miércoles, 30 de diciembre de 2009

Las nalgas de Hank

De cuando en cuando releo la parábola de las Nalgas de Hank, porque me desata una sonrisa y porque me recuerda en qué mundo de locos nos ha tocado vivir al reducido número de batracios verdes que, como yo, perdemos tiempo y energía luchando contra la sinrazón, la superchería y la amenaza constante de las teocracias y sus cómplices.

No es que el territorio comanche ubicado fuera de la burbuja de la magia-religión se encuentre mucho mejor abonado, pero ya hay quien se arroga esa no menos pesada carga. Y, por otra parte, la religión y el poder material invisible tienen tanto en común...

Por algo tiranos, magnates y dictadores, aunque descreídos, buscan el calor mutuo bajo los faldones acogedores y conciliadores del clero, unidos generación tras generación por el único amor verdadero: el amor al poder y el dinero.

martes, 29 de diciembre de 2009

Sacerdocio célibe. Transtornos de la personalidad y tendencias delictivas. (II)

Confesores y Confesionarios.-

Para el católico, el Confesionario es como un punto inalámbrico de acceso a la web celestial. Allí, el Sacerdote-Administrador del Sitio ejerce de plugin o complemento traductor en la relación del católico con su deidad. Y es bien sabido que un mal intérprete puede desencadenar una guerra.

La confesión es una obligación que el fiel se deja imponer por la dogmática de su fe y según la cual, periódicamente, ha de acudir a poner en conocimiento de dios -y siempre a través del sacerdote- todas la acciones moralmente punibles que haya cometido, y con la condición de proponerse seriamente no volver a cometer, al menos, las mismas.

Evidentemente, este proceso es una mentira gorda y bien urdida por el clero para mantenerse al día en los puntos flacos de su feligresía y, de paso, recabar información valiosa para futuros pequeños chantajes de diversa índole.

Nada mejor a tal fin que denominar esos puntos flacos con un término tan desagradable como pecado. El Creyente, así llamado por su predisposición a creerse cualquier cosa que un clérigo le diga que dios ha dicho, entra mansamente al trapo y le cuenta al picaruelo del otro lado de la rejilla hasta la última de sus noñerías, con pelos y señales.

El sacerdote, personaje convertido ahora en depositario de una información única y confidencial sobre otra persona, puede utilizarla a discreción y, ocasionalmente, en la obtención de beneficios y favores personales.

Así pues, el hecho de persuadir mediante la superstición a personas honestas pero cándidas e inmaduras, de que La Confesión es imprescindible para obtener una supuesta transcendencia a una utópica morada celestial, además de sonar descaradamente a timo de la estampita, podría tipificarse a poco que se argumente como un puro y duro intento de intimidación con propósito de estafa o chantaje, comparable a aquellos que haciéndose pasar por directivos de nuestro banco pretenden, mediante engaños, obtener el código secreto de nuestra cuenta corriente.

Cuando, en muchos casos, se obliga a confesar ante extraños a menores a partir de siete años el riesgo se multiplica por razones de sobra conocidas. Hay que tener presente que, a pesar de que se insiste en hacer pesar la voluntad de dios en la elección de los sacerdotes, la lógica y la amplia experiencia acumulada desaconsejan esta práctica.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Sacerdocio célibe. Transtornos de la personalidad y tendencias delictivas. (I)

La costumbre consigue lo que no logran las razones: volver loca la aguja indicadora del sentido común. Así es como hemos llegado a contemplar como un hecho relativamente normal el que un hombre o una mujer decidan, voluntariamente, contradecir su instinto sexual y comprometerse a reprimir veinticuatro horas al día durante el resto de su vida el intenso cuadro emocional provocado por la atracción física hacia otro individuo. Y a este suicidio de la salud mental se le ha dado en llamar celibato (del griego celikos -celo- y kombato -luchar denodadamente contra algo-, es decir, combatir el celo)

El resultado ha sido el que cabía esperar: pocos hombres y mujeres atractivos y sanos mental y físicamente se han adherido a lo largo de la historia a la convocatoria pontificia. Por el contrario, en la carrera clerical (de alguna forma hay que llamarlo) han encontrado tradicionalmente la vía de escape ideal toda suerte de feos, contrahechos, incasables, homosexuales autodestructivos y depravados de amplio espectro, que la han visto más como una tapadera efectiva para sus chanchullos que como una vocación espiritual, cuando no acoge a débiles psíquicos ansiosos por escapar de la cruda realidad.

Un hábito religioso, al fin y al cabo, no deja de ser un uniforme, siendo frecuentes los casos en los que quien pasa a formar parte de un Cuerpo, ya sea eclesial o policial, buscan revestirse de la autoridad y relevancia social que por méritos personales serían incapaces de obtener.

Pero qué mal se lo montan.

Hay que ser tonto de baba. El sector católico en este país no es ni bueno, ni malo; es cretino, sin más.

Pidamos a Dios por estos niños inocentes e indefensos a los que se ha asesinado y no se le ha permitido hacer, para que los acoja en su misericordia y le conceda el don de... bla bla bla.

¿Pedir a quién, cerriles?

¿Acojer en qué misericordia, chalados?

¿Qué es elevar una oración? ¿pasarlas a copulativas?

¿Conceder qué don ni qué usted?

En lugar de buscar puntos de acuerdo comunes con todos aquellos que no apoyamos el aborto indiscriminado, estos alelados rebuscan la menor oportunidad para emplear su argot de párroco borracho y hacerle la pelota de paso a sus amigos invisibles extraterrestres.

