Lloran algunas víctimas del empapamiento de estos tres meses recién pasados, la pérdida, sobre todo, de ellos mismos. Dicen que sus vidas han quedado bajo las aguas, volatilizadas por y entre los escombros reblandecidos. Las referencias de quienes eran, reflejadas en los objetos de su pasado, constituían sin ellos imaginarlo su presente y futuro.
Quizá sea así. Quienes nunca hemos perdido todo cuanto considerábamos nuestro, no podemos saberlo. Qué podría ser aquello que me convenciese de haber perdido de vista parte de mi vida. Puede que cualquier cosa, un objeto al que ahora no doy importancia. Tal vez nada logre acarrear esa sensación.
Pero, Señor, a pesar de todo, cómo me gusta la lluvia. La lluvia de verdad. La que se prolonga durante meses. Bien se qué canalla debe sonar viendo España Directo. Pero nadie se atenga a ofensas, que hablo de poesía líquida. Cierto que rezumo cierto placer en algunas desgracias, incluso debería avergonzarme por ello. Pero no lo consigo, quizá porque se trate de desgracias con trampa o mal interpretadas.
Me privan los ríos subidos de tono, anegando, fertilizando, pudriendo primero bajo el légamo para más tarde, purificar. Por eso, bajo el cielo gris que amenaza continuamente tormenta me siento como pez en el agua, y cuando detona el chaparrón deseo que nunca más escampe.
Le pese a quien le pese.
7 comentarios:
Anda! no sabía yo de tu adicción a la poesía líquida. Aquí, una servidora, ha tenido dormida a la leona q lleva dentro todo el invierno. Ahora, con la insistencia del sol sobre el calendario, mi animal salvaje empieza a rugir, llegara a somatizar con el avance de la primavera y verano, y me vuelvo insoportable por momentos, a veces de forma insistente para infortunio de mi misma y el sufrido entorno que me tolera.
joder!¡Pero qué alegría de agua por todos lados y de gama de verdes y colores a discreción allá donde mires! el sentido de la vista se pierde en cualquier éxtasis que el campo le provoque.
Aqui llueve todo el Inverno, pero merece la pena porque cuando llega el verde es como un explosion de colores. Todo resplandece gracias a la lluvia.
Un abrazo.
Nunca te habia leido asi, tan poetico. Me gusta.
Señoras, absolutamente de acuerdo con Uds. Así ha sido el invierno en Andalucía, Oceánica, de un gris magnífico y perenne, el agua tomando caminos por los que hacía un siglo que no discurría. Lloviendo no ya sobre mojado, sino sobre anegado. Y me quedo con ganas de más ;-D
Vente pa Vitoria Isaak. Aquí te espero con las gamas de verdes, el gris magnífico peremne, el agua tomando todos los caminos, la nieve de blancanieves y un frío que nos conserva mejor que el formol.
Yo me bajo pa Córdoba, a adorar al astro generador y a ver si se me descongela el tuétano...
Por cierto, estaba preocupado por tu larga hibernación de escribiente, pero cuando sales de la osera, sales con ganas eh?
Humildemente digo croak croak croak, así me siento. No quiero mas agua.
La sinceridad me encanta pocas personas la tienen directa y tan poetica. Saludos
De acuerdo Josefo, confesaré... soy más amigo de la lluvia que del frío, pero si lo uno tiene que venir con lo otro, también me vale. Y si vieras Córdoba en estos días, apuesto a que te sentirías como en casa, empapado hasta las rodillas al salir a campo y esa gama de verdes, del olivo a la chumbera, para convertirse poco después en dehesas de encinas y monte denso de zarzas aceitosas y recios alcornocales; y ya en los aledaños de Extremadura, aún más húmeda y salpicada de lagunillas donde abrevan rebaños de ovinos y ciervos... ¡¡aaaaahhh!! ¡Andalucía imparable... hacia el barranco!
Saludos cordiales a tod@s.
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