miércoles, 24 de diciembre de 2008

A este ser tan pequeño...

"no inculcar a sus hijos la moral cristiana lleva a muchos jóvenes a conductas egoístas e incluso delictivas"

El obispo aboga por la educación de los hijos en la moral cristiana."La ley del aborto o la eutanasia son un signo de la deshumanización".

Ha costado, valga la redundancia, "dios y ayuda" que este democrático periódico que es el Diario Córdoba publique el comentario que envié a las diez y media de la mañana.

Escamado por la certeza de que todos los mensajes "se revisan" antes de ser publicados para evitar, según la Dirección, insultos, cuatro horas después envié otro mensaje instando a la publicación del anterior en nombre de la libertad de expresión y alguna gaita más.

Supongo que al ser varios los remitentes que ya tenían mensajes "en cola de impresión", se han visto relativamente forzados a publicarlos. La prueba evidente de que quitan y ponen a su antojo es que mi mensaje de queja no ha salido a la luz.

Si eliminando la censura previa la Dirección del diario no se hace responsable de lo vertido por los lectores, la única explicación lógica es que el
Diario Córdoba tiene la directiva de ejercer la censura previa a la opinión de sus lectores.

martes, 23 de diciembre de 2008

Yo corono bombo, sin rollo

La Natividad está a punto de ocurrir de nuevo. Mientras, las gafas progresivas me han jugado una mala pasada mientras leía la letra del rap de marras. Se me han bailado las letras. Se ha relacionado una cosa con otra sin apenas intervención por mi parte -espero que no sea revelación inspirada por el espíritu santo- Y ha quedado una divina adaptación sobre lo que le ocurrió, según la leyenda cristiana, al personaje llamado San José. Coronó bombo, sin rollo, al parecer.

Sin comentarios, por favor. ;-)

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una religión ejemplar


La judía es una religión esparcida -esturreada- a lo largo y ancho del planeta. Sus practicantes conforman además una etnia dispersada a patadas quién sabe desde cuando. Si algo me satisface muy mucho de los judíos, es que rara vez hablan de sus creencias religiosas a no ser que se les pregunte. También es de agradecer que se abstengan de salir a la calle en babeante avalancha para hacernos partícipes de actos multitudinarios que a los enfervorecidos creyentes les podrán resultar de un sagrado que acojona, pero que al resto de los mortales pinta como simples actos circenses, de resultados tan sucios y podridos -tanto a nivel humano como bio-excrementario- como puede ser un partido de fútbol o cualquier otro espectáculo de subhumanos hiperventilados.

También me descubro ante los judíos por poseer la sensibilidad de no llamar a mi puerta con la intención de obligarme, por las buenas o por las malas, a convertirme al judaísmo y reconocer que Yavéh supera con creces la bondad y omnipotencia de cualquier otro dios o transbordador espacial. Darse de cabezazos contra un muro constituye una sana cura de humildad que bien harían en imitar otras confesiones.

El hecho quedar a tal hora en Palestina, formar un estado por su cuenta y riesgo y joder vivos a todos cuantos allí habitan, maldita la gracia que ha tenido. Pero desde la perspectiva concreta de esta entrada, se trata de un detallazo por su parte que, mucho mejor gestionado, podríase haber equiparado a cualquier otra maravilla del mundo.
Los judíos celebran sus festividades religiosas en la intimidad, se regocijan enre sí sin necesidad de espectadores; la experiencia de siglos les han enseñado a convivir con múltiples tradiciones y formas de vida, teniendo en cuenta además que su simple condición semítica nunca ha sido bien vista.

Comparado con, por ejemplo, los cristianos, pueden presumir de haber sido una religión realmente perseguida. Dos docenas de adeptos como menú del día de unos cuantos leones debe parecerles una bagatela. Eso es modestia.

Si es usted vecino de un judío, probablemente nunca llegue a descubrirlo. Si lo es de un católico, un testigo de jehová, un budista o un musulmán, lo sabrá antes de haber despachado al camión de la mudanza.

