sábado, 17 de octubre de 2009

Autopista hacia el cielo


Y ya son mil quinientos, Señora, mil quinientos del ala. Mil quinientos exentos del Tamiflú, el cáncer de pulmón o el tan de actualidad alzheimer. Mil quinientos que, y ésta es la buena noticia, son siete menos que el año pasado por estas fechas. Mil quinientos que dispuestos uno tras otro, formarían una línea de más de un kilómetro de ordenados cadáveres. Un pueblo de mil quinientos habitantes ahora deshabitado, con todos sus hombres, mujeres y niños residiendo definitivamente en el camposanto. Mil quinientos que, estadísticamente, reconfortan a la presentadora del telediario por orden de la Dirección. Mil quinientas excusas para continuar por el carril equivocado. Mil quinientas razones para justificar aportaciones extrapresupuestarias, impuestos sobre la marcha. Mil quinientas existencias cuyos finiquitos se despachan en 16 segundos. Mil quinientas toneladas de protocolos rutinarios inútiles y resignación. Mil quinientos sueldos de alta dirección robados de la caja común.
Mil quinientas preguntas que habría que formular, mil quinientos problemas que esas preguntas deberían plantear, mil quinientas soluciones que nadie parece interesado en aportar.
Con medio millón de kilómetros rodados sobre caucho, sé que estas cifras quedan obsoletas de un día para otro. Y también sé porqué. Posiblemente, tú también lo sepas.

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