sábado, 22 de agosto de 2009

Desmoraliza, que algo queda

Lo que les hacía falta a los ecuatorianos. Si no tenían bastante con verse obligados a abandonar su país en busca de sustento y mejores condiciones de vida, ahora se presenta en casa (Casa Patria, se entiende) un señor muy sabio e importante, y a los que aún no se han marchado de su tierra les dice -literalmente y de muy buen rollo- que "el hombre no es capaz de gestionar el propio porvenir sin contar con esas dimensiones que tienen en Dios su inicio y su cumplimiento".

Será que los alemanes, por dar un ejemplo, son extraterrestes. Ya decía yo que eran demasiado altos. Con amigos como él, les sobran los enemigos. Aquí el contexto. (3er. párrafo, para los impacientes)

Erradicación de la Sharia: una utopía urgente

Si existe un asunto inaplazable a resolver en el espacio internacional, ése es la extirpación de la Sharía como parte de la legislación de todo aquel pais que la admita. No es preciso explicar porqué, ni las inhumanas consecuencias sobre quienes la padecen. El que quiera saber que se compre un libro, o eche una canita al aire en Irán.

El Islam, como todas las religiones monoteístas, ha anatemizado el sexo y forzado a considerar toda relación personal o apareamiento ajena al matrimonio como pecaminosa o, directamente, delictiva. Que por coitar con quien bien te parezca te llamen pecador es como el que oye llover, pero es que en Irán, como en muchos otros países, te condenan a morir apedreado -lapidar me parece un verbo eufemístico y demasiado biensonante-, llegando este veredicto a ejecutarse en ocasiones.

Mientras los islamistas europeos -que presumen de no comulgar con las ruedas de esas piedras de molino- no tomen cartas en el asunto y presionen a sus hermanos regentes en las teocracias islámicas, mostrando inequívocamente su desafecto por la Sharía y cualquier otra manifestación de integrismo religioso, el Islam continuará siendo, presuntamente, la religión que hoy por hoy, encarna la más directa amenaza para la libertad e integridad de los seres humanos.

Amnistía Internacional está recogiendo firmas para intentar evitar estos ajusticiamientos. Pincha aquí si te interesa.
La Iglesia Católica ha sido, presuntamente, como esa cuñada aviesa: cometido el desmán, tergiversa hábilmente los hechos, y acaba logrando que las que fueron víctimas aparezcan como verdugos. Por éso acaban, presuntamente, por no distinguir entre una verdad revelada, y una verdad transformada.