Siendo el musulmán algo más moderado -en Europa, donde el catolicismo institucional y el ateísmo callejero surten un acusado efecto "kriptonita"- , el exhibicionismo de gabardina del católico se despacha a sus anchas.

No se entiende de este movimiento socio-político -lo de "religioso" es sólo para despistar- es su falta de imaginación, o su exceso de mala leche. Los judíos crearon su propio Estado -con los apuntes y gravámenes antes mencionados-. Los católicos también, pero sin el menor sentido de las magnitudes. En el Estado Vaticano casi no caben católicos. De hecho, los pocos que lo habitan tiene toda la pinta de no profesar el cristianismo. O sea, que han construido una simple quinta, un villa olímpica para los cuatro mandamases. Es como si la Casa Blanca estuviese en Punta Umbría.

Hombres de dios... está la Tundra, Siberia, La Patagonia, todos terrenos inabarcables, no urbanizables, ricos en minerales, fosfatos, petróleo, flora y fauna, pero que a poco que se empeñen pueden recalificar y convertir en un estupendo Estado. Y no me vale la excusa de que por allí no pasa ni Cristo.

Imagínense, católicos... todos ustedes, juntos... podrían abolir el aborto por mayoría absolutísima... aprobar el electroshock para los homosexuales, el Partido Popular, por fín, ganaría las elecciones poniéndose a su nombre todos los escaños que les apeteciera... Zapatero sería el presidente de un gobierno extranjero y hostil... los enfermos terminales rabiarían sin límite hasta el último suspiro, a mayor gloria e imitación de la pasión de Nuestro Señor... la industria de los crucifijos haría furor, los ateos de Europa compraríamos las infinitas variedades que de ellos pueden manufacturarse, para coleccionarlos como objetos exóticos (por fín podría deshacerme de las máscaras africanas)... la moneda legal en curso con la efigie de la Madre Teresa y la reproducción de la firma de Monseñor Escrivá como Interventor del Banco de... bueno, de Cristolandia, por ejemplo...

Piénsenlo. La práctica totalidad de los promotores de viviendas se adherirían al nuevo proyecto, los abañiles y personal de oficios se convertirían al catolicismo para obtener un puesto de trabajo -que un converso voluntario queda como soso, sin mérito- en la construcción de las decenas de nuevas ciudades que serían necesarias para albergar al 80% de la población mundial, un templo por cada 20 habitantes, miles de sedes de cofradías y hermandades, media docena de espaciopuertos para los jinetes del apocalípsis, centros de juventudes cristianas donde rajar a pierna suelta de la Educación para la Ciudadanía, viviendas cuyos portales lo serían de belén, con su niño, su burrito y su buey al fondo, en el hueco de la escalera... amplias avenidas balconadas para la semana santa... podrían mantener el alumbrado navideño durante todo el año -como alumbrado público-, podrían incluso llevarse a Don Juan Carlos y toda su troupe, y llamarle Melchor -es comprensible que de Gaspar y Baltasar no quieran ni agua- y la monarquía ya no tendría por qué ser parlamentaria... la prostitución sería prohibída como primera medida de promoción, de forma que, por 25 euros, podrían follar a media tarde estando a la hora de la cena confesados, perdonados por el Altísimo y tomando la sopa con su esposa e hijos, viendo todos juntos Popular Televisión, en sagrada comunión multimedia.

Fíjense sino en los musulmanes, han conseguido una organización del Estado que sería la envidia de cualquier Conferencia Episcopal que se precie. El gobierno sigue escrupulosamente los criterios de los ministros religiosos, dictados directamente por el mismísimo Mahoma, que es el profeta competente para esa confesión. ¿Se han parado a pensar, católicos, que Cristo no sólo es profeta, sino que consigue eludir la incompatibilidad de cargos y asume losl de Presidente y Vicepresidente del Cristianismo de una sentada? Es que no hay color, digan lo que digan.

