viernes, 15 de enero de 2010

Munilladas

Munilla está nervioso. Se le nota. Después del trago de hace unos días en su examen de ingreso en Vasconia, donde lamió ojetes por doquier y se humilló para agradar hasta límites perrunos, no se le puede juzgar con severidad ni tratar como un individuo en sus cabales y pleno uso de facultades mentales. Aunque le broten canalladas del morro, como la que no estoy dispuesto a repetir aquí.
Obispo ya de todos los vascos, vascas, vasquitos y vasquitas -quieran ellos o no-, Munilla se está entrenando. Nada más. Restar importancia a la carnicería de Haití es sólo un ejercicio de oratoria, de diplomacia, un ensayo sin más importancia, una rutina muscular en preparación de triple salto mortal con cuádruple tirabuzón, finta en ocho y obligado a caer de pie. Justificar social y doctrinalmente los actos del independentismo vasco.
Como llevan décadas haciendo sus antecesores, adláteres y siervos.
No va a ser la última, así que mejor asignarle la correspondiente etiqueta.

5 comentarios:

MariaJU dijo...

¿qué etiqueta? sin palabras me he quedao. Si leer su cagada me puso de mala ostia, oírlo, q acabo de hacerlo en un desafortunado zaping, ha sido pa pegarle una pedrada al televisor.

Johnny dijo...

menudo personaje jajaja yo tambien le acabo de dedicar un post.

Landahlauts dijo...

Este dura lo que López. Una legislatura.

NEKA dijo...

Aplausos plas plas plas.
Le hemos dedicado unos cuantos a su oratoria unas palabras.
Menuda petardada (por ser fina) que ha soltado.
Un saludo

MariaJU dijo...

un gilipollas


el mismo con otro atuendo y toque de veracidad en palabras

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