martes, 17 de marzo de 2009

Los Pro-abortistas se quedan sin habla.

Aunque la guerra se prevé aún larga y encarnizada, de justos es reconocer cuándo el contrincante obtiene una victoria. Y la "Batalla del Lince" la ha ganado La Iglesia Católica por K.O. técnico, psicológico y somático.

A quienes hace tiempo que nos decantamos por el tercer bando -el de la cautela y la moderación-, nos parece que de este golpe bajo propinado por el Vaticano directamente al bazo del PSOE puede derivarse un oportuno reequilibrio en el fiel de la balanza del contencioso abortista.

Lo peor, según para quién, de esta hábil maniobra publicitaria es que PARECE CIERTA. Carece de puntos débiles, atacables mediante la argumentación racional. El Intermedio, en La Sexta, lo ha intentado a través de comparativas y parodias aptos sólo para anticatólicos cerriles -como yo, por supuesto- pero no ha logrado socavar la lógica aplastante de la comparación. Que esta vez han dado en el clavo, vamos.

Matar, herir o capturar un lince, un tritón pirenaico, o mirar con ojitos golosos un matojo aromático en peligro de extracción, es valorado por el complejo entramado de la "legislación vigente" como un hecho punible que puede terminar en presidio.

Sometido incuso a la Ley actual en vías de "ensanchamiento", destruir un embrión humano con varios meses de vida (14 semanas son 3 meses y medio) y un correcto desarrollo biológico, precisa únicamente de un informe médico certificando que causa un desorden psicológico en la embarazada.

El talón de aquiles de la posición proabortista estriba, precisamente, en la línea imaginaria que se empeñan en establecer entre embrión y ser humano. En el caso del canguro, también mamífero, la cría "nace" a partir del día 28 de la fecundación. En realidad, se trata de un minúsculo feto en un estadio primario de gestación, pero genéticamente programado para escalar hasta la bolsa marsupial, donde se engachará a uno de los cuatro pezones y permanecerá los próximos cinco o seis meses, hasta alcanzar el grado de desarrollo que, en la mayor parte de los mamíferos, coincide con el momento del parto.

Los meses empleados en la gestación de los humanos y la definición de la criatura en desarrollo se determina por los intereses biológicos de la especie. Lo que resulta evidente es que, si no se interviene en el proceso, el resultado es un individuo idéntico a los individuos que lo concibieron.

Ni que decir tiene que el papel que juega la Iglesia Católica es más político que filantrópico. La eterna Hermanita tonta y malcriada a la que es imposible conformar, una Bruja de Blancanieves cuya inquina sólo es aplacada si todo bicho viviente la reconoce como la más hermosa y loable del mundo mundial.

El único objetivo de esos ocho millones de trípticos, el de ahora, de antes y de siempre, es debilitar -cuando no lograr el derrocamiento- del Gobierno del país.


En Africa no hay linces.

De unos pocos de cientos de miles de fieles en el continente Africano, en menos de cincuenta años El Vaticano ha logrado 140 millones de adeptos, con los que está nutriendo los envejecidos conventos del Primer Mundo. Cantidad que podría ser mucho mayor si sumásemos el espantoso número de asesinatos derivados de la campaña anti-preservativo que el Catolicismo está haciendo triunfar entre la muchedumbre ignorante y desesperada que obedece ciegamente sus dogmas.

Están perdiendo Europa a pasos agigantados, pero ya están reuniendo un inmenso rebaño en Africa. Un rebaño que aún tardará décadas en percatarse del chantaje emocional, de la estafa social de que están siendo objeto.