Al vivo ejemplo de los norteamericanos con los castillos irlandeses, sería de agradecer incluyesen las catedrales en el ajuar, que partidas presupuestarias ya se habilitarían con gusto. En el caso de Córdoba, ni preocuparse por el agujero resultante del desalojo en la nave central, que plásticos de cobertura no faltarán, entretanto los musulmanes se deciden a hacer lo propio con su parte de inmueble.

Claro que, sin ateos, ser católico ya no tiene aliciente. El católico es muy de apostolar. Es decir, programar incursiones, a lo misionero de barrio, en busca de infieles a los que derribar moralmente a base de enseñanzas nuevotestamentarias. En eso son como los comisionistas. Pareciése que les pagan contando las almas que traen al cinto, como las cabelleras en los sioux. Bien mirado y aprovechando la comparación, es otra forma de hacer el indio.

Pero de vuelta al positivismo resolutivo que me enardece hoy, sólo en una situación de autonomía geo-política-distante sería viable la legítima aspiración del mundo católico de fusionar Iglesia y Estado, despreocupados del yugo laicista que pende a diario sobre cualquier manifestación ético-religiosa vertida al éter, y que tan hasta los cojones nos tiene a ambas partes. Se trata de convivir en paz, y el único remedio empíricamente efectivo a tal fin pasa por miles de kilómetros de tierra, mar y aire, de por medio.

Es cuestión de imaginación. Todo un abanico de posibilidades que haría de este mundo un feliz y mucho más equilibrado.... tablero de Risk. Con los colores chillones y bien marcados.

martes, 16 de diciembre de 2008

La Memoria Anónima.

Casi todos nos vamos de este mundo de puntillas. Nuestra biografía anónima apenas sobrevive dos generaciones antes de diluirse definitivamente en la amnesia del desinterés de quienes vienen detrás por conocer de quién provienen. En la película "Enemigo Mío", la tradición de la raza de uno de los protagonistas, prescribía que todo individuo tenía como primera obligación vital el conocimiento y transmisión oral de su genealogía a sus descendientes, de forma que cada individuo no era sino el representante vivo de la memoria de todos aquellos que le antecedieron. Eran una especie de iguanas evolucionadas.

No son pocas las culturas humanas que rinden culto a sus antepasados. Aún así, si algo perdura en la memoria hereditaria de los parias, son los contados hechos loables -y deformados por el tiempo- del tatarabuelo, en el mejor de los casos. Pero quién fue, porqué, sus errores y, en definitiva, su humanidad -único testimonio de su existencia- se habrán evaporado para siempre a los pocos años de su desaparición. En realidad, es como si nunca hubiesen nacido.

Es lo ocurrido a muchos hombres y mujeres que dedicaron su vida a construir la dignidad y honestidad de otros seres humanos, empeñados en imbuir en sus mentes el discernimiento y la dimensión real del mundo que les rodeaba.

Fueron, y son, muchos. Pero hoy, de entre todos, me viene un nombre, reverdecido mientras repasaba viejos papeles, notas y apuntes de una época en la que aún estaba de vuelta de todo, recuerdos de una vida que ya parecía vivida, la sabiduría conque nos embadurna la inexperiencia.

El Goliath de cabeza de huevo, ojos saltones y parlanchines, de gruesos labios infalibles traductores simultáneos para sordomudos. Amante de todo lo amable, destructor crítico, impredecible y certero como un rayo, estrujador de conciencias, hazmerreir de los lerdos, espectador exigente, manirroto de las verdades con minúsculas.

Quien sólo le recuerde como un extravagante impartidor de clases de francés y filosofía, quizá tenga razón.

Pero Otto Wagner dibujó y abrió en muchos adolescentes, para bien o para mal, puertas sobre paredes que parecía lisas, en una época donde disentir, elevarse y desentrañar la relación entre las cosas, salirse del rebaño, ya empezaba a ser el primer paso hacia el ostracismo.

