lunes, 15 de marzo de 2010

“Tengo un Plan”.

“Tengo un Plan” aseguraba, en la obra musical “La Guerra de los Mundos”, el Artillero desarbolado al Periodista. Éste, estupefacto al principio, escucha no obstante el proyecto que el otro había ideado para poner nuevamente el mundo en marcha, con la expectativa de que efectivamente existiese un motivo para la esperanza. Dado que las diabólicas máquinas marcianas ocupaban la totalidad de la superficie del planeta y la maleza roja ya había devorado y sustituido toda vegetación, el Artillero pensó que sólo quedaba una opción: mudarse al subsuelo. Huir, en definitiva. Excavar inmensas bóvedas a muchos kilómetros de profundidad, lejos de la vista y los rayos de fuego de los marcianos, y desarrollar una nueva civilización que, algún día, pudiese disputar a los calamares extraterrestres la luz del sol. Un universo cavernoso ocupado por miles de esbeltos edificios de todo tipo y amplias avenidas, mil formas de infraestructuras entrelazadas por interminables puentes flotantes transitados por una intrincada red ferroviaria.

Bastan dos minutos, sin embargo, para que el Periodista se percate de que al Artillero se le ido totalmente la cabeza.

Lástima que en el Consejo de Ministros donde el Artillero / Zapatero expuso por primera vez su “Plan E”, no estuviese presente nuestro Periodista.

Es probable que un simple “pero a dónde crees que vas, con lo que llueve…” hubiese bastado para que, al menos los ministros, hubiesen despertado del encantamiento y resuelto una sencilla cuenta: no se trata de ocupar parados; sino de crear empleo útil y duradero, crear y abordar proyectos de forma sensata, adecuada, realista y, sobre todo, socialista.

Claro que ésto último, visto lo visto, es la auténtica ficción.

2 comentarios:

NEKA dijo...

Y admitir los fallos también.
Muchos tenemos la cabeza dentro de la tierra ya, buscando salidas.
La ciencia ficción lo que está pasando. Realidad ni la ven ni la admiten.
Saludos

Isaak dijo...

Me alegro de volver a leerte por aquí, Anita. Sobre el asunto, lo despilfarrado inútilmente por el dichoso Plan E no tiene parangón, ni perdón de ninguna clase. Emplear a la gente en una mayoría de obras que eran innecesarias. Paseos marítimos de ciudades costeras que tenía 8 o 10 años de construcción -uséase, nuevos- levantados y rehechos desde los cimientos, exactamente igual que estaban. Es de locos.
Salud.