martes, 31 de agosto de 2010

Quiero mi Ley.

La ley de libertad religiosa se crea para asegurar que podrán practicarse libremente religiones distintas a la católica. Pero era innecesario a todas luces, porque la Constitución así lo asegura, y no hacía falta enrrollarse tanto en un tema tan simple.

Sí necesito, aunque sea para mí solo, una ley de Seres Libres de Religión, en virtud de la cual pueda demandar judicialmente a quien afirme que el ateísmo es una forma de creencia, ya que implica que crees que dios no existe. Por gilipollas, enrevesado, malformado psíquico y liante, más que nada.

Como alternativa, exijo el cobro de una pensión estatal vitalicia que compense mi minusvalía religiosa, dado que los illuminati gozan de una estabilidad emocional y proyección de futuro hasta la eternidad que les posibilita el disfrute de una felicidad inmensa, de la que yo carezco. Por lo tanto, visto el estado de depresión nerviosa pre-mortem continua en que vivo, solicito para mí y otros como yo la adjudicación de la mencionada pensión, dándome el capricho de sugerir la asignación de dicha prebenda a la partida presupuestaria de la que brotan, como agua de rosas, las subvenciones a colegios católicos concertados.

Si miles de curianos cobran cada mes de la buchaca sin el menor control horario, asistencial o competencial, ¿porqué yo no?

¡¡Larga y Gran Vida Para Todos!!

¡Hiro!


1 comentario:

Josefo el Apóstata dijo...

Estoy de acuerdo en que el ateismo no es otra creencia, a mi me gusta más el término "descreído", por lo que si la Ley que nunca llega pretende repartir subvenciones a todas las creecias, los descreídos nos quedamos sin chupar del bote. ¡Yo tb quiero la pensión!!!!