Ojalá otros que te conocieron más y mejor escriban y abunden, algún día, sobre quién fuiste, antes de que sean sus propias memorias las que se esfumen. Como un ínfimo y tardío homenaje, hoy leeré una página de Zubiri.

lunes, 15 de diciembre de 2008

No se hizo la miel para la boca del burro.



Entramos en la política participativa como quien penetra un denso banco de niebla, a tres décadas ya de distancia. El humo de la demagogia, la sombra amenazante del nosferatu pasado, los codos con codos frente a las primeras pancartas bajo un sol recién estrenado, las primeras elecciones, siempre al son acuciante del sí o no sin paliativos, sin vuelta atrás, sin opción a leer la letra pequeña. Que si Alemania lo tiene, es porque es bueno. Y no digamos de Francia. Aunque Italia siempre me siembra la duda.



Así, nos hemos venido desenvolviendo ante el “vuelva usted mañana” de los distintos gobiernos que nos han desgobernado a conciencia. Pero, eso sí, con un tacto exquisito, un respeto intachable. Apenas una tenue neblina queda de la opacidad de los 80. Ya podemos –si queremos- prever lo que viene, evitar los obstáculos y optar por los atajos más solventes, ahora que cada cual está en el lugar que le corresponde y hemos aprendido los términos del argot político al uso.



Un Título tan Octavo como Enrique, regio, recio, rancio, origen de la orgía forzosa que nos pone a cuatro patas unos contra otros para darnos contra natura sin poder decir ésta minga es mía. Porque a saber de quién es ésta, y ésta, y ésta otra, que ya ni lágrimas me quedan. Que de rechinar los dientes masticamos polvo de marfil.



Cuánto me acuerdo de ti, ahora el más viejo de mis amigos, tan viejo que sólo tus certeros augurios quedan ya en este mundo. Qué no se perdió al morir el sextante infalible de tu memoria, marcando la dirección correcta que, entonces, tanto me costó creer. Cómo querría hablar de ti sin delatarme, siendo como has sido uno de los pocos gladiadores socialistas que han pisado este circo.



Qué organización. De qué territorio. De qué Estado. De qué tótem estamos hablando. Por mandato de uso, el dedo índice se está alargando más que el corazón. Qué mísera diferencia nos distingue ahora del enfermo físico y mental que nos tuvo en cuarentena. ¿La ridícula e insultante pecera donde evacuamos periódicamente nuestra responsabilidad como ciudadanos, como seres humanos? No es suficiente. En realidad, es insignificante.



El Sistema criba a los mejores y los deja en la cuneta, mientras los octopus indeseables escalan hacia la cima. Las listas electorales lo son de individuos e individuas en muchos casos de aptitudes deleznables, de demostrada incompetencia, de nula capacidad de servicio público, de evidentes prácticas de autoabastecimiento cortijero. Son las listas de los listos que, a través de la intriga en cada uno de sus partidos, logran meter sus nombres en el bombo de la lotería política, a la espera del gordo o la pedrea que, de una u otra forma, les asegure sueldo y prebendas por cuatro años. Y se cuentan por miles de estos pequeños vampiros. El Sistema culmina su eucaristía democrática concejalizando a estas remorillas y distribuyéndolas por los miles de municipios del Estado en forma de tenientes del alcalde de tal y cual.



En mi pueblo, cuando alguien se hace el sordo suele decirse que está “teniente”. Igual la cosa viene de ahí.



Así, el Municipio “consagrado” se ha convertido, vía desarrollo legislativo del Título VIII de nuestra prostituida Constitución, en un enjambre de reinos de taifas donde las remorillas imparten pan y justicia en condiciones de auténtico descontrol, una vez conseguidas las cuotas de autonomía que “iban” a hacer de los ayuntamientos el auténtico órgano participativo de la ciudadanía, en primera persona. Y una mierda.



