos y nazis martillos marciales desfilando entre las riberas del gentío, una demostración de brutalidad aséptica, una advertencia de que nada se puede cambiar.

Decía el San Josemaría de los ateos, Saramago -también ayer- en una críptica entrevista de la que se salvaron -o más bien se entendieron, cuatro palabras mal contadas- que el Hombre se había equivocado de camino en algún momento de la Historia, incluso de la Prehistoria. Tomó el sendero más pedregoso e inhóspito, y hasta hoy. Lo del sendero, es mío. Él añadió que "se comportaba como si fuese posible cambiar el mundo, pero estaba seguro de que no".

Y el Muro. Concha Velasco tuvo un chispazo al ser interviunada sobre El Muro, y aplomó, más o menos textualmente, que afortunadamente los muros caen, pero se siguen levantando otros. Y yo me adhiero a la reflexión. Y voy más allá en su definición. Porque no son muros de hormigón. Son muros invisibles, aunque tangibles; quizá electromagnéticos, como un escudo futurista. Muros mágicos que nadie sabe o quiere explicar porqué están ahí o la forma de diluirlos. Son los Muros de Merlín.

Tal y como imaginaba, al final he hablado de nada.