Con tal enfoque de la cuestión, tengan por seguro que nadie en sus cabales, por muy antiabortista que sea, se acercará a prestarle su apoyo. Así que sigan con su retahila obsesiva, caduca y distorsionada, y tachen de cómplices de asesinato a quienes les miran desde la acera.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Una pregunta estúpida.

Aunque a un católico le pueda parecer imposible, existen parejas que no desean tener hijos. Suelen ser personas cuyos cánones y actitud difieren bastante en los pasos vitales que, de mejor o peor grado, la mayoría accedemos a seguir.

Son heterosexuales, hombre y mujer, se aman o se desean y resuelven formar una pareja según las preferencias de cada quién. Pero de su proyecto deciden libremente excluir la posibilidad de producir descendencia.

Pregunta estúpida: Considera la mayoría católica que estos matrimonios deberían considerarse anulables, ya que, tal y como ocurre en las uniones homosexuales, la procreación no es la finalidad que se persigue?
Y díganme ustedes. ¿No se han sentido un tanto estafados, tomados por imbéciles, comidos por sopa, emocionalmente violados, tratados como ganado y políticamente damnificados con esta historia de la cima de Copenhague?

Así nos resulta mucho más fácil asumir nuestra condición de metequetrefes. De Don Nadies. De ceros a izquierda y derecha de los tótems que acudieron a arreglar el mundo.

Cuando las manadas bienpensantes se tiran a la calle pancarta en ristre demandando un acuerdo global para la recuperación del planeta, ¿en qué están pensando? ¿en echar la llave a las industrias del mundo entero y despachar al paro a cientos de millones de individuos/as? ¿en retornar a la antorcha, la cueva y la hoguera?

Todos decimos querer frenar la destrucción que hemos provocado, pero nadie accede a modificar un ápice su forma de vida, causa primera del desastre que, al parecer, se avecina. A una escala mayor, los mandamases tampoco van a ceder un palmo de terreno. Incluso la buena Europa reconforta su conciencia comprando al pobre su pobreza con un chusco de pan para hoy y hambre para siempre. Tú, vegeta, que ya contamino yo por tí.

No va a haber acuerdo. Ni ahora lo ha habido, y nunca lo habrá. Al Tercer Mundo le importa bien poco el cambio climático, y conforma el 70% de la población global. El hambre, las enfermedades y la muerte como menú del día es lo que tiene, que le vuelven a uno un tanto pasota. Más bien esperarán que al opulento vecino de arriba le de un mal dolor y reviente, ya sea de la mano del CO2 o cualquier otro imprevisto que bienvenido sea, por si de una vez por todas se les ofreciese la oportunidad de prosperar sin verse continuamente estrujados y económicamente esclavizados.

Quienes detentan el poder no tienen prisa. Para cuando el agua les llegue, hipotéticamente, a los talones, el resto del mundo ya flotaría muerto y boca abajo. Escogen sus residencias en lugares paradisíacos y si los jardines amurallados se secan por el aumento de las temperaturas, existen miles de latitudes donde elegir nueva guarida domótica a buen recaudo de las inclemencias del tiempo.

Los países del Segundo Mundo no van a renunciar a sus aspiraciones de subir a primera división al precio que sea, mientras que los estados de la categoría de honor ven con malos ojos una competencia excesiva a todas luces.

Mientras, en la calle, el egoísmo de cada cual espera el milagro que les salvará de un peligro en el que, en el fondo, no creen demasiado. ¿Qué fumador cree que será precisamente él quien acabe con un cáncer en sus pulmones? Ninguno.

lunes, 21 de diciembre de 2009

El Gobierno miente, una vez más.

El Gobierno aseguró que aventurarse fuera de Carrefour durante el fin de semana supondría una muerte segura. Mintió una vez más, aunque un frío de órdago sí que hacía, pero logré hacer esta foto antes de tener que ser rescatado por un helicóptero de Cáritas Diocesana, que se ha echado al monte para demostrar a todos los españoles que está también al lado del arresío y que se curra su parte de los presupuestos generales, no como ésos del estatutu.
.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Utopía es aquéllo en lo que el ser humano habría convertido el planeta, de ser cierto que debe su existencia a una creación neta y directa de un Dios. Desdichadamente, la razón está de parte de antropólogos, paleontólogos y biólogos, que evidencia que arrastramos la genética de peces, batracios, reptiles y mamíferos primitivos, todos ellos organismos canallas sin rastro alguno de excelencia.
Philip Kargan Stoiber

El Vaticano no hubiese firmado los acuerdos de Kioto.

Volviendo un rato a nuestros propios talibanes, que también tienen miga, aunque creo recordar que el Vaticano no fue convocado a la cumbre -no sería por tratarse de un pais escasamente contaminante-, este Tarzán de los Locos que llaman Papa tampoco hubiese firmado el acuerdo resultante sobre reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera ya que, según ha dicho él mismo, la naturaleza nunca debe situarse por encima del hombre.

Esta nueva perla tiene varias lecturas, pero ninguna buena, como casi todo cuanto dice este Don Nadie con ínfulas pseudointelectualoides.

A continuación dejo el texto íntegro, y cada cual juzgue por si mismo. Recomiendo no perderse los comentarios del coro de anacoretas con calabaza hueca en lugar de testa, que le bailan el agua al Barbi-Ancianito. Toda una sinfonía de chocheos.

Benedicto XVI advierte peligro de "panteísmo neopagano" que pone a la naturaleza por encima del hombre

Hoy prefiero no hacer valoración personal alguna, ya que en el primer intento me salió algo así como La posición adoptada por estos deficientes mentales profundos... y confieso que no son éstos y otros parecidos, términos con los que desearía a adornar el blog.