A estas alturas, cualquiera que, con conocimiento de causa, defienda que la descentralización y concesión de autonomía a las administraciones locales “agiliza” y torna más efectiva la prestación de servicios a los ciudadanos, o miente como un bellaco, o se está llevando a la boca un cucharón así de grande, a rebosar de pastel.



Como es usual decir hoy en día, “Marbella somos todos”. Y lo somos porque mientras que un ayuntamiento tenga poder legal para recalificar un suelo, el peligro es inminente. El suelo que pisamos es algo muy serio, es una fuente inagotable de riqueza y de pobreza, sobre él están construidas las casas que habitamos y albergan los servicios que nos son imprescindibles. Contienen llanuras, montañas, ríos, simas y bosques. Los ayuntamientos han aprendido mucho y rápido, la ley les ampara, y han encontrado mil y un caminos y vericuetos para quitar y poner a su antojo, para elegir impunemente qué normativa interesa cumplir a rajatabla y cual consideramos de “observancia optativa”.



La información púbica suele pasarse por ahí, por el mismísimo pubis de los mandantes, que te informan que para los descontentos y obsesos de la justicia están los abogados y procuradores. Así que ahí llevas, ésto es lo que hay y tienes dos meses “recurrir”. ¿Recurrir a qué? ¿a las armas? ¿a quemarme a lo bonzo de pura desesperación?



El resultado puede ilustrarse con miles de ejemplos. No puede considerarse que el Sistema funcione por el simple hecho de que algunas docenas de concejales y alcaldes hayan sido destituidos y encarcelados por delitos urbanísticos. La realidad es que este hecho es la punta de un inimaginable iceberg, el mismo que nos ha catalogado ante Europa como “caso aparte” en la crisis económica generalizada. La nuestra denota un valor añadido, Spain is different, una vez más.



Quién necesita activos tóxicos teniendo el mundo a un tiro de decreto de alcalde electo, en un país de fábula donde al Estado le han dejado la competencia exclusiva sobre el diseño de los uniformes de las fuerzas de seguridad. Y gracias.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La Dictadura del Pollo Frito.

Saca Ganancias, Aunque Estafes.
Esta declaración estratégica podría convertirse en uno de los muchos desgloses posibles que pueden responder a las siglas SGAE, institucionalmente conocida como Sociedad General de Autores y Editores. De España.

Convertida en un todopoderoso Lobby, SGAE no ceja en su empeño de niña mimada gubernamental, que como buena piraña empieza por la uña, toma el dedo, la mano, el brazo y aspira, sin lugar a dudas, a saquear a tantos y cuanto le permita el dispar y desquiciado criterio de la estructura jurídica del país, donde a hacer de su capa un sayo se denomina sentar jurisprudencia. Es decir, sentar precedentes, sin tener en cuenta si los tales se atienen o no a Justicia. Basta con el carácter de pseudoley que le otorga el simple y discutible hecho de ser la opinión de un juez.

Comparado con otros asuntos, el robo por goteo a que nos somete el PSOE a través de su brazo armado, la SGAE, es del todo irrelevante. Soy consciente.

No obstante, me ha resultado imposible contener la necesidad de exponer una vez más esta actitud rateril, bajuna, abusiva y avalada por el BOE, con la que el presidente del gobierno ha derogado la presunción de inocencia de los ciudadanos de todo un país.

Una vez tomada la justicia por su mano, los tribunales van cediendo competencias a la banda de carteristas que dice gestionar los intereses de sus artistas reunidos -geyper-, que al día de hoy obtiene la validación de pruebas audiovisuales e indentificaciones obtenidas con métodos reservados exclusivamente a las fuerzas de seguridad del estado y bajo orden judicial. Es la dictadura del pollo frito, llamada así en honor al fundador de la dinastía.

La Red abunda en informaciones detalladas de los delitos y atropellos jurídicamente justificados que perpetrados, una vez añadida la obligación de abonar una cantidad a la SGAE por cada electrodoméstico o servicio capaz de distribuir, reproducir o grabar una imagen o sonido, así como todo soporte apto para contenerlos. Es decir, todo lo que no sea un microondas.

