jueves, 13 de agosto de 2009

"Le rompería las piernas a esos del..."

Es con lo que se ha dejado caer hace unos minutos una ciudadana que empujaba una silla de ruedas por una céntrica acera de la ciudad. La expresión completa, parafraseada, ha venido a ser algo así como le rompería las piernas a esos del ayuntamiento -los concejales responsables, he sobreentendido- y les pondría una temporada en una silla de ruedas, para que vean lo que no hacen. Más o menos.

Mi discreción me ha impedido parar a la señora y felicitarla sinceramente por la profundidad y contenido de la frase.

En este caso, no se puede achacar la cuestión al tópico de la escasa destreza de las féminas en la conducción. Entre una población envejecida, en cualquier ciudad o pueblo del país se prodiga el uso de toda suerte de aparatos rodantes, transformando las vías peatonales en un videojuego de sortear obstáculos, bordillos, tapas de arqueta débiles o rehundidas, alcorques, etc.

No seré yo quien abogue por romper las piernas de nadie (mejor no pensar en ello, no sea que...), pero como dicen en mi pueblo, un par de ostias, no hay quien se las quite.