martes, 19 de enero de 2010

Munilla en el lado oscuro

Definitivamente, el Prior Munilla ha sucumbido al lado oscuro del catolicismo. Tras declarar que "En un día como hoy, vamos a acordarnos de que Dios llora entre nosotros, Dios llora en la tierra. Nos unimos al dolor que clama al Padre. El Padre escucha ese dolor, lo acoge y es capaz de hacer el milagro de que estemos recibiendo un gran testimonio estos días, el testimonio de esos humildes que en su dolor claman a Dios", no son pocos los observadores que afirman que podría haber sido su última misa como humano.
El texto, que ha sido analizado minuciosamente por el teólogo gregoriano Manuel Feacuita Tanicia, Titular de la prestigiosa Universidad Católica de Dremburg, ha desconcertado incluso a Benedicto XVI, que se ha apresurado a aclarar que Dios llora entre nosotros es una simple metáfora alusiva a las últimas e intensas lluvias caídas en la Península.

Feacuita ha concluido su detallado estudio del complejo pensamiento munillano con una frase lapidaria que pasará sin duda a los anales de las sentencias episcopales: "vaya gilipollez, no tiene ni pies ni cabeza, unirse al dolor que clama el padre mientras el padre escucha ese dolor al tiempo que lo acoge y envia un testimonio a los humildes, que a su vez, claman a dios con su dolor, mientras llueve simultáneamente entre nosotros y en la tierra, es mucha tela incluso para Dios".
La SGAE, por su parte, ha salido al paso aduciendo que tanto el sonido del chapoteo de las gotas sobre los charcos como el del pollo friéndose a tutiplén, ya están legalmente registrados en sendos CD’s de efectos especiales para películas españolas, enviando ipso-factura a la sede central de la CEE, que la ha derivado a su Jefe para la oportuna autorización del gasto.
Entretanto, Munilla, que se ha mantenido al margen de los hechos secundarios, se encuentra bajo observación a respetable distancia dados los estragos sufridos por su cuerpo inmortal tras su arrebato final por el lado oscuro del catolicismo. Está quedando hecho una pena -han señalado algunos testigos- y se duda si el día de la resurrección podrá repararse tamaño estropicio.