Lo que si resulta necesario definir es en qué punto les van a parar los pies, por más que existen ya algunas sentencias favorables a los denunciados -las cuales, paradójicamente, parecen no merecer la sentada jurisprudencial- visto que los medios y ambición de la SGAE parecen inagotables. La cosa, desde la perspectiva de las libertades civiles, no es para tomarla a broma. La moraleja que se desprende del film "1984" sólo necesita tiempo para hacerse realidad, en determinados aspectos, si no se concede un mínimo derecho al ciudadano a disfrutar gratuitamente del arte en sus múltiples formas, sin la incertidumbre de delinquir sólo por no ser sordo o ciego.

Hasta el momento y gracias a los programas P2P de intercambio de ficheros informáticos, es lícito reconocer que la disputa entre los amantes de la imagen y el sonido y la SGAE, queda en tablas. Y quizá es así como deba ser. Los autores crean, su obra les pertenece mientras no la donen voluntariamente y en las condiciones que, como propietarios, decidan. Pero por más creaciones que se dupliquen e intercambien, tanto la SGAE como los creadores e intérpretes saben que se siguen, y seguirán, vendiendo millones de copias originales, y que los "downloaders" compulsivos se limitan a acumular gigas de información que tal vez nunca lleguen a degustar. Una enfermedad relativamente común que a más de uno podrá costar un disgusto si nadie impide que la SGAE amplíe su red de "sniffers" de la red, recabando datos y pruebas para denunciar a gente que recopila obras para uso privado que, de todas formas, no piensa adquirir. Simple curiosidad. Pero no deja de ser un sabroso filón de ingresos si logran la cantidad necesaria de jurisprudencia -o necedad judicial, como se prefiera llamar-, que nos obligará en el futuro a insonorizar nuestras viviendas para que el sonido del Ave María de Bisbal no taña los martillos auditivos de algún vecino delincuente, o que prestar un libro se convierta en transacción ilegal de derechos adquiridos, o tener que demostrar ante un tribunal que mis fotos de insectos o flores, de las que soy único autor, no pertenecen a la Filial de Entomología y Botánica Digital de la SGAE.

Sirva como botón de muestra que la SGAE ha intentado, de momento sin éxito, que se juzgue ilegal el simple "recorta y pega" de un texto entre sitios web, aunque se cite la fuente autora.

De todo ésto, lo único inadmisible es la política de la SGAE de disparar a todo lo que se mueva, y la paulatina desprotección y permisividad al abuso hacia los ciudadanos que la aplicación interesada de una ley que, aplicada en sus justos términos y con las debidas reservas, podría ser incluso equitativa.

Por cierto ¿podrán dormir tranquilos los vecinos del pueblo de Arquillos, donde ha sido tomada esta fotografía? ¿podré dormir tranquilo yo mismo, por haberla tomado?

Libertad de impresión


Al margen de que Beatriz Montañez reúna en su persona un dechado de virtudes de toda índole absolutamente adorable -aprovecho para pedir, formalmente, su mano-; al margen de que el equipo de El Intermedio esté logrando proporcionar una contracorriente más que saludable en el detritus multimedia que avasalla a todo aquél empeñado en encontrar algo de calidad en la televisión; y al margen también de que el límite nunca debe significar la carencia de límites, ví y escuché hace unos días -en el transcurso del programa al que aludo- una opinión puesta por la Redacción en boca de Beatriz. Añadido a su arrebatadora presencia, Beatriz posee y utiliza un intelecto privilegiado, realzado con sorna por Wyoming en el simpático teatrillo que montan a diario para amenizar las andanadas de sentido común y humor conque, las más de las veces, nos deleitan a sus incondicionales y dejan tocados de ala a más de cuatro alfeñiques.

Comentaba Beatriz sobre los mensajes SMS que ruedan por los bajos de muchos debates -de o más variopinto- que se montan en las televisiones, haciendo hincapié en algunos de claro contenido xenófobo. Acto seguido, de sopetón, dejó caer que resultaba evidente que los mensajes enviados por los telespectadores, en tiempo real, eran incorporados a la emisión sin un, a juicio de los guionistas de El Intermedio, filtro previo.

Dicho lo cual, se quedó tan ancha. Y me quedó un regusto áspero. La impresión -libre impresión- de que se estaba solicitando una censura previa a la opinión de los ciudadanos. A su libertad de expresión.

Por mi parte, necesito sentirme libre de opinar -que no de actuar-, porque la sensación que, en uso de mi libertad inalienable, me causó, me llevó a una cavilación con puesta de carne de gallina incluida: que la teoría de los pensamientos únicos está conduciendo a la bipolarización de la libertad de expresión. Que cada uno de los polos empieza a exigir su cuota de censura sobre los planteamientos del polo opuesto.

La sociedad de cualquier época -y sobre todo la actual- es un compuesto enrevesado en el que los intereses y casuísticas se enfrentan y generan puntos de vista dispares, encontrados, dependiendo de la posición que cada cual ocupa dentro de este inmenso tablero de ajedrez.

Personalmente, la posiciones xenófobas me parecen del todo equivocadas. Como me lo parece la publicidad consumista. O la estampa de un alto cargo político arrodillado, idolatrando una imagen de yeso.

Me pregunto si mi orientación ideológica me otorga el derecho de censurar la libertad que, al igual que yo, asiste al resto de los seres humanos a expresarse. Más que nada, porque la situación podría ser perfectamente reversible.

martes, 9 de diciembre de 2008

¡ Múuuuuuuuugica !


Pero qué hace un socialista -como usted-, en un lugar -como La Cope-. De verdad que me he pasado media vida defendiendo y publicitando las bondades tanto de su persona como las de la Institución que encarna, Sr. Defensor del Pueblo, Don Enrique. Pero ya le digo, a quién se le ocurre meterse de patas en los manglares de La Cope, nadando como si nada entre alimañas y bestezuelas varias, a cada cual más cutre y barriobajera, amén de amén.

¿Qué ha conseguido Ud., Sr. Muuuuugica? pues que los más progres entre los pogres le pongan como un ropón. A pillar moscas, vamos. A usted le va a dar igual, y muy bien que hace. Ha echado la carnaza en el lugar adecuado, para salvar la piel. No dice mucho de usted, Sr. Enrique Muuuuuuugica, pero ya se sabe que la dignidad y los principios está reservados para ésos, para los tontos, activistas, librepensadores, conservacionistas e intelectuales selectivos a la hora de aceptar invitaciones de programas de radio-basura.

Y conste que le tengo fe, que estoy con usted. Mirando la foto, qué quiere que le diga, yo hubiese hecho igual, decir lo que me decían que dijese los tres vestigios de homínido arriba representados. Y gracias a que la Schlichting no cayó en la cuenta de pedirle que soltase éso de muerte al borbón, que si se le ocurre le chafa el fin de fiesta a ERC.

Apuesto que hasta Hugo Chávez está orgulloso, Sr. Muuuuuugica, de su más que justificada salida de tono en el emponzoñado baluarte de La COPE: la constancia de que uno no es el único que puede pasar por imbécil integral alivia, oiga.

Yo, que soy muy bestia, en estos casos propongo dar una segunda oportunidad. Se atraviesa al sujeto -usted, en este caso- con un estoque que entre por la cerviz y se detenga justo a un centímetro de la próstata. Entonces, se repite la pregunta: ¿qué opina usted de la tauromaquia como arte?

Este planteamiento es imaginario y en absoluto deseable, obviamente, pero, Sr. Múuuuugica, no coincide usted conmigo en que, al menos, tendría un elemento más de juicio a la hora de hablar de sensibilidad?