jueves, 10 de junio de 2010

Recortables y Petroglifos

Los más entraditos en décadas recordarán, con o sin añoranza, los muñequitos de papel -de una estética años más tarde reconocida y consolidada en el estilo "manga"- que se compraban desnudos y empotrados en una cartulina de la que había que separarlos quirúrgicamente, ellos mismos y todo su ajuar, dando paso a inagotables horas de cándido entretenimiento entre el quita y pon de ropajes y complementos.
Los tiempos cambian y, con ellos, los términos, las definiciones y sus usos y aplicaciones.
Por ejemplo, hoy en día, si es Ud. un asalariado -ya sea público o privado- y no dispone de un doble fondo en su figura para deslizar y atesorar regularmente unos euros escaqueados a la causa pública, Ud. es un recortable, puro y duro. Es decir, alguien susceptible de ser recortado -en su cuerpo o en su hacienda- en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia o fuerza mayor ineludible.
En hábitats de petroglifos como es el nuestro, la figura del recortable es fundamental, imprescindible como lo es el cuerpo de bomberos o las fuerzas de seguridad del estado, por si la pleble se vuelve obtusa y hay que explicarle las cosas de forma que las entiendan. Para éso se inventó la semana santa y el día del desfile de las fuerzas armadas, para evitarnos la engorrosa lectura de aburridos libracos.
Si Ud., apreciado lector, es un recortable, se encontrará en estos momentos a expensas del vestidito que a su amo le plazca colocarle; y cuenta le trae aceptarlo con una sonrisa, aunque sea
resignada, que el papel siempre ha de guardar el debido respeto a la tijera.
Si, por el contrario, nació o se hizo Ud. petroglifo, presuma de ello y camine con paso firme y seguro, siéntase afianzado y respetado porque es Ud., no lo dude, dueño de la situación. De la suya y de la otros muchos.
Esta realidad subsiste mimetizada y sumamente difusa durante las épocas de bonanza, tan difíciles de explicar como de comprender en cada bandazo. Se añaden pisos progresivamente y se multiplica la complejidad y el relativismo, cunde la confusión y hilo se funde con la madeja. Se diversifican las opciones y toda situación muestra un reverso inesperado.
El rol asignado a los recortables es doble: festín y convidados de piedra. La cena está servida. ¿Alguien se atreve a preguntar la